Mientras se desarrollaba una masiva movilización de miles de trabajadores desocupados y un acampe que cubría cerca de diez cuadras del centro cordobés, el Indec daba a conocer los índices de pobreza e indigencia, que en el caso de Córdoba vienen siendo superiores a los niveles nacionales desde hace años. La conmoción política que generó la lucha del Polo Obrero y la Unidad Piquetera, está íntimamente ligada a la grave situación de miseria social que atraviesa la provincia, porque es la única respuesta que se da a la cuestión de la pobreza.

Para el segundo semestre de 2021, el Indec calcula la pobreza en el Gran Córdoba en el 40,4% de la población, unas 636 mil personas; mientras que la indigencia se sitúa en el 7,5% de la población, que representa unas 117 mil personas. En Río Cuarto, el otro conglomerado urbano que mide el Indec, la pobreza se sitúa en el 39,9% y la indigencia en el 4,4%. La proyección de pobreza para el total de la población cordobesa se ubica en un millón y medio de personas, con un cálculo estimado de que en la provincia viven tres millones setecientas mil personas.

Cuando se conocieron los índices, desde el gobierno provincial manifestaron que con los planes sociales provinciales, la pobreza retrocedía dos puntos porcentuales y que viene decreciendo. Pero la realidad marca que la pobreza del 40% azota a la población desde antes de la pandemia. En el segundo semestre de 2019, la pobreza alcanzó el 37,4% en el Gran Córdoba y en el primer semestre de 2020 llegó al 40,7%. Ya en plena pandemia, la pobreza subió al 40,8% en el segundo semestre de 2020, al 46,6% en el primer semestre de 2021 y ahora está en el 40,4%.

El arrastre por años de esta situación que tiende a agravarse de la mano del pacto con el FMI, es provocado por el gobierno nacional, y también por el gobierno de Juan Schiaretti que aborda la cuestión de forma puramente asistencial y de manera insuficiente; siempre para ocultar su responsabilidad en esta crisis social y en las causas que producen esa pobreza que están especialmente ligadas a la desocupación, la precarización laboral y el ajuste que se viene aplicando en los salarios.

Incluso los planes sociales de Schiaretti están muy por detrás de la asistencia miserable que otorga el gobierno nacional, por medio principalmente de los planes Potenciar Trabajo, AUH (Asignación Universal por Hijo) y tarjeta alimentaria. En un reciente informe oficial se plantea el exabrupto de que el 85% de la población pobre está alcanzada por un plan social provincial “no monetario”. Para llegar a ese cálculo absurdo, Schiaretti cuenta los 312 mil beneficiarios del Paicor, 252 mil niñas y niños que reciben leche y 16 mil que asisten a las salas cuna; las 250 mil personas que acceden al Boleto Educativo Gratuito y otros boletos subsidiados; las 168 mil personas que tienen algún subsidio en los servicios de luz agua y gas… o en el impuesto inmobiliario. Y 45 mil personas que acceden a una tarjeta social ínfima. Para Schiaretti hay cobertura social con un poco de leche o un boleto de transporte o un plato de comida, que muchas veces lo recibe la misma persona y ni siquiera así puede salir de la situación de indigente.

Córdoba es una provincia con mucha riqueza, principalmente en la actividad agrícola-ganadera pero también con una importante industria, incluso automotriz, y un desarrollo turístico e inmobiliario que ha ido creciendo intensamente en los últimos años. Solo para dar un ejemplo, hay que decir que las últimas cosechas en la provincia vienen superando las 35/40 millones de toneladas anuales que representan unos 13 mil millones de dólares. Al servicio de toda esa clase capitalista, el gobierno impone una política que hunde a la población trabajadora en la pobreza.

La lucha piquetera por trabajo genuino, por el aumento salarial, por el seguro al desocupado y la universalización de los planes sociales es la única respuesta y la única propuesta que se ha hecho a esta calamidad social. El método de acción directa y el programa desplegado marcan el camino a la clase trabajadora. Las tareas son: a reforzar con todo esa lucha, y a levantar sobre ella una salida de los trabajadores a la crisis.

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