Políticas

11/12/2025

El 2,5% de inflación en noviembre refuta los versos de Milei

¿Por qué los precios suben a pesar de la caída del consumo, el cierre de empresas, la motosierra fiscal y la bicicleta financiera?

Un fracaso que quieren que paguemos los trabajadores.

El IPC de noviembre arrojó un 2,5% para noviembre, consolidando una aceleración. El rubro que lideró los aumentos fue "vivienda y servicios públicos" (3,4%), influido por los tarifazos que el gobierno promete agravar en los próximos meses. Incluso la categoría "alimentos y bebidas" (2,8%) estuvo arriba de la media general, por lo que la capacidad de consumo popular sigue perdiendo. Lo que menos aumentó fue "vestimenta y calzado" (0,5%), que no deja de subir ni siquiera en medio de la caída en las ventas, los cierres en masa de textiles y los cientos de despidos en el sector. Esto cuando crece la presión por una nueva devaluación. El fracaso de la desinflación pinta de fondo al gobierno de Milei.

En primer lugar, refuta que poner un ancla a los salarios sirva para "desindexar la economía". El gobierno remplazó las paritarias por una imposición forzada de techos salariales. La pérdida de poder de compra de los trabajadores -mayor a las estadísticas, porque el encarecimiento de los servicios fue por encima del IPC- llevó a una caída generalizada del consumo y una recesión, pero sin que se revierta la tendencia a la permanente suba de precios. Una vez más, el problema no era el "costo laboral". Ahora los alimentos van a seguir subiendo a pesar que la gente ya no pueda comer lo mismo que antes, porque el gobierno rebaja los aranceles para que se exporte la carne, granos, harina y aceite que no podemos consumir acá.

Otra refutación es al verso de que la suba de precios se resolvía aplicando una motosierra en el Estado con el despido de trabajadores, el robo a los jubilados, el vaciamiento de hospitales, desfinanciamiento de la educación y el fin de la obra pública. También desmiente el fraude de la inflación como "un fenómeno puramente monetario" que se terminaba retirando pesos de circulación, política que terminó en un desmadre financiero con tasas de interés demenciales que paralizaron la economía y multiplicaron la cantidad de familias que no puede pagar sus deudas (los bancos dicen que una de cada diez tiene moras en la tarjeta de crédito).

De hecho, una cosa y la otra están relacionadas. El ajuste al pueblo se va a perpetuar, con un nuevo esquema de tarifas de luz y gas, justamente para seguir pagando la timba financiera y las rebajas impositivas a las patronales. Más aún, si se contaran los intereses que se van capitalizando no siquiera habría ningún superávit fiscal. La motosierra no es una política de estabilización, es una confiscación a los trabajadores para honrar al capital financiero.

Además, noviembre fue un mes catalogado de "paz cambiaria". La afirmación es técnicamente indiscutible, pero políticamente falsa. En ese mes el gobierno fue salvado por Bessent, que en lugar de llevarse los dólares del rescate electoral activó el swap; hubo un ingreso récord de divisas por créditos externos de parte de provincias y algunas grandes empresas; y así y todo siguieron cayendo las reservas. Ahora que el gobierno tiene una crisis con el pago del vencimiento de deuda externa de enero, la devaluación ya no solo la piden industriales y sojeros sino también el FMI y Wall Street.

La desvalorización permanente del peso, en definitiva, ilustra el saqueo capitalista de la Argentina. El del gobierno que remata los dólares para intentar pagar una deuda externa fraudulenta e impagable, y el de los capitalistas que desinvierten y fugan sus ganancias al exterior. Nada de esto se va a resolver con la reforma laboral esclavista.

Derrotar al gobierno de Milei es un asunto urgente.

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