Políticas
24/5/2023
Ampliar límites de las tarjetas no amortigua la crisis, con costos financieros usurarios y caída del ingreso
El anuncio de Massa es una estafa.
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Imagen: José Gabriel Hernández/La Voz.
La medida de Massa para estimular el consumo es un verdadero fraude. En primer lugar, porque cada entidad bancaria puede elegir si aumentar el límite de las tarjetas de crédito que emite. A su vez, no resuelve la causa de fondo que está detrás de la caída de las ventas: el derrumbe del ingreso popular. Por último, no incentiva el uso del plástico puesto que el gobierno se encargó de aumentar los costos financieros.
Si bien el Ministerio de Economía acordó con las cámaras que nuclean a los bancos privados y públicos (Adeba y Abappra) incrementar un 30% los montos de compra en cuotas de las tarjetas de crédito, cada banco en particular puede optar si hacerlo o no según el perfil crediticio del cliente. De este modo, los trabajadores de menores ingresos no serán alcanzados por la resolución oficial.
Por otro lado, que el único anuncio del gobierno para contener la caída del consumo sea la ampliación del límite de las tarjetas de crédito revela una perfidia absoluta. Mientras se encarga de pisotear los salarios, insta a las familias trabajadoras a endeudarse cada vez más para comprar artículos de primera necesidad. Algo que ya viene ocurriendo, considerando que en el primer trimestre del año las ventas de alimentos, bebidas y productos de higiene y limpieza con el Ahora 12 aumentaron 118,7% en términos interanuales.
Esto acentúa la usura de los bancos sobre el bolsillo popular: según la consultora Politikon Chaco, los niveles de carga de servicios de la deuda de las familias equivale al 10% de la masa salarial anual. Asimismo, como los salarios muchas veces no alcanzan para saldar los resúmenes de la tarjeta, las irregularidades en los pagos alcanzan al 4,3% de la población perteneciente al segundo decil de menos ingresos.
A su vez, nada garantiza que esta ligera actualización de los montos disponibles en las tarjetas vaya a revertir la caída en el uso de las mismas, que ha llegado al 11% real en los últimos doce meses. Los costos financieros -exceptuando las compras con Ahora 12- seguirán siendo sumamente elevados, superando el 200%. Eso es el resultado de la suba constante de las tasas de referencia del Banco Central, tal como exige el FMI como vía para esterilizar la emisión monetaria mediante la colocación de Leliqs y pases, o acotarla a la hora de cubrir el déficit fiscal, reemplazándola con más deuda del Tesoro.
Con esta política, a los bancos les resulta más redituable invertir en esos instrumentos financieros que otorgar préstamos a privados. Tal es así, que el 53% de los activos de la banca está compuesto por letras del BCRA y bonos del Tesoro y solo destina el 27% de los mismos en créditos comerciales y personales. Como vemos, la bicicleta financiera que refuerza el gobierno produce efectos totalmente recesivos porque encarece tanto el financiamiento de las industrias como el de los consumidores.
Finalmente, la política fondomonetarista y propatronal del Frente de Todos desemboca en la caída del consumo, lo cual no será revertido con una mísera extensión del límite de la tarjeta, que, en pocos meses, quedará licuada con la inflación. En ese sentido, el anuncio de Massa es una estafa para encubrir sus constantes ataques al salario de la población trabajadora. Para recomponerlo, es necesario luchar por aumentos indexados a la inflación mensual y un sueldo inicial de $322.290. Debemos nacionalizar bajo control obrero el sistema financiero para terminar con la usura en beneficio de la banca y orientar el crédito al desarrollo nacional y la satisfacción de las necesidades habitacionales irresueltas.
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