Políticas
14/3/2025
El encubrimiento mediático a los gobiernos represores de ayer y de hoy
Y las cámaras valientes como la de Pablo Grillo y Pepe Mateos.

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Tapa 2002/2025
“La crisis causó dos nuevas muertes” (Clarín, 27 de junio de 2002). “Dos muertos al enfrentarse piqueteros con la policía” (La Nación, 27 de junio de 2002). “Un grupo de piqueteros se desprendió de la movilización central e intentó cortar el puente Pueyrredón y se enfrentó a la policía, que reaccionó con balas de goma y gases lacrimógenos” (El Cronista, 27 de junio de 2002). “Violencia en piquetes: 2 muertos y 90 heridos” (Ámbito Financiero, 27 de junio de 2002). “Gravísimos hechos de violencia provocaron agitadores de izquierda" (BAE, 27 de junio 2002). “Argentina violenta: piqueteros desataron otro día de terror” (Infobae, 27 de junio 2002).
Así titulaban los principales diarios de la burguesía al día siguiente del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán a manos de la Policía Bonaerense. Tergiversaban vilmente la realidad para encubrir el accionar criminal de las fuerzas represivas comandadas por el gobierno de Eduardo Duhalde, responsabilizando a los manifestantes. Son los mismos medios de comunicación que, 23 años después, intentan justificar la feroz represión desatada en el Congreso, bajo las órdenes de Patricia Bullrich, a la convocatoria en apoyo a los jubilados del pasado miércoles.
"Una jubilada le dio un bastonazo a un policía, este reaccionó y provocó su caída", "Barras y militantes enfrentaron a la policía en el Congreso", "Destrozos en el Congreso: una jueza camporista liberó a barras y militantes", fueron algunos de los titulares más infames de La Nación y Clarín en relación a la jornada. No faltaron los dichos del ensobrado Jonathan Viale, y de otros propagandistas del gobierno, demonizando a quienes concurrieron a la manifestación acusándolos de "buscar el caos". Instalan fake news para desnaturalizar el reclamo de los jubilados y tapar la enorme adhesión popular que despierta su causa.
Ni qué decir de las declaraciones de Bullrich, respaldando al policía que hirió gravemente al fotógrafo Pablo Grillo, disparándole una granada de gas lacrimógeno directamente en la cabeza. La ministra negó que los uniformados hubieran disparado a la altura del cuerpo, cuando hay grabaciones que la desmienten, y, con total descaro, opinó que Grillo tuvo "mala suerte". Esto, luego de haber inventado el día anterior que estaba detenido, cuando el joven ya se encontraba en el Hospital Ramos Mejía peleando por su vida. Además de estigmatizarlo por su condición de militante, como si eso justificara la agresión policial o fuera un delito.
La manipulación mediática al servicio del poder estuvo presente en ambos episodios, pero también las cámaras valientes como la de Pepe Mateos, el reportero gráfico que logró probar, gracias a sus capturas, la autoría de la Bonaerense en el crimen de Darío y Maxi. El mismo que fotografió a Pablo Grillo cuando cayó herido en el asfalto, quien, al igual que Mateos, estaba allí documentando la represión en las condiciones más adversas.
Mal que le pese a este gobierno represor y a sus lacayos, no van a lograr, ni con falsificaciones ni operativos represivos, escarmentar la lucha de un pueblo que ha sabido levantarse en el pasado y volverá a ponerse de pie para enfrentar este ajuste intolerable.

