Políticas

26/4/2022

Aumentan las tasas de interés del Ahora 12, a pedido de los bancos

El encarecimiento del uso de tarjetas de crédito es otro golpe al bolsillo, derivado del acuerdo con el FMI.

Se incrementan las tasas de interés de los programas Ahora 12 y 18.

La Secretaría de Comercio Interior autorizó un incremento en las tasas de interés de los programas Ahora 12 y 18 para financiar los pagos en cuotas con tarjetas de crédito, tal como venían pidiendo los bancos. Este aumento es el correlato de las subas de tasas del Banco Central, dictado por el FMI, para desincentivar la compra de dólares a partir de estimular la bicicleta financiera. Esta política sigue degradando la capacidad de consumo de la población, cuando la inflación carcome el poder adquisitivo.

A través de la Resolución 404/2022, publicada este martes en el Boletín Oficial, se determinó una tasa máxima de descuento del 11,33% para las ventas en 12 cuotas (para plazo de 60 días corridos) y del 14,73% para plazo de 10 días hábiles, mientras que para las ventas en 18 cuotas se fija una tasa máxima de descuento del 19,99% (para plazo de 60 días corridos) y de 23,56% (para plazo de 10 días hábiles).

En un contexto donde la estampida inflacionaria empuja a las familias a financiarse con créditos para acceder a productos de primera necesidad, las políticas del gobierno para cumplir con el Fondo ponen en jaque la capacidad de endeudamiento de los trabajadores. Las tarjetas de crédito y el financiamiento en cuotas son herramientas a las que recurren crecientemente no ya solo para compras excepcionales como electrodomésticos alimentos, ropa, útiles escolares, entre otros artículos elementales. El aumento de las tasas de interés eleva el precio final.

Roberto Feletti, Secretario de Comercio de la Nación, declaró que “con la incorporación de las modificaciones propuestas, la tasa de financiación prevista continúa siendo un estímulo para el impulso de las ventas de productos fabricados localmente”, cuando en realidad este incremento forma parte de una política de suba de tasas que repercute en el financiamiento de la industria, consolidando junto con las trabas a la importación una política plenamente recesiva.

Lejos de favorecer a los consumidores se restringe cada vez más la idea de adquirir un producto financiado, cuando ya los bancos venían ajustando por la vía de no actualizar los topes de endeudamiento de las tarjetas. Los salarios no llegan ni por asomo a cubrir los precios, que aumentan en forma permanente, y las cuotas se tornan como un arma de doble filo. Por eso sigue cayendo el consumo de la población, incluso en rubros considerados inelásticos como los alimentos.

Las políticas inflacionarias y recesivas se desprenden de las exigencias que impone el pacto con el FMI, donde son los trabajadores los que pagamos el costo de la crisis y el rescate de la deuda. Los trabajadores debemos intervenir para romper los techos paritarios, y arrancar salarios y jubilaciones acordes a la canasta básica. Para terminar con la especulación financiera a costa del bolsillo popular y de la economía del país es necesario nacionalizar la banca y concentrar los recursos financieros en un plan de desarrollo que contemple facilidades de financiamiento a la familias.