Políticas
28/11/2022
El crecimiento de la precarización laboral en Argentina
Las mujeres y los jóvenes son los sectores más afectados.
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Economía popular.
Un informe realizado por el Registro de Trabajadores de la Economía Popular (Renatep) expuso que el número de personas que trabaja dentro de la denominada “Economía Popular” aumentó en 400.000. Se trata de otra manifestación del crecimiento de la pobreza y la precarización laboral en el país, lo que demuele la propaganda gubernamental acerca de que estamos asistiendo a un mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores.
El paper del Renatep muestra, entre otras cosas, las características de las personas que integran la economía popular. En el sector, casi el 60% (de 3.225.262 personas) son mujeres, la franja etaria que prima va de los 18 a los 35 años, y la mayoría de los trabajadores y trabajadoras se desempeña en comedores populares y merenderos, servicios de limpieza, tareas de cuidado, en la construcción, entre otros.
Los trabajadores que componen este universo se encuentran totalmente precarizados, carecen de obra social, vacaciones pagas, aguinaldo y organización sindical. De conjunto, los no registrados en el sistema previsional pasaron de ser el 35,9% de los asalariados a ser el 37,8%. La precarización laboral ha crecido bastante en el marco del rebote económico pospandemia, sobre todo en sectores como el cuentapropismo o el del personal doméstico. En algunos lugares del país, la situación es más dramática; por ejemplo, en Tucumán y La Rioja laboran más personas en la economía popular que en el sector privado registrado.
Las mujeres, que son mayoría en el rubro, son las más golpeadas por la burguesía y su gobierno. Bajo la pandemia, la actividad económica de las mujeres cayó ocho puntos porcentuales más que la de los hombres, y los puestos de trabajo que se recuperaron fueron, en su mayoría, precarios. En Argentina hay más de 1,3 millones de trabajadoras de casas particulares, de las cuales tres de cada cuatro laboran en la informalidad, según la Organización Internacional del Trabajo. Asimismo, la brecha salarial del país es la mayor de la región, las mujeres perciben salarios un 24,8% más bajos que los de los varones; y las tasas de desocupación y empleo también son más altas en las mujeres.
Por otro lado, según el Renatep, el 61,1% de los inscriptos no ha completado los estudios obligatorios (inicial, primario y secundario), y el 22,5% y el 22,3% perciben, como complemento, el Potenciar Trabajo y la Asignación Universal por Hijo, respectivamente. Esto último es un reflejo de la caída histórica del salario, impulsada por el ajuste de todos los gobiernos capitalistas. La desindexación del Potenciar Trabajo con respecto al salario mínimo que quiere llevar adelante el gobierno no hará más que agravar la miseria social reinante.
La economía popular es funcional a la extensión y consolidación de la precarización laboral. Que Grabois y otros piqueteros oficialistas se desvivan por defenderla revela el carácter reaccionario de su orientación política.
Los políticos del sistema convirtieron a la Argentina en una plataforma de mano de obra barata y precarizada, para que las patronales puedan obtener superbeneficios. La creación de trabajo precario y la desocupación son herramientas de la clase capitalista y sus gobiernos para abaratar el precio que los empresarios pagan por la compra de la fuerza de trabajo, a la vez que son una manifestación de la incapacidad de la burguesía para crear puestos de trabajo genuino y para desarrollar las fuerzas productivas del país.
En este marco, es más necesario que nunca pelear por aumentos salariales y por la creación de trabajo genuino, siguiendo el camino de los residentes y concurrentes de CABA, de los trabajadores del Sutna, y del movimiento piquetero combativo.
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