Políticas
23/5/2025
Desvío de fondos, motosierra y agronegocio detrás de las inundaciones en el Gran Buenos Aires
Paralización de obra pública y sojización, nos hunden para pagarle al FMI.

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Desviaron millones de dólares asignados a obra hídrica.
Las inundaciones en el Gran Buenos Aires son otra postal brutal de quiénes pagamos las consecuencias de la motosierra que impone el gobierno nacional para cumplir con el Fondo Monetario Internacional. No se trata de un fenómeno natural, sino de una consecuencia directa del ajuste fiscal en obra pública, de la promoción del agronegocio y de una política que prioriza el pago de la deuda por encima de las condiciones de vida de la población.
Un ejemplo de esto es el desvío del Fondo Fiduciario de Infraestructura Hídrica que por asignación específica debería financiar obras que eviten inundaciones. Durante el primer año del gobierno de Milei el fideicomiso recaudó 98.538 millones de pesos -provenientes principalmente de una tasa sobre los combustibles que pagamos los trabajadores- y sin embargo para fines de 2024 todavía tenía 85.129 millones de pesos sin ejecutar: es decir, se subejecutó en un 86%.
Pasando en limpio: Milei tenía unos 75 millones de dólares asignados a obras que decidió no hacer. Estos fondos son manejados por el gobierno a discreción, sin rendir cuentas, y claramente sin realizar las obras para las que fueron concebidos. Creado en 2001 después de una desastrosa inundación en la cuenca del Río Salado, ya en 2006 el gobierno de Kirchner amplió por ley las áreas que podían financiarse con ese fondo y desde 2018 bajo la presidencia de Macri que dejó de publicarse su utilización.
Así es como el Plan Maestro de la Cuenca del Salado que lleva 30 años sin concluirse, a pesar del sucesivo endeudamiento externo de los gobiernos nacionales y bonaerenses con ese pretexto. Este río atraviesa la provincia de Buenos Aires desde Santa Fe hasta la Bahía de Samborombón, y fue nuevamente centro del desastre que dejó a miles de familias trabajadoras evacuadas, gracias a que ni siquiera se continúa el dragado en amplias zonas.
Milei y Caputo anunciaron su voluntad de liquidar los fondos fiduciarios, pero vemos que los siguen usando como cajas negras igual todos los gobiernos anteriores. Eliminar este Fondo Hídrico quitaría la excusa para seguir extrayendo dinero mediante la tasa extra que se cobra sobre impuestos a los combustibles.
Mientras se roba los recursos destinados a financiar obras públicas necesarias, el gobierno de Milei beneficia a las grandes patronales agrarias con rebajas en retenciones y Kicillof perpetúa un esquema impositivo a medida de los grandes terratenientes que pagan chirolas por el inmobiliario rural. Así promueven la expansión de los agronegocios y en particular del cultivo de soja, que impermeabiliza los suelos reduciendo la capacidad de absorción del agua; sumado a los canales clandestinos en los campos que terminan ocasionando el desborde de canales, arroyos y ríos, agravando las inundaciones.
Lo que se vivió otra vez en el Gran Buenos Aires no es una tragedia derivada un fenómeno climático. Es una consecuencia directa del ajuste pactado con el FMI y de la orientación de todos los que desde hace décadas gobiernan para los grandes terratenientes, los bancos y los especuladores.

