Tráfico de influencias, denuncias por “favores sexuales” en los espacios políticos, tranzas con empresarios corruptos, malversación de fondos. Cualquiera de estas cosas podría ser relacionada a partidos tradicionales como el PJ, la Unión Cívica Radical, o el PRO. Aunque sería un error no hacerlo también con el frente que encabeza Javier Milei, quien apareció en el escenario político nacional presentándose como algo nuevo.

Milei reproduce todas las prácticas de los integrantes de la casta política, que tanto denuncia cada vez que se le presenta una oportunidad.

La Justicia está investigando las afiliaciones partidarias que sostienen a Milei por falsificación de firmas (incluso de personas fallecidas), una estratagema que habrían hecho para inflar la cantidad de adhesiones que respaldan la candidatura presidencial del libertario. La Libertad Avanza, la coalición política de Milei, todavía no cumple con los requisitos para una postulación de ese tipo. Las denuncias fueron realizadas por Silvana Beatriz Prino, responsable de certificar la autenticidad de las firmas, quien acusó a seis apoderados de conformar una asociación ilícita.

A principios de febrero, una militante de la juventud libertaria denunció que en La Libertad Avanza se les pide “favores sexuales” a las mujeres a cambio de puestos jerárquicos y se alimenta sistemáticamente el mesianismo hacia Javier Milei.

Karina Milei, hermana y asesora personal del diputado libertario, estuvo hace poco en Tandil, en el cumpleaños de Guillermo Scarcella, extitular de Aguas Bonaerenses S.A (Absa). Scarcella fue investigado por la justicia bonaerense por ejercer supuestamente como testaferro de Daniel Scioli. Durante su paso por Absa, su patrimonio se incrementó en un 2.300 por ciento.

Asimismo, Milei selló alianzas con partidos de la casta política como el Partido Demócrata de Carlos Balter, sucesor del Partido Autonomista Nacional del viejo Julio Argentino Roca, o Fuerza Republicana, de Ricardo Bussi, hijo del gobernador de facto de Tucumán bajo la dictadura de Jorge Rafael Videla.

Todo esto es lo que estuvo detrás de las crisis internas que se desarrollaron en el seno de la coalición libertaria. Muchos militantes han roto con ella.

Milei adopta los métodos clásicos de la casta política. Quiere canalizar el descontento social, que es un producto del fracaso de los gobiernos de las últimas décadas, y llegar al poder para aplicar un programa de ofensiva contra trabajadores y jubilados (privatización de la salud y la educación, y reforzamiento de la represión estatal). Milei “ataca” a la casta política, pero cuidándose de encubrir los intereses sociales que representa, es decir, los intereses capitalistas. Después de todo, es un peón de Eduardo Eurnekián, un empresario que se enriqueció gracias a concesiones del Estado, como la de Aeropuertos Argentina 2000.

El discurso mentiroso de este pichón de fascista debe ser combatido en todos los planos, como hace el Partido Obrero, cuya campaña consiste en desenmascarar el carácter antiobrero de los políticos capitalistas y en organizar la lucha para echarlos y para que gobiernen la clase obrera y la izquierda.

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