Alberto Fernández anunció este martes en Casa Rosada el acuerdo alcanzado por el gobierno nacional con las Cámaras de Laboratorios para mantener los precios de medicamentos por debajo de la inflación, durante 60 días.

Esta medida se da en el marco en que casi un 60% de los medicamentos más vendidos quedaron por encima del IPC de mayo, según un estudio realizado por la Unión Argentina de Salud (UAS). Además, solo en el quinto mes del año, los equipos de salud y remedios subieron un 6,1%, es decir un punto por encima de la suba de precios de ese mes.

El nuevo secretario de Comercio, Martín Pollera, anunció el acuerdo alcanzado con las Cámaras de Laboratorios de Argentina para “mantener una trayectoria de precios donde los precios nunca van a estar por encima de la inflación, sino que se van a mantener un punto al menos por debajo del IPC del mes anterior”-pero solo por 60 días. Una medida inocua, que marca el paso en el mismo lugar de lo que se viene haciendo desde que asumió este gobierno, y que no sirvió para nada. Los laboratorios no cesaron los aumentos siquiera con el “congelamiento”, encontrando los mecanismos para sortear la restricción y remarcando todos los precios, mientras los salarios y las jubilaciones corren por detrás.

Durante la pandemia, el gobierno tomó otras medidas de “control de precios”, que fracasaron. Cada uno de los incrementos fue convalidado luego por el Estado nacional, mostrando una regulación para mantener el lucro de la salud y colocar la ganancia y especulación capitalista como prioridad para el “gobierno de los laboratorios”.

Las tres principales empresas son Richmond, Investi Farma (Roemmers) y laboratorios Fabra, quienes también fueron partícipes de las licitaciones del 2020. Richmond es la empresa de Marcelo Filgueiras, encargado de la fabricación de vacunas Sputnik V en Argentina, negocio multimillonario propiciado por el gobierno nacional. Por su parte, Roemmers se destaca por ser el dueño de la segunda empresa líder en fabricación de medicamentos en Latinoamérica y ocupar el puesto N°5 en la lista Forbes de empresarios y familias más ricas de Argentina, además de ser sumamente allegado a Alberto Fernández (Prensa Obrera, 3/8/21).

Esa concentración del mercado en pocos laboratorios controla la cadena de producción y comercialización, y son los que cuentan con el poder de liquidar a la competencia. A esto se suman los acuerdos con farmacias, prepagas y obras sociales, e incluso con hospitales y ministerios, que vehiculizan estos sobreprecios y márgenes de ganancias por parte de los monopolios farmacéuticos con el afán de sacar una tajada.

Mientras, los salarios y las jubilaciones continúan siendo víctima de la corrida inflacionaria, de manera que la salud se vuelve cada vez más inaccesible para franjas crecientes de la población. De hecho, relevamientos dan cuenta de la caída en el consumo de medicamentos genéricos básicos. Para garantizar este derecho elemental es necesaria la apertura de los libros de las empresas para constatar los costos reales de producción y los márgenes de ganancia de los laboratorios, lo cual revelaría la justeza de avanzar en la fabricación farmacéutica pública bajo control de trabajadores y profesionales.