El impacto mundial que ha tenido la pérdida de decenas de vidas por la caída del avión que transportaba al equipo de Chapecoense ha sido un motor imparable para que salte por el aire la pudrición que se esconde detrás del “negocio del fútbol”, principal razón de que el vuelo terminara en tragedia. 

 

Mientras los directivos del fútbol derraman lágrimas por la “tragedia”, se sabe ahora que un ejecutivo de la Conmebol era propietario de la chartera que contrataba a Lamia, que su esposa es directiva de la AFA y, por lo tanto,  corresponsable del contrato para el transporte de la selección argentina a Belo Horizonte y Tinelli (y/o la directiva de San Lorenzo) rompió el contrato de vuelo del equipo que había suscripto con una aérea y contrató a la boliviana por “recomendación” de la Confederación. 

 

Empieza a levantarse el velo

 

Se supo ahora que uno de los propietarios de la empresa chartera Off Side, intermediaria entre Lamia y los clubes y las selecciones que contrataban sus servicios, es Gonzalo Belloso, director de desarrollo de la Conmebol. Y que Belloso es esposo de Carolina Cristinziano, integrante de la comisión normalizadora de la AFA, responsable de que la selección argentina contratara a esa empresa. 

 

Denuncias que muestran la corruptela en toda su dimensión: 

 

“La Conmebol tenía connivencia con Lamia. Cotizaban más barato a los clubes. Era un negocio, montaron la empresa para eso. La Conmebol la recomienda y sugiere la compañía”, dijo el piloto Jorge Polanco. 

Belloso tendría un “convenio” con la empresa para “recomendar” a los equipos a la hora de tratar los aspectos que a logística deportiva se refiere, sostuvieron en el programa de televisión Animales Sueltos.

 

La dirigencia de la Confederación Sudamericana de Fútbol tiene “turbios nexos con la empresa que fletó el chárter” que acabó en tragedia. “Los dirigentes de la Conmebol son los culpables”, dijo el ex arquero José Luis Chilavert. 

“Gonzalo Belloso es el asesor de Alejandro Domínguez (titular de la Conmebol) y esta empresa Off Side estaría detrás del contacto con la aerolínea Lamia”, indicó Chilavert y agregó que Domínguez fue el que arregló el vuelo con Lamia Corporation cuando ya había hasta un contrato con otra empresa. “Los de Chapecoense (me) contaron que Domínguez les dijo que tenía un avión para hacer el chárter”, acotó.

 

José Bolívar, dueño de Chilean Airways, dijo a radio Cardinal que, cuando firmó contrato con el San Lorenzo de Almagro, “había un pago y se canceló todo porque la Conmebol recomendó a San Lorenzo que vuelen por Lamia”. De manera por lo menos ambigua, Tinelli –vicepresidente del club de Almagro– afirmó en su programa televisivo que (en caso de ir a la final) “nosotros no íbamos a tomar ese vuelo, íbamos a ir en otro”.

 

Diligentes a la hora de “salvar el negocio”, las autoridades de la Conmebol, de las asociaciones locales y de los clubes, al igual que la mayoría de los grandes medios, escondieron todo lo que pudieron las relaciones de la chartera con los directivos del fútbol, que llevaron a que Lamia se convirtiera en “especialista” del transporte de equipos de ese deporte de todo Sudamérica.  

 

En la nota que publicamos el martes pasado sosteníamos que era imposible que tantos clubes y selecciones nacionales de la región contrataran a esta compañía trucha si no había acuerdos non sanctos con dirigentes del fútbol de los países de Sudamérica. Teníamos razón.

 

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