Políticas

16/9/2021|1630

Provincia de Buenos Aires

El escenario mayor de la derrota del peronismo

Y del avance del Frente de Izquierda.

Gran elección del FIT-U / PH Federico Imas

La mejor Paso del Frente de Izquierda en la provincia de Buenos Aires ha coincidido con la derrota sin atenuantes del peronismo. Por un motivo perdieron todas sus alas. No solo porque fueron unidos, y bajo el peso del dedo de Cristina fueron bajadas 63 listas locales para asegurar la victoria, aún a expensas de ciertas disputas kirchneristas. Sino por derrotas de nota como la de la lista de la camporista Mayra Mendoza en Quilmes. En otro andarivel, la derrota de Alberto Descalzo en Ituzaingó, un barón puro del conurbano que gobierna el municipio desde hace 26 años y cuyos precandidatos a concejales perdieron por 10 puntos frente a Juntos. En Tigre, la “celeste y blanca” del Frente de Todos fue un frente entre el zamorismo pasado al PJ y los representantes del Frente Renovador de Sergio Massa, que perdió frente a la suma de los cambiemitas.

Pero tal vez la más resonante sea la derrota de la lista de Gabriel Katopodis en San Martín, el elemento de la mesa chica albertista, miembro del gabinete presidencial y apuesta en el estratégico Ministerio de Obras Públicas, desde donde se maneja la vida y obra de la obra pública nacional. Otros distritos importantes como Morón son también emblemáticos porque Lucas Ghi, heredero del exprogre Sabbatella, perdió por once puntos. La Cámpora fue demolida también en el bastión mercedino de Wado de Pedro, el ministro del Interior.

Kicillof ha pagado caro mucho más que el pobre desempeño de su candidata empresarial y cheta, Victoria Tolosa Paz, que salió a despegarse de la derrota asignando la responsabilidad “a la gestión del gobierno nacional”. El porrazo electoral es un pronunciamiento frente al Presupuesto de ajuste 2021, votado en conjunto con Juntos por el Cambio con sus consecuencias en salarios, salud y educación, a la nula solución del drama habitacional que Guernica puso en la agenda, al sostenimiento de Berni contra viento y marea, al proyecto de privatización del Astillero, a los 50 mil muertos de la pandemia y a la frutilla del postre: la entregada a los acreedores internacionales habilitando un canje de la deuda provincial, peor que el fracasado canje de Guzmán.

La burocracia sindical de los Baradel e Isasi no le falló en la entrega a esta política, los movimientos sociales oficialistas tampoco, pero el mar de fondo por abajo fue más fuerte. Gobernás por derecha para competir por derecha contra la derecha, y no te va bien.

La derecha

“Juntos” retuvo en general sus intendencias, a excepción de Lanús donde hay un empate técnico, que se dirimirá en el escrutinio definitivo. En algunos distritos como Junín u Olavarría, la derecha amplió su diferencia. La derrota general del peronismo con Axel Kicillof y Cristina a la cabeza de la campaña arrastró a un retroceso incluso de los intendentes que retuvieron la mayoría electoral.

Sin embargo, fue más trascendente la caída del peronismo que el avance de Juntos por el Cambio. Si se consideran los números de 2019,​ la suma de los votos de Santilli y Manes equivalen al 38% que obtuvo la entonces​ declinante María Eugenia Vidal cuando era la candidata de Mauricio Macri. Aún así, Juntos ganó​ en todas las secciones electorales con excepción de la tercera, frente a un peronismo que perdió 19 puntos en menos de dos años.​

La “estrecha avenida del medio” de Randazzo no explica la caída del peronismo, por lo exigua (3,7%) y porque su planteo derechista desembozado de la mano de la vice de la UIA puede haber quitado votos incluso al macrismo. El que se llevó una parte de esos votos de derecha es el libertario trucho Espert (4,8%).

El Frente de Izquierda y su gran elección

La euforia entre los 8.500 fiscales efectivos actuantes del PO tuvo razones muy fundadas: el 5,22% obtenido en las Paso por el total del FIT-Unidad que lo ubicó como tercera fuerza en la provincia con 432.000. El propio 4,22% de la lista 1A Unidad de la Izquierda por sí solo es también superior a las Paso de 2017, cuando consagramos en octubre a Romina Del Plá diputada nacional junto a Nicolás Del Caño.

Y el gran dato de este salto electoral es que mantuvimos los guarismos significativos en el primer cordón del conurbano, pero dimos un paso gigante en el segundo y tercer cordón. Matanza (7,49), Merlo (8,78%), Moreno (7,83%), Almirante Brown (7,4%), Berazategui (7,02%), Florencio Varela (6,73%), incluso Berisso con el 6,90%, por nombrar algunos de ellos, no dejan mentir. Ha sido muy buena la elección también en el interior más conservador con buenas votaciones en Bahía Blanca y General Pueyrredón (Mar del Plata y alrededores), duplicando anteriores registros en San Nicolás y con el pico de toda la provincia en Coronel Pringles (11%), explotando la crisis del peronismo local. Para sacar estos porcentajes, en infinidad de barrios obreros hemos tenido elecciones cercanas al 10%, una cuña en la clase obrera en su conjunto.

Pasamos el examen de los ejes elegidos contra quienes “nos gobernaron en las últimas décadas”, “para enfrentar al ajuste y el FMI con la izquierda”, “para golpear a los dueños del poder”. Ser o no tercera fuerza tuvo sentido con esos contenidos.

En segundo lugar, el enfoque programático acerca de las reivindicaciones obreras y populares plasmando ese programa en plataformas distritales. Ese formidable trabajo fue potenciado infinitamente por el vuelco de una extendida vanguardia del Polo Obrero a la militancia política y electoral con un entusiasmo único. El trabajo preparatorio desde febrero que iniciamos en los medios, localidad por localidad, con más de trescientos reportajes radiales, televisivos y de medios digitales en tándem con Romina Del Plá, fue el anticipo de las giras intensísimas del último mes y medio de campaña. Lo mismo hay que decir del “puerta de fábrica” que fue un clásico de esta campaña.

El desafío de noviembre

Noviembre es un nuevo escenario. Quedan cinco listas de las 23 que hubo. Pero por sobre todo es el escenario de la crisis política después del golpe al plexo del gobierno. Se pondrán al rojo vivo las contradicciones entre la agenda capitalista y las necesidades de las masas. Tomarán temperatura como nunca las internas del Frente de Todos que mandaron al frente al Presidente la noche negra del domingo 12 para hacerlo responsable único de la derrota conjunta.

Por nuestra parte es claro que tenemos que hacernos fuertes en los reclamos salariales frente a las paritarias a la baja, en un salario mínimo que cubra la canasta familiar y el 82% móvil correspondiente, en el trabajo, que solo puede recomponer un plan de obras públicas y viviendas populares, así como el respeto a una jornada laboral reducida sin afectar el salario para poner fin a la desocupación. La ruptura con el FMI es el punto de partida de un plan económico y social de los trabajadores de salida a la crisis. Algo por lo que solo podemos pugnar quienes luchamos por un gobierno de los trabajadores.

Por último, digamos que sabemos vendrán por nuestros votos con el viejo cuento de la funcionalidad a la derecha. Pero le dejemos en claro a los dueños del poder que vamos por los votos de ellos, para consagrar concejales en decenas de distritos, varios diputados provinciales y nacionales, que serán organizadores de los explotados, de la mujer que lucha por sus derechos, de la juventud y de los movimientos ambientales de la provincia, desde los puestos de lucha obrera y socialista que constituyen los lugares parlamentarios del Frente de Izquierda. La cuestión de concentrar el voto en la lista de frente único ha sido zanjada ampliamente por el electorado, vamos ahora por una gran elección en noviembre para transformar la provincia en la madre de la victoria del FIT-Unidad y del desarrollo del Partido Obrero.

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