Por un Congreso del Frente de Izquierda Unidad

Ante condiciones excepcionales, una propuesta excepcional.

En la reciente Conferencia Nacional del Partido Obrero del 24 de abril hemos resuelto proponer al Frente de Izquierda la convocatoria de un Congreso del FITU, en el que participe toda su militancia y se debata una caracterización de la explosiva situación actual, el rol del gobierno nacionalista y de la oposición de derecha, el accionar de los trabajadores y los lineamientos e iniciativas del frente para potenciar su rol en la lucha de clases en general y ante la pandemia en particular. En el gran acto del 1° de Mayo Gabriel Solano lanzó también la propuesta ante militantes y simpatizantes de todos los partidos integrantes. En circunstancias excepcionales hacemos una propuesta excepcional.

Ante la huelga general y la rebelión popular en Colombia que pone a Duque y su política al borde del nocaut y devuelve la vigencia de las rebeliones populares en toda América Latina. Ante el default de Fernández y de todo el régimen político y social argentino para enfrentar la pandemia. Ante la emergencia de luchas profundas en toda la geografía nacional que cuestionan por abajo el pacto social de toda la burocracia sindical con el ajuste fondomonetarista en curso, vemos reunidas esas condiciones excepcionales para la intervención del Frente de Izquierda.

En este cuadro, sin duda, la virulencia de la segunda ola nos privó el 1° de Mayo de lo que tal vez hubiera sido el mayor acto político de la izquierda obrera y socialista en Plaza de Mayo y de seguro en casi todas las capitales del país, como se probó en la gran presencia de nuestras columnas en la movilización presencial multitudinaria en la provincia de Neuquén o en el importante acto en Salta.

Pero aún así la convocatoria de más de 10 mil personas en el acto central virtual del Frente de Izquierda Unidad casi duplicó la de un año atrás y reunió apretadamente a representantes directos de la gran huelga autoconvocada de la salud neuquina, del sindicalismo combativo que quebró los topes paritarios poniendo en la mesa la cuestión del salario equivalente a la canasta familiar como el Sutna o de los sindicatos recuperados de la docencia que arrancaron la no presencialidad en Buenos Aires defendida con los métodos de la huelga ante Larreta. Del mismo modo que del pujante movimiento piquetero que ha organizado a centenares de miles de desocupados con los métodos de la clase obrera o a destacadas representantes de la enorme ola verde que arrancó el derecho al aborto legal y hoy combate contra la responsabilidad del Estado en la violencia contra la mujer en todos los órdenes.

La crisis mundial capitalista y su descarga contra las naciones y clases oprimidas ha mostrado en la pandemia toda la descomposición del sistema. Creando con su anarquía en el dominio de la naturaleza las condiciones para la propagación de este tipo de catástrofes biológicas, al mismo tiempo que condenando a la muerte y la devastación sanitaria a los pueblos del mundo como resultado de la guerra comercial llevada adelante por las potencias imperialistas en favor de las patentes criminales de los  monopolios farmacéuticos. La ciencia desarrollada por la humanidad es manejada contra ella, en manos de la apropiación de los medios de producción capitalista.

Pero esos pueblos al mismo tiempo han dado continuidad a los procesos de rebeliones populares en toda América Latina en plena pandemia, Haití, Ecuador, Paraguay, Bolivia contra los golpistas, llevando el proceso a las entrañas mismas del gigante imperialista durante el 2020, a los propios EE.UU. Un proceso que ahora se continúa en el punto de partida que fueron la juventud y los trabajadores chilenos con su reciente paro general y contra Duque en Colombia haciendo retroceder su reforma tributaria antiobrera y buscando directamente acabar con su gobierno con los métodos la huelga política de masas. En ese cuadro se inscriben los cacerolazos contra Bolsonaro también en Brasil.

La burguesía apela a los gobiernos nacionalistas y/o de centroizquierda como en México, a los integrantes del alicaído grupo Puebla, en versiones cada vez más derechistas, para contener esos procesos. Ese rol contrarrevolucionario, de colaboración de clases, como recurso contra los trabajadores lo está poniendo en práctica en toda la línea la coalición de gobierno de los Fernández y Massa. Se aprecia en que su eje ha sido el rescate de la deuda de los bonistas y ahora en la súplica de un acuerdo con el FMI que no llega y para el cual Guzmán ejecuta un ajuste que inhibe al gobierno para afrontar la pandemia con medidas de fondo ante la explosividad social.

El ajuste fiscal histórico de los primeros meses de este año está basado ante todo en el robo confiscatorio a los jubilados y en la demolición del poder adquisitivo de los trabajadores. La banca cobra 100 mil millones mensuales en intereses de las Leliqs, se siguen pagando las cuotas en dólares al FMI y se renuevan montañas de deuda en pesos con bonos indexados. Indexan al capital financiero mientras demuelen los ingresos de los trabajadores con una inflación que marcha a más del 50% anual. La emisión monetaria no ha ido a los bolsillos de los trabajadores, ha ido a engordar las ganancias de los bancos.

La catástrofe social del 42% de pobreza condena a los bloques políticos que nos gobernaron en las últimas décadas, tanto al peronismo como a la oposición macrista. Condena a la burocracia sindical que le garantizó “la responsabilidad de los sindicatos” al ajuste de Guzmán. Esas paritarias a la baja de los Daer, los Caló, los Moyano y los Yasky que hizo volar por los aires la huelga autoconvocada neuquina, los vitivinícolas, el Sutna recuperado y que cuestionan los choferes autoconvocados que reclaman la canasta familiar de $100 mil y la vacunación masiva.

Esta realidad y nuestro propio nivel de reagrupamiento alcanzado en el acto del 1° de Mayo, como el protagonismo de nuestros partidos y corrientes piqueteras y sindicales en la lucha de la clase obrera, la confluencia lograda por el Plenario del Sindicalismo Combativo con la Unidad Piquetera el 27 de abril por un salario mínimo de $60.000, al igual que las columnas masivas del 24 de marzo ante el boicot del kirchnerismo a esa jornada contra la represión de ayer y de hoy, forman parte de una maduración de la vanguardia obrera y popular e interpelan al Frente de Izquierda.

La crisis política en la que llegan el gobierno y la oposición patronal al próximo y todavía incierto turno electoral es otro factor decisivo para intervenir en favor de un salto político en la conciencia popular desafiando a los bloques dominantes desde la independencia política de la clase obrera que promueve el Frente de Izquierda. No solo la derecha larretista ha desafiado el timorato decreto presidencial de no presencialidad, también los principales gobernadores peronistas, y aún los miembros de la Corte que encumbró el peronismo oportunamente.

Se derrumba cada día el poder de arbitraje entre las clases que pretende para sí la coalición gobernante porque las coincidencias estratégicas desde Cristina a Macri, son las limitaciones de una clase social capitalista para terminar con la quiebra nacional, la desinversión y el hundimiento de las condiciones de vida de la mayoría trabajadora.

En el actual cuadro latinoamericano, la crisis argentina convoca objetivamente una acción histórica independiente de las masas. Y está en nuestra responsabilidad contribuir al salto subjetivo, político y programático para que esa acción histórica se desenvuelva. De nuestra iniciativa depende acelerar la comprensión de los trabajadores de las limitaciones insalvables del nacionalismo y la derecha para concretar sus aspiraciones.

Desde ese lugar el Partido Obrero promueve la urgente intervención del Frente de Izquierda para que la intervención electoral, que también debemos afrontar en los meses venideros, sea potenciada por nuestro rol en la lucha de clases cada día. De lo cual la campaña por la intervención del laboratorio de Sigman, la incautación y envasado en el país de las dosis que ya producimos para la vacunación masiva, es un botón de muestra.

A ese objetivo apunta la propuesta del Congreso del Frente de Izquierda Unidad que colocamos en las conclusiones del acto del 1° de Mayo. Un Congreso que reúna a toda la militancia a debatir democráticamente y resolver las medidas e iniciativas necesarias en las perspectiva que señalamos. Que las propias candidaturas electorales surjan de ese proceso del que la vanguardia obrera ocupada y desocupada, de luchadoras y luchadores de todos los ámbitos sea  la gran protagonista. Como lo hacemos en los sindicatos y frentes de lucha de todo orden, priorizamos el frente único para enfrentar a los representantes del sistema en el plano político. Por eso rechazamos las PASO, el mecanismo  de intervención del Estado capitalista para dirimir las disputas de las camarillas de los partidos patronales manipulando la voluntad popular. El método del congreso es un tema a debatir, puede ser bajo la forma de asambleas por lugares de trabajo o estudio,  barriales o distritales, con fiscalización cruzada de representantes de los cuatro partidos integrantes, bajo la forma de asamblea general de militantes y simpatizantes, pero en todos los casos para llegar a plataformas e iniciativas comunes para salir a luchar contra los bloques que hoy se disputan el poder política a expensas de los trabajadores.

Convocamos a los partidos del FIT Unidad a discutir esta propuesta propia de partidos obreros, militantes y de lucha. Basada en las mejores experiencias del socialismo en su rica historia revolucionaria.