Políticas

18/4/2020

Alberto Fernández ante los reclamos de Romina Del Plá: ni una palabra sobre los despidos y los ataques al salario

Reivindicó el pago de la deuda y se hizo el distraído de los graves problemas de la salud

Ayer participamos de la reunión por videoconferencia de todos los jefes de bloque del Congreso con el presidente Alberto Fernández y el Ministro Martín Guzman.


Mientras no hay noticias de que el Congreso vuelva a funcionar para cumplir con sus funciones, continúan estas modalidades virtuales de “intercambios” con miembros del Ejecutivo, en este caso el propio Presidente, que en los hechos no tienen algún alcance resolutivo de nada, porque “el comando” continúa en manos de Fernández, por encima de todo.


 



Pago de la deuda


El contrapunto estuvo puesto en torno a la propuesta de renegociación de bonos de deuda que el gobierno había dada a conocer el día anterior.


Alberto Fernández dijo  que los acreedores no creían que la propuesta les fuera favorable, para –en la misma frase- sostener que en realidad la propuesta que hacen desde el gobierno a los bonistas “es muy accesible”. Evitó de esta manera responder la denuncia de Romina Del Plá de que se trata de un rescate de los bonos basura y de que “no estamos frente a un desendeudamiento” ni  “frente a una quita de la magnitud que se informó, ni tampoco frente a una oferta agresiva. Porque, por más que los titulares de los diarios lo intenten presentar así, que hoy la bolsa de Nueva York y los principales mercados del mundo  lo hayan tomado con bonos en alza, implican que los bonistas consideran que van a hacer un enorme negocio”.


El ministro Guzmán, a renglón seguido,  nos terminó dando la razón afirmando que “Yo efectivamente no la llamaría agresiva, la llamaría a esta oferta una oferta sostenible y responsable”.


Fernández en su respuesta a Del Plá en punto al reclamo por un desconocimiento integral de toda la deuda, fue elocuente: “Diputada, tenemos una mirada claramente distinta. Yo definitivamente soy alguien muy respetuoso de la institucionalidad del país, de los acuerdos que el país firma y del contrato internacional, y por eso nunca pensé que la cosa pasaba por patear el tablero”. Lo que no dice es que el tablero de la economía nacional va rumbo al colapso de la mano de continuar con la sangría de la deuda usuaria, en particular el tablero (y la vida) de millones de trabajadores sobre quiénes se está descargando la crisis que generaron los capitalistas.


El presidente dijo que no se podía desconocer una deuda contraída por un gobierno democrático –obviando que también van a pagar la heredada de la dictadura, como la del Club del París. Romina le había recordado que el anuncio de renegociación solo abarca al 20% de la deuda y las perspectivas explosivas sobre lo que aún se viene, como los vencimientos de mayo del Club de París. “En este marco de crisis social brutal, ¿se van a pagar? Ese es el ejemplo además de una deuda completamente usuraria”. El que respondió sobre el punto fue Guzmán, que reafirmó que el país no está condiciones de afrontar los vencimientos de deuda del Club de París ni con el FMI y que buscarán “reprogramar esa deuda para los vencimientos de los próximos años” -¿no era que lo que no se puede desconocer en la deuda contraída por las dictaduras? Lo de Alberto fue patear la pelota afuera, porque le quieren pagar centavo por centavo a organismos como el Club de París con quienes se endeudaron los Videla y compañía.


Trabajo, salario, Vivienda


Los diputados del Frente de Izquierda denunciaron con crudeza las condiciones sociales explosivas que se están agravando en cuarentena. Romina Del Plá interpeló al presidente sobre el “verdadero festival de despidos, de suspensiones con reducciones salariales”. Le recordó la propuesta que ya le habíamos elevado desde el  Partido Obrero, a inicios de la cuarentena, para prohibir despidos y suspensiones con rebaja salarial por un año, “y que efectivamente esto se cumpla porque las patronales vienen haciendo lo que se les viene en gana” –marcando los límites del DNU trucho que sacó el gobierno poco después.


Nuestra diputada reclamó que se garantice un salario y jubilación de emergencia mínimos de 30 mil pesos para todos los trabajadores que hoy no tienen ingresos; denunció que hay una “situación muy seria con la IFE”, que hay mucha gente que aún no cobró siquiera los $10.000. Y colocó la dramática situación habitacional en la que cientos de miles de trabajadores atraviesan esta pandemia, y reclamó la construcción de un plan de 100 mil viviendas “para garantizar el aislamiento en condiciones de habitabilidad” –financiados con impuestos progresivos a los capitalistas.


Sobre estos puntos, la sangría de puestos de trabajo y ataques al salario, el presidente no dijo una palabra. Ya lo habíamos constatado en la semana con la visita del ministro Moroni, no hay respuestas para los trabajadores, mientras reina la impunidad de los abusos patronales.


Otro aspecto que no fue recogido por Fernández es la denuncia sobre el avasallamiento constitucional de las potestades del Congreso, que es quien debe legislar y resolver en materia de deuda externa. Romina denunció el acuerdo de la oposición derechista de Juntos Por el Cambio que le votó al gobierno los súper poderes para negociar deuda en diciembre pasado. “Siendo junto a Nicolás Del Caño, los únicos dos diputados que hemos votado en contra, tengo toda la autoridad para decir que no corresponde” y reclamó un debate nacional.


Salud


Romina hizo eje en otro de los reclamos más apremiantes en este momento en nuestro país: la centralización del sistema de salud, más cuando a diario se multiplican graves denuncias sobre clínicas privadas que no reportan a los enfermos, la desprotección de los trabajadores de la salud, y múltiples atropellos también en los establecimientos y hospitales públicos. Reclamó la centralización en un comando único, bajo control de los trabajadores y profesionales de la salud, y un aumento presupuestario extraordinario de emergencia. Sobre el financiamiento, además del no pago de la deuda, le sugirió al Presidente que estudie el proyecto del FIT  que establece “un verdadero impuesto a las grandes fortunas: a las ganancias bancarias, a las rentas extraordinarias, a las grandes propiedades terratenientes y a las viviendas ociosas, que permitiría recaudar entre 15 mil y 20 mil millones de dólares”.


Fernández nos respondió que ya habían centralizado el sistema de salud, que “todo el sistema privado está centralizado y controlado también por el sector público”. Pero el presidente sabe bien que eso no es una centralización, porque no hay un plan que integre los recursos para atender las necesidades sanitarias. Lo que no quiere hacer el presidente es afectar el negocio privado de quienes lucran con la salud, ya que una verdadera centralización al servicio de atender las necesidades de la pandemia, implica un principio de ruptura con la administración capitalista en esta área. Las consecuencias de la falta de recursos ya se están haciendo ver, ya que en las últimas horas se multiplican los casos de infectados entre los trabajadores de la salud, a niveles altísimos incluso para países con muchos más casos en la población general. No se ha destinado el presupuesto suficiente, y la situación de colapso ya se empieza a ver cuándo aún estamos lejos de llegar al momento “pico” de la pandemia.



No más “diálogos” sin respuesta, que el congreso sesione y trate los proyectos del FIT


Como se ve, la “buena fe” que pedían desde el oficialismo para la reunión con el presidente, no tiene implicancia alguna. En lugar de visitas de funcionarios varios -sin debates en pleno, porque tienen formatos muy regimentados, donde no hay posibilidades de re-pregunta, etc.- reclamamos una sesión en regla (disponiendo los recursos técnicos necesarios para preservar la distancia social y el cuidado de los grupos de riesgo), que trate los proyectos presentado por el Frente de Izquierda.