Políticas
2/11/2021
Córdoba: el vaciamiento del transporte urbano y sus consecuencias
Largas esperas, unidades sin mantenimiento y subsidios manejados por las empresas sin ningún control.
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Vecinxs de diferentes barrios de la ciudad de Córdoba vienen manifestando su bronca por las largas esperas para poder tomarse el colectivo. Si bien Ersa es la empresa que más perjuicio le causa a miles de usuarixs, las demás también presentan claros problemas respecto a las frecuencias. Así, amplias zonas de la ciudad tienen solo una línea de colectivos, cuyas unidades deben esperarse entre 30 a 45 minutos.
Los problemas en la prestación del servicio son continuos. Lxs trabajadores de la empresa Ersa, a su vez, vienen denunciando que es imposible circular con unidades que no están en condiciones por falta de mantenimiento. Esta situación es un claro riesgo, tanto para lxs choferes como lxs usuarios. Además, el elevado costo del boleto y los fondos públicos que reciben las empresas en concepto de subsidios, no se ven reflejados en el servicio. Así las cosas, las responsabilidades empresariales y del poder político sobre un transporte público deteriorado quedan al descubierto.
Prensa Obrera dialogó con trabajadores de la empresa Ersa, que manifestaron que la empresa está “dibujando las planillas de salida”, porque “la realidad no tiene nada que ver con lo que se informa”. También manifestaron que “faltan unidades”, y que hace meses que la situación viene “de mal en peor”.
La concejala del FIT, Cintia Frencia, exigió la suspensión de la concesión a la empresa Ersa en el Concejo Deliberante. Pero la iniciativa viene siendo cajoneada por el PJ y por la oposición patronal de conjunto, lo que da cuenta de que todos los que gobernaron la ciudad de Córdoba defienden los intereses de los mismos capitalistas del transporte.
El pasado 28 de octubre la municipalidad simplemente intimó a la empresa a que “mejore el servicio”, y así Ersa continúa al frente de recorridos que dio sobradas muestras de no poder garantizar. Sin embargo, en campaña electoral, el intendente Martin Llaryora aseveró que lxs cordobeses tienen que votar a la lista del PJ provincial por el servicio de colectivos: una impostura.
La circulación, de hecho, se da casi exclusivamente por los subsidios estatales. Esos fondos se utilizan esencialmente para el pago de los salarios y el combustible. Dicho de otra manera, el transporte gestionado por grupos empresarios es sostenidos con los aportes de lxs contribuyentes, mientras las patronales sostienen un nutrido negociado a base de vaciar un servicio elemental como lo es el transporte público.
Este vaciamiento y falta de inversión del sistema de transporte se expresa en un claro y constante deterioro de la flota. Por eso no hay colectivos en condiciones para cumplir con las frecuencias. Cabe tener en cuenta que se estipula que debe renovarse el 10% de la flota por año, aunque según La Voz “en 2019 ya no eran ni la mitad de esa cifra”.
Además, hay zonas de la ciudad que se fueron extendiendo y que sin embargo no cuentan con las líneas ni las frecuencias necesarias para respaldar esa extensión. Es el caso de la línea 16,17, 51, 80 y 85, solo por mencionar ejemplos de recorridos que pertenecen a diferentes empresas. Lxs vecinxs organizados con el Polo Obrero vienen reclamando una mejora del sistema de transporte de manera sistemática, que llegó al punto de no poder garantizar ni una parada de colectivos.
En este marco, la polémica alrededor de los subsidios del Estado entre el PJ provincial y el kirchnerismo no pasa de discursos tendientes a entrampar a la población, puesto que la esencia del problema radicaría en el “costo empresario”. Los capitalistas manejan los subsidios a discreción, sin ningún tipo de control; un hecho que se sostiene a pesar de la ausencia de inversiones y el estado deplorable del sistema de transporte. La complicidad política es evidente.
Este problema expresa cada día nuevos capítulos de una crisis estructural que requiere una salida de fondo. Desde el Partido Obrero y el FIT proponemos la íntegra nacionalización del transporte público bajo el control de sus trabajadorxs y lxs usuarixs. La gestión privada del servicio mostró toda su ineficacia y su parasitismo, con la clara complicidad de los gobiernos de turno. Enfrentemos el vaciamiento del transporte y sus implicancias con la izquierda.
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