Políticas
16/1/2025
Diez años de la muerte de Nisman y una historia de “servicios serviles” al imperialismo
Una trama de impunidad y de continuidad de un régimen de espionaje contra los trabajadores.
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Alberto Nisman
El próximo sábado 18 se cumplen 10 años de la muerte del fiscal Alberto Nisman, quien se encontraba a cargo de la investigación de la causa Amia. Su muerte revela una trama de operaciones y contraoperaciones de la inteligencia argentina e internacional para conservar la impunidad y la oscuridad respecto al atentado en la Amia y las responsabilidades políticas locales e internacionales. Así como puso de manifiesto la naturaleza servil y antiobrera de los servicios de inteligencia bajo distintos gobiernos.
La sospechosa muerte del fiscal Nisman, en su departamento la noche del 18 de enero del 2015, tuvo lugar en medio de los virajes de la investigación de la causa Amia, producto de los cambios y alteraciones de la política internacional y la orientación fijada desde los Estados Unidos.
El gobierno nacional de Cristina Kirchner había emprendido la política del Memorándum de Entendimiento con Irán, en línea con el giro de la política exterior norteamericana en Medio Oriente, en cabeza del entonces presidente Barack Obama, con el acuerdo nuclear con Irán.
Néstor Kirchner ya había avanzado en la línea de abandonar la investigación sobre la “conexión local” del atentado, orquestada por los servicios de inteligencia y el propio Estado, cuando definió a la voladura de la Amia como “un ataque a la soberanía de la Nación”, colocando al Estado como “víctima” y no como responsable.
Nisman desenvolvía el nuevo (viejo) libreto del establishment norteamericano, insistiendo nuevamente sobre la línea de la “pista iraní”, cuando cambiaron las relaciones internacionales entre Washington y Terán, poniendo de manifiesto la servilidad de la Justicia argentina respecto al imperialismo norteamericano.
En esta trama también jugó fuerte la propia interna en los servicios de inteligencia: el operador en las tinieblas, Jaime Stiuso, venía de ser desplazado por la disolución de la vieja Side y la creación de la AFI kirchnerista, y con la inteligencia paralela creada con la designación de César Milani al frente del Ejército Argentino, con la doctrina de “Seguridad Democrática” que se proponía continuar con las prácticas de espionaje y represión sobre los trabajadores, bajo nuevas formas.
Nisman terminó siendo víctima de este entramado putrefacto propio de las operaciones del llamado “sótano de la democracia”, en un proceso que lejos de buscar la verdad sobre el atentado a la Amia solo buscaba reorientar la investigación para realinear los “intereses de la Nación” con la política internacional norteamericana. En el proceso, el kirchnerismo promovió la Ley Antiterrorista, como “muestra de voluntad” hacia los Estados Unidos: un recurso celebrado por la derecha del país contra los trabajadores y sus organizaciones de lucha.
Todos estos antecedentes no importaron para que Milei vuelva a empoderar a la vieja Side menemista, disolviendo el fracaso de la AFI para volver sin atenuantes a los hombres de Stiuso y a viejos represores conocidos como el defensor de los genocidas Juan Bautista “Tata” Yofre.
Los servicios de inteligencia en nuestro país han funcionado históricamente como una oficina directa del capital internacional y las grandes potencias imperialistas, operando contra los trabajadores y la población en general. La muerte de Nisman pone de manifiesto esta trama de intereses contrarios a los de las mayorías populares y deja planteada la necesidad de proceder a su disolución completa.
El esclarecimiento de la muerte de Nisman y los sucesos de la Amia solo son posibles con la apertura de los archivos de los servicios de inteligencia, algo incompatible con la orientación encubridora de Milei, quien pese a respaldar a los operadores y cómplices del atentado a la Amia acaba de ser galardonado con el “Premio Nobel Judío”, dando cuenta del respaldo de esta orientación por parte del sionismo y la derecha israelí.
Esta tarea demanda de la lucha contra el gobierno y contra el Estado capitalista que estructura su Justicia y sus funcionarios para preservar los intereses de una minoría explotadora contra el conjunto de la población.