El Congreso del Frente de Izquierda y la respuesta del MST

Willy Monea Ojo Obrero Fotografía

Por medio de un artículo de su dirigente Sergio García, el MST acaba de responder a nuestra propuesta de que el Frente de Izquierda-Unidad convoque un gran Congreso en el que participe toda la militancia obrera y popular de nuestro frente, con el propósito de analizar la situación extraordinaria que enfrentamos y votar un programa y un plan de acción que potencie la construcción de una alternativa obrera y socialista en la Argentina y en América Latina.

La cuestión fue debatida extensamente en una Conferencia realizada a mediados de abril por nuestro partido y hecha pública en un manifiesto publicado en formato virtual y también en papel. La conclusión plasmada en dicho manifiesto señala que enfrentamos una situación extraordinaria, que combina una bancarrota y una crisis social precedente que se ha potenciado enormemente con el estallido de la pandemia, que ha colocado a nuestro país entre los que registran las peores estadísticas a nivel mundial. Aunque esta crisis tiene como responsables directos a todas las fuerzas políticas que nos han gobernado en las últimas décadas, contradictoriamente sobrevive una polarización entre esas fuerzas, siendo la izquierda que se reclama revolucionaria una clara minoría. La superación de esta situación, dotando a la izquierda obrera y socialista de una base de masas, es la cuestión decisiva de la etapa. Las rebeliones populares que recorren el continente indefectiblemente tendrán sus capítulos en nuestro país, y debemos apurarnos para superar la crisis de dirección de la clase obrera y los explotados. Contamos para ello con la experiencia del Frente de Izquierda, que se ha ganado un lugar político único en el continente, por presentarse de modo abierto en clara oposición al nacionalismo burgués y el progresismo que oscila entre el Foro de San Pablo y el Grupo Puebla. Para ello el FIT-U debe superar su actuación limitada casi exclusivamente a los procesos electorales y estructurar un polo de masas en la clase obrera, las mujeres y la juventud.

La respuesta del MST

En su respuesta el MST comparte que un Congreso sería un paso adelante. Al igual que el PO señala que “desde el MST estaríamos a favor si de verdad un Congreso estuviera puesto al servicio de superar el estadio limitado de frente electoral actual”. Se trata justamente del punto crucial que motivó nuestra propuesta. Sucede que incluso una presentación electoral sobre la base de un programa revolucionario tiene límites insuperables, debido a que ese programa no puede conquistarse a través de las elecciones. Por lo tanto, requiere una intervención sistemática en la lucha de clases, que solo es tal cuando la lucha de los explotados adquiere un carácter netamente político. La cuestión de esta acción extraelectoral y extraparlamentaria es parte constitutiva del programa, ya que los métodos de lucha ocupan un lugar destacado dentro del mismo. Alcanza con recordar que el Programa de Transición dedica a la cuestión de los métodos de acción directa capítulos fundamentales.

En su artículo el MST plantea que “un Congreso sería positivo si se atreve a todo esto, si es para dar un curso progresivo a miles de militantes y simpatizantes del FIT-U, si se abre las puertas a sectores independientes, intelectuales, referentes sociales y de izquierda que no integran nuestros partidos…”. En relación a este planteo es necesario ser concreto. Desde ya que nuestra propuesta va dirigida a darle un “curso progresivo” a toda la militancia del FIT-U y sus simpatizantes, pertenezcan o no a algunos de los partidos del Frente. Todos quienes defiendan nuestro programa y planteamientos estratégicos deben ser convocados y están llamados a jugar un rol protagónico. Sobre la participación de intelectuales y sectores independientes dependerá de si comparten o no el programa del FIT-U, que tiene como estrategia la defensa de la independencia de clase de todos los bloques capitalistas sin excepción y la lucha por el gobierno de los trabajadores. Se trata de un método de selección objetivo, basado en un programa. La “amplitud” del Congreso debe medirse en su capacidad de convertirse en un punto de atracción de sectores importantes de la clase obrera y el movimiento de lucha de las mujeres y la juventud, y no en su pluralidad política y programática, que es una vía que indefectiblemente conduce a la colaboración de clases y que sirve como plataforma de proyección a elementos advenedizos que se candidatean para ser tenidos en cuenta por el centroizquierdismo o el progresismo pequeñoburgués. Ya hemos visto la evolución de las corrientes de la centroizquierda argentina, unas integrados al Frente de Todos (como la Unidad Popular o lo que fue Proyecto Sur), otras a Juntos por el Cambio (como el juecismo).

Sería oportuno y necesario que los compañeros y compañeras del MST clarifiquen cuál es su posición al respecto. Ellos citan como un ejemplo a seguir la política que su corriente lleva adelante en Brasil junto a otros grupos de izquierda, que tienen estructuradas líneas internas dentro del PSOL. Y plantean que un Congreso del FIT-U debiera servir para repetir o aplicar acá esa misma experiencia, en particular un congreso realizado por el MER que es un ala de izquierdas integrada al PSOL. Pero ese planteo omite lo esencial: que el Frente de Izquierda-Unidad está estructurado programáticamente de un modo opuesto al PSOL, que de modo abierto desde su fundación siempre fue un frente de colaboración de clases, que sirvió como punto de encuentro de políticos pequeñoburgueses y hasta burgueses que rompían con el PT de Lula. Ese proceso ha ido evolucionando al punto que en las últimas elecciones el PSOL y el PT firmaron un programa de gobierno común. La supuesta “pluralidad” del PSOL se ha transformado en un recurso para que la izquierda justifique su participación en él, haciéndonos creer que se trata de un partido en disputa, cuando ha sido estructurado desde sus orígenes como una fuerza pequeñoburguesa y de colaboración de clases. Un Congreso del FIT-U que pretenda repetir esa experiencia en la Argentina sería un retroceso en toda la línea, ya que implicaría una involución programática y política de la izquierda. Fue justamente la creación del FIT en el año 2011 un factor político de primer orden que bloqueó el surgimiento de una centroizquierda con ropaje izquierdista.

En su texto los compañeros del MST dicen que un Congreso debiera servir, además, para acordar las tareas que llevará adelante el Plenario del Sindicalismo Combativo. Pero aquí se comete un error político: quienes deben fijar las tareas del plenario son antes que nada los trabajadores de los sindicatos que lo integran. Actuar de otro modo, sea mediante acuerdos de los partidos de izquierda o en la mesa del FIT-U, sería un error aun cuando esos acuerdos estén basados en un orientación de clase. La soberanía de los trabajadores sobre sus organizaciones sindicales debe ser defendida como una cuestión de principios y utilizada como un factor de lucha contra la burocracia sindical. Una parte importante de la base de los sindicatos que dirigen compañeros y compañeras que integran los partidos del FIT-U aun no sigue a nuestro frente ni tampoco nos vota. Pero no cabe duda que un Congreso del FIT-U, con los métodos democráticos de movilización y participación, sería un poderoso instrumento para interesar a franjas crecientes de esa base y ganarla a una política revolucionaria. Al mismo tiempo que para agrupar a más y más luchadores del movimiento obrero, que precisamente rompen con la burocracia o apoyan las direcciones combativas.

Sobre las Paso y las elecciones

En nuestra propuesta que dirigimos a los partidos del FIT-U señalamos que un Congreso de este tipo debe abordar el conjunto de las cuestiones políticas planteadas, incluso la referida a las elecciones. Sería muy importante que un Congreso refrendase un acuerdo alcanzado por los partidos del FIT-U, ya que le daría más fuerza y legitimidad. Y que si existiesen desacuerdos sobre la formación de listas, podría ser un método político adecuado a los principios socialistas valernos del Congreso para una decisión al respecto. En relación a las listas ya hemos señalado que somos partidarios del acuerdo de listas comunes, como de hecho ya lo hemos alcanzado la inmensa mayoría de las veces. Las bases para un acuerdo ya existen, y son las que nos permitieron realizar presentaciones unitarias en las elecciones del 2019. En esa oportunidad el único desacuerdo existió en la provincia de Salta, donde los compañeros y compañeras del MST hicieron solicitudes de lugares en las listas que no se correspondían con la realidad. El resultado de las Paso así lo demostró. Pero ir a las Paso no es “gratis” para nuestro frente. La política en el proceso electoral requiere presentar un sólido bloque contra todas las expresiones capitalistas, que permita establecer una delimitación sobre una base de posiciones de clase. El armado de listas debe permitir decirle a un trabajador: los que defendemos a la clase obrera estamos en el FIT-U y las otras listas defienden a los capitalistas. Una competencia de 4 listas en las Paso bloquea esa posibilidad. Pone el acento en un debate interno, que nos desacredita de cara a los trabajadores.

En su texto el MST nos pide que no confundamos la naturaleza misma de las Paso, como un recurso de estatización de los partidos políticos empezando por los de izquierda, con su uso concreto. Pero es un pedido de cumplimiento imposible, porque la aplicación concreta de las Paso siempre será a partir de su propia naturaleza. En este caso la izquierda admitiría colocar la resolución de las formación de sus listas en manos de una opinión pública manipulada por los medios de comunicación capitalista, que diluye el peso de los activistas y luchadores y luchadoras de los partidos del FIT-U y de sus simpatizantes. ¿No queda claro que un acuerdo es mucho más ventajoso que esta práctica ajena a los principios socialistas y reglamentada por la burguesía de acuerdo a su manejo del Estado, de los medios económicos y de los monopolios mediáticos?

Es importante que el Frente de Izquierda-Unidad aborde la cuestión electoral no con el ángulo mezquino de pedidos inadecuados de los partidos que lo integran, sino como parte de un proceso político que permita reunir las condiciones políticas para facilitar y promover una acción histórica independiente de las masas. La experiencia latinoamericana ha demostrado que estas acciones de masas se expresan y entrelazan con los procesos electorales. Hay varias pruebas de ello. Una es Chile, donde las listas de sectores independientes identificados con la rebelión popular, acaba de obtener un triunfo rotundo en las elecciones para la Asamblea Constituyente. Otra es la elección de Perú, que dejó al borde de la presidencia a Pedro Castillo, un candidato que logró irrumpir gracias al apoyo de los sectores más explotados. Estos procesos desafían al Frente de Izquierda-Unidad y redoblan el desafío para que ocupe un lugar central en la política nacional. Para ello es necesario abordar la cuestión electoral como parte de una política de frente único de clase y presentar una alternativa integral al régimen. Colocamos a debate de todo la militancia del Frente de Izquierda-Unidad la consigna votada por el XXVII Congreso del PO, que plantea “abajo el régimen de hambre y saqueo de los que gobernaron en las últimas décadas”. La experiencia chilena y peruana a su modo han sido formas de concreción –limitada, por cierto- de esa consigna.

Manos a la obra

El MST ha tenido el mérito de ser el primer partido del FIT-U que se pronunció sobre nuestra propuesta de un Congreso de nuestro frente. Con los acuerdos y divergencias que hemos tratado de analizar, destacamos por sobre todo que el MST vea como positivo su realización. Esperamos ahora que se pronuncien los otros partidos del FIT-U para poder dar pasos en su concreción. En los próximos días se realizará una reunión de la Mesa Nacional del FIT-U que tendrá este punto en el temario y esperamos poder arribar a acuerdos positivos.

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