Políticas
21/3/2022
Alimentos sin techo: los precios aumentaron 4,6% en lo que va del mes de marzo
Se espera el impacto del acuerdo con el FMI y de la guerra Rusia - Ucrania.
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Se espera que la inflación marque un nuevo récord
Según el informe que realiza la consultora LCG, durante la tercera semana del mes la canasta de alimentos relevada trepó 2,4%, para acumular en lo que va de marzo un alza de 4,6%.
Desde la consultora también remarcaron que el aumento del 7,5% que registró el rubro en el IPC de febrero “no incorporó los shocks externos que implicará la guerra en Ucrania, tanto en precios de alimentos como combustible, y los que se experimentarán en base a ajustes de tarifas y tipo de cambio debido al acuerdo con el FMI”.
Los números dan cuenta de que el salto inflacionario es enorme, y ya se espera que marque un nuevo récord.
El aumento de los alimentos escala sin techo. El salto del precio de la bolsa de harina, por ejemplo, alcanza el 100%; el capital agrario está aprovechando la suba internacional de los precios para hacer un negocio, ya que sus costos son locales, a expensas de los consumidores. Con los cereales (que son alimento de ganado) aumenta la carne, al igual que otros derivados. El aumento internacional del precio del petróleo y el gas, logra un salto del 11.5% en la nafta.
A esto se suma el recorte de subsidios, estipulado en el compromiso con el Fondo Monetario (que culminará en un tarifazo masivo), el aumento de la tasa de interés (que sostiene la bicicleta financiera, genera recesión y aumenta los costos de financiamiento para la industria), y la devaluación (que se profundiza al compás de la suba de precios).
Como se ve, el país marcha a paso redoblado a una aceleración de la debacle económica, incluida la posibilidad de una hiperinflación. Una debacle que ya arrojó a casi la mitad de la población bajo la línea de pobreza.
Mientras tanto, Alberto Fernández lanzó el fin de semana un paquete de medidas para contener la escalada inflacionaria. Entre ellas se encuentran: el famoso fideicomiso del pan, que terminará en un negociado para garantizar las ganancias siderales del capital agrario sin efecto sustancial en los precios, la creación de una especie de fideicomiso para evitar que el mayor precio internacional de comercialización del cereal se traslade a los precios internos (sin reconocer que la suba de los mismos es previa a la guerra), y el aumento a las retenciones a la harina y el aceite de soja. Estas últimas constituyen dos puntos miserables que no desacoplarán los precios internos de los precios internacionales.
A fin de cuentas, las medidas aisladas e inocuas del gobierno no deben ocultar que, en realidad, está comprometido con el plan del FMI que se vale de la inflación, entre otros recursos, para descargar el ajuste contra las masas. Sin ir más lejos, al mismo tiempo que deprime los salarios con techos paritarios y ajusta las partidas sociales con el pretexto de reducir la emisión monetaria y las expectativas de precios, utiliza la inflación para licuar el gasto público y alcanzar las metas fiscales acordadas con el Fondo.
De esta forma, son los trabajadores argentinos quienes están pagando el ajuste y las consecuencias de la crisis internacional causada por la guerra Rusia – Ucrania mientras la burguesía agroindustrial festeja ganancias récord.
Sin eufemismos, “la crisis se paga con el hambre popular”. Hay que reorganizar la economía sobre nuevas bases sociales, abrir los libros de toda la cadena de valor, someterlos al control obrero y eliminar impuestos al consumo como el IVA. Para combatir la inflación es preciso luchar por la recomposición salarial y el reclamo urgente de que el salario mínimo sea acorde a una canasta básica familiar. Romper con el FMI y repudiar la deuda usuraria son puntos centrales de este programa.
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