Políticas

10/11/2022|1657

EDITORIAL

Con la devaluación en el horizonte se agudiza la crisis política

El paro nacional y el plan de lucha están más que vigentes

El agravamiento de la crisis económica se ha colocado en el centro de la situación política

El agravamiento de la crisis económica se ha colocado en el centro de la situación política. En el centro está, sin dudas, la caída de las reservas: el Banco Central vendió en los pocos días de este mes lo mismo que en todo octubre, para evitar una disparada de la brecha cambiaria que obligue a una devaluación brusca. El desdoblamiento cambiario y la creación de varios dólares “a la carta” no permitieron recomponer las reservas del Central. Lo que entró por el dólar soja apenas alcanzó para pasar la revisión del FMI a costa de un endeudamiento en dólares a futuro y una emisión superior a los 600.000 millones de pesos. A pesar de ello, duró lo que un suspiro.

Para más, la vía de aguantar hasta la entrada de dólares por las exportaciones de granos está bloqueada por la sequía; la cosecha de trigo cayó a 14 millones de toneladas, 10 menos que lo normal, la misma cantidad que se destina a la exportación. Con la soja está pasando algo parecido: se sembró la quinta parte de lo que habitualmente está sembrado a esta altura del año y no hay visos de que la situación se modifique sustancialmente. Algunos cálculos llevan a más de 10.000 millones de dólares la caída del comercio exterior para el próximo año.

La caída de las reservas está afectando fuertemente las importaciones. El “cepo al dólar” se ha intensificado sin que se “fortalezcan” las reservas y frenando la producción industrial dependiente de insumos importados. En estos días, Nissan-Renault paralizó su planta de Córdoba por la falta de insumos y lo mismo ha sucedido con la empresa Nike, dos de los casos que han cobrado publicidad. A esto hay que sumar el alza de las tasas de interés que está haciendo inaccesible el crédito, tanto para empresas como para particulares. Las medidas que Massa va lanzando, como el “dólar regional” o créditos a tasa 0 para un sector de los perjudicados por la sequía, no resuelven la situación y aumentan los compromisos financieros del Estado.

El índice inflacionario de octubre, que se conocerá en unos días, va a enterrar la pretensión de que con estas medidas se ponga un freno a la escalada inflacionaria. Los cálculos de privados lo colocan por encima del 7% con un fuerte incremento de los alimentos, lo cual empuja los reclamos salariales de los trabajadores ocupados y de asistencia social de los desocupados o precarizados.

La campaña electoral y la crisis

El “cambio” que el PRO le reclama a Massa, en su comunicado después de su reunión del martes, es sin dudas proceder a una devaluación en regla, liberando el mercado de cambio; lo cual puede llevar la inflación a la categoría de híper, que es lo que el gobierno trata de evitar porque ya no solo asegurarían la derrota electoral del oficialismo sino además porque podrían impulsar una intervención de los trabajadores en el medio de la crisis que se lleve puesto al gobierno. Sin embargo, lo que el gobierno no quiere hacer lo puede hacer el mercado.

La gran pregunta es si existen los “recursos políticos” frente a esta situación. La reunión del PRO buscó frenar la escalada de violencia en el enfrentamiento entre las cabezas del partido, en el mismo sentido actuó una reunión por zoom de los dirigentes de Juntos por el Cambio. Las divergencias no auguran éxito a la tregua acordada porque consisten en problemas sensibles: con qué política proceder frente a las exigencias del FMI y quién se queda con las cabezas de las listas. La oposición pretende que Massa haga el trabajo sucio y no aparecer comprometida con un ataque, que comparte, al conjunto de la población trabajadora.

La agudización de la crisis económica y las evidencias de que el “plan Massa” no alcanza para llegar a octubre del año que viene están provocando la disgregación en los hechos en la coalición oficialista. El fallido intento de suspender las Paso complica las pretensiones de Cristina Fernández de ser la armadora de la lista del peronismo; lo que apuntala la tendencia a salvarse por la propia, sobre todo de los gobernadores (que hacen su juego, desoyendo el pedido de no adelantar elecciones); de los ministros que vuelven a sus territorios para atornillarse en las intendencias. Para el kirchnerismo, retener la provincia de Buenos Aires se ha convertido en un objetivo estratégico.

La crisis económica agudiza la crisis política pero en el peronismo nadie cuestiona a Massa, han atado su suerte al hombre de la embajada.

La dispersión y crisis de las dos principales fuerzas plantean una suerte de despolarización electoral, de la cual en principio la derecha con Milei está sacando un gran provecho, explotando el hartazgo de la población frente al hundimiento de las condiciones de vida y la ausencia de una salida a la vista.

Además, la intervención de los trabajadores que se hizo sentir fuertemente con la huelga del Sutna, con las luchas docentes (tanto en las provincias como las universidades), la extraordinaria lucha de la salud de los residentes y concurrentes de la Ciudad de Buenos Aires, que ha provocado una rebelión en la Salud del Amba y la inquebrantable acción de la Unidad Piquetera impidiendo el recorte de la asistencia social, son indicios de una tendencia fuerte a la lucha.

Hay un temor a un desborde que explica el apoyo que el imperialismo yanqui y europeo ofrecen a Massa y que se hizo palmario con la rapidez con que le concedieron algunos importantes reclamos (reducción de la leonina tasa de interés acordada por Kicillof en 2014) para llegar a un acuerdo en la renegociación de la deuda con el Club de París. Una desestabilización de la situación argentina con una fuerte intervención popular no es el mejor escenario en el patio trasero del imperialismo cuando este tiene por delante nada menos que una guerra.

La izquierda y la crisis

Aunque los “tiempos electorales” están en marcha, las elecciones están muy lejos porque en el medio hay que atravesar el desarrollo de la crisis. El tema central para la izquierda es cómo nos preparamos para ello.

Lo primero es impulsar fuertemente la lucha de los trabajadores, apoyar las iniciativas que surjan de las asambleas, los cuerpos de delegados, los sindicatos recuperados. Desenvolver una fuerte campaña por un paro nacional y un plan de lucha en defensa de las reivindicaciones obreras. Actuar fuertemente por la independencia política y la expulsión de la burocracia de los sindicatos para colocarlos al servicio de la lucha de los trabajadores. Lo segundo es, sobre la base de la intervención en la lucha, de la movilización popular frente a la crisis, impulsar los planteos socialistas que ayuden a la ruptura de los trabajadores con el peronismo y lo superen. Lanzar candidatos anticipadamente como hizo el PTS en junio o ahora el MST con una candidata “ecologista”, colocar a las Paso que organiza el Estado como la vía de resolver la intervención electoral del FIT-U, es darles la espalda a las necesidades de los trabajadores y del activismo que se esfuerza por llevar los reclamos y las luchas al éxito. Pero además es colocar la campaña del FIT-U en función del progreso electoral al margen de la evolución de los trabajadores en el curso de la intervención en una crisis que puede alterar fuertemente el cuadro político.

Como sostenemos en la Carta abierta que les hemos enviado a los compañeros del FIT-U para convocar a un congreso para febrero o marzo: “No queremos que el FIT-U sea la pata izquierda de un régimen democrático decadente, sino la fuerza política que se proponga derribar ese régimen para que gobiernen los trabajadores. Si este es el objetivo de todos, actuemos en consecuencia”.