Políticas

29/10/2021

Desdoblamiento cambiario: los turistas extranjeros podrán cambiar sus dólares al precio del dólar “Bolsa”

Una devaluación encubierta.

Las presiones sobre el tipo de cambio están al rojo vivo, y, mientras el gobierno promete que no devaluará de manera abrupta, el Banco Central habilita en los hechos un desdoblamiento cambiario al permitirle a los turistas extranjeros cambiar dólares al valor del dólar MEP, que hoy llega a los $179, a diferencia del oficial, cuya cotización se encuentra en los $105 para la venta.

La medida entrará en vigencia a partir del 1° de noviembre, fecha en la cual se reabren completamente las fronteras del país. De este modo, las personas que residen en el exterior podrán abrirse una cuenta bimonetaria en Argentina para girar allí hasta USD 5.000 y cambiarlos a pesos al precio del dólar financiero conocido como dólar Bolsa o MEP. El objetivo es desalentar que los turistas foráneos se vuelquen al mercado informal y suba más aún la cotización del dólar blue, el cual escaló a los $198. A su vez, la iniciativa busca que las divisas provenientes de turismo se sumen a las raídas reservas del Banco Central, en lugar de quedar por fuera del sistema bancario.


Esta disposición de ninguna manera colabora en reducir la brecha cambiaria existente revalorizando la moneda local, por el contrario, apunta a un desdoblamiento cambiario, lo que no es otra cosa que una devaluación encubierta. Finalmente, como se puso de manifiesto en la gira oficial por EE.UU, el propio FMI reclama el achicamiento de la brecha cambiaria en el país por la vía devaluatoria. El gobierno, por su parte, apostó todo este tiempo a una devaluación más lenta (menor al 20% interanual), por debajo del índice de inflación -aún así no alcanzó para contener el alza en los precios-, a sabiendas del desmadre inflacionario que ocasionaría una devaluación abrupta, echando leña al fuego del descontento popular y ejerciendo una fuerte presión sobre las tarifas de los servicios públicos.

Ahora bien, el FMI ve con preocupación cómo se evaporan las reservas de Argentina en intentar que el valor de los tipos de cambio paralelos no se disparen y generen mayor presión devaluatoria. El Banco Central ha dilapidado prácticamente todo el superávit comercial obtenido en los primeros nueve meses del año (fruto del “boom” exportador apalancado por los altos precios internacionales de las commodities), malvendiendo dólares para recomprar títulos en la Bolsa y contener así la cotización tanto del dólar Contado con Liquidación como del dólar MEP, muy demandados por los capitalistas en las operaciones financieras ya que constituyen una vía “legal” para sortear el cepo cambiario y fugar divisas al exterior. En definitiva, al Fondo le interesa que el gobierno tenga los dólares disponibles para seguir afrontando los pagos de vencimientos de deuda que tiene por delante.

Como vemos, el telón de fondo de esta encerrona es la constante fuga de divisas a manos de los capitalistas a través de distintos mecanismos. A la compra de dólares financieros debemos sumarle prácticas como la subfacturación de exportaciones y la sobrefacturación de importaciones, y, sin dudas, el pago sistemático de vencimientos de duda. En ese sentido, el oficialismo lleva gastados desde que asumió casi USD 4.000 millones en compromisos con el FMI, y, en diciembre le abonará al organismo otros USD 1.800 millones. El cepo cambiario se ha mostrado infructuoso para detener una sangría de esta magnitud, que retrata a todas luces el parasitismo de la clase capitalista, bajo el amparo de todos los gobiernos.


Esta política inviable hace que la gestión de Alberto Fernández oscile entre el endurecimiento de las restricciones cambiarias, para intentar contener el evidente derrumbe de las reservas, y la flexibilización de las mismas debido a las contradicciones que generan. Sin ir más lejos, se acaba de levantar el cepo al pago por adelantado de las importaciones, a pedido de las grandes patronales importadoras. A su vez, el gobierno autorizó recientemente cierta libertad cambiaria a las ramas de exportación que amplíen su unidad de negocios, en función de congraciarse con el sector de la economía que es “fuente de divisas”, fundamentales en su orientación de repago de la deuda. Medidas, que, por otra parte, acentuarán la caída de reservas del Banco Central.

Por otro lado, es necesario poner de relieve que se flexibiliza el cepo en beneficio de las empresas, y ahora para el turismo internacional, pero se mantiene inamovible para la población trabajadora que quiere acceder al dólar ahorro, mientras ve cómo sus ingresos son corroídos día tras día ante el avance de la inflación.

Los grandes perjudicados por estas inconsistencias del rumbo económico somos los trabajadores, sobre quienes se descarga el peso de la quiebra nacional. Padecemos tanto los efectos inflacionarios de la brecha cambiaria actual y de la estampida de dólares al servicio de controlar el tipo de cambio, como las consecuencias recesivas del cepo. Asimismo, seremos nosotros los más afectados por la escalada inflacionaria que traerá aparejado una posible devaluación, por el drenaje de divisas que implicará el cronograma de pagos al FMI y por el ajuste que exige el Fondo para arribar a un acuerdo.

Para no pagar más los platos rotos de este régimen de saqueo, necesitamos terminar con la fuga de capitales a partir de nacionalizar bajo control obrero la banca y el comercio exterior, y recapitalizar el Banco Central rompiendo con el FMI y repudiando la deuda usuraria. Los recursos nacionales deben ser utilizados en el desarrollo productivo y en la satisfacción de las necesidades populares, de esta forma, daremos paso a una salida a la crisis en términos positivos.

 

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