Políticas

27/7/2022

Dólar soja: un premio al capital agrario que especula con la devaluación

Es improbable que sirva para revertir el acopio de granos.

Silobolsas donde se acopian granos.

El Banco Central habilitó un régimen cambiario especial para los productores de soja, con el objetivo de incentivarlos a que liquiden la cosecha retenida. A partir de ahora, el 70% de las ventas podrá dejarse en depósitos ajustados al dólar y el otro 30% utilizarse en la compra de dólares a la cotización oficial, sumándole el impuesto País y el adelanto de ganancias. El gobierno responde al chantaje del capital agrario con nuevas concesiones que le suman presión al tipo de cambio y a las reservas.

Recordemos que los productores de soja tienen en sus silobolsas aproximadamente 30 millones de toneladas sin comercializar por el equivalente a USD 18 mil millones, a la espera de una devaluación. Además de especular con la brecha cambiaria a costa de las reservas, el sector exige una rebaja en las retenciones. Como las medidas oficiales no se adecúan exactamente a esos reclamos, trascendieron declaraciones de referentes de la Sociedad Rural manifestando su disconformidad.

Se trata de un “premio” a los sojeros que liquiden hasta el 31 de agosto, dejando en ridículo las advertencias de Alberto Fernández, quien exclamó “no me van a torcer el brazo“. Los mismos que extorsionan para conseguir una devaluación que golpeará de lleno a los trabajadores, paladines del contrabando mediante el cual fugan divisas y evaden impuestos. A todas luces, los reclamos de la clase capitalista son los únicos audibles para el gobierno, mientras le da la espalda a las reivindicaciones más sentidas del movimiento obrero ocupado y desocupado que sale a la calles.

De todas maneras, es probable que la iniciativa no logre combatir el acopio de granos ya que las expectativas de devaluación son muy fuertes. La creciente demanda de instrumentos con cobertura cambiaria, como los contratos de dólar a futuro o los bonos “dollar linked”, y la languidez de las reservas del Banco Central dan cuenta de ello. A su vez, el agro ya estaba habilitado a realizar un depósito a plazo fijo ajustado por el tipo de cambio oficial, sin embargo, no funcionaba como estímulo para liquidar la cosecha dado que los productores pueden valorizar sus cultivos sin la necesidad de vender puesto que el poroto de soja es un activo dolarizado.

Ahora bien, el nuevo depósito atado al dólar ofrece liquidez inmediata, ya que todos los días paga de acuerdo a las modificaciones del tipo de cambio oficial. No obstante, los productores preferirán apalancarse tomando deuda en pesos, en un cuadro de tasas negativas (por debajo de la inflación), y seguir reteniendo granos en función reforzar la presión devaluatoria. Cuentan con la espalda económica para seguir especulando, lo muestra el hecho de que aceptaran perderse los precios récord de junio, esperando recuperar ese margen con una eventual devaluación. Es un negocio donde el 70% de la producción de soja recae en el 20% de los productores.

A su vez, las disposiciones gubernamentales suscitarán demandas de otros sectores exportadores que también quieren contar con una mayor disponibilidad de divisas y liquidar a un dólar más caro. Sin ir más lejos, el titular de Industriales Pymes Argentinos (IPA), Daniel Rosato, ya salió a cuestionar las nuevas prebendas al campo, reclamando un trato equitativo para la industria. Así las cosas, se corre el riesgo de que se produzca un “efecto dominó” de desdoblamientos cambiarios, lo cual sería una devaluación en los hechos.

Por otra parte, que se amplíe el acceso de las patronales agrarias al dólar oficial, en lugar de contribuir a robustecer las reservas, puede provocar el efecto contrario y acentuar el drenaje. Además, es una invitación a que el sector adquiera esos dólares más baratos y los venda en el mercado de cambio paralelo a un precio más alto, lo cual agrandaría la brecha cambiaria y la necesidad del Banco Central de contenerla malvendiendo divisas.

Asimismo, el ajuste diario de los depósitos atados al dólar oficial adelanta los efectos alcistas que tendría la devaluación sobre los precios locales. Como sabemos, los exportadores buscan replicar en el mercado interno los mismos beneficios que obtienen vendiendo sus productos al exterior, y, por lo tanto, trasladan los precios.

Finalmente, esta resolución destinada al fracaso es el reflejo de un gobierno completamente acorralado. Por un lado, es incapaz de confrontar con el capital agrario y sus prácticas especulativas, puesto que depende de las divisas que genera el sector para arrimarse a la meta de acumulación de reservas pactada con el FMI, y, en su lugar, busca persuadirlo concediéndole nuevos incentivos. Al mismo tiempo, no rebaja las retenciones ya que eso chocaría con las metas fiscales del Fondo. Pero tampoco decreta directamente la devaluación de la moneda, consciente de los efectos explosivos que tendría sobre la inflación y las tarifas, agravando el descontento popular.

Para revertir el acopio de los sojeros es preciso tomar medidas de fondo, como centralizar y someter al control obrero y popular la tierra y todo el complejo agroexportador. Al mismo tiempo, es fundamental derribar el acuerdo ruinoso con el FMI ganando las calles, peleando por un paro nacional y un plan de lucha decidido por nuestras condiciones de vida. La única forma que tenemos los trabajadores de “torcerle el brazo” al ajuste del gobierno para que la crisis la paguen los capitalistas.

 

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