YPF es la mayor productora de hidrocarburos de la provincia de Neuquén, la mayor inversora y la que explota el yacimiento estrella de Vaca Muerta, Loma Campana. La crisis de la petrolera condiciona por eso toda la vida provincial.

En la mesa de negociación con los acreedores, donde busca reestructurar una deuda de 6.600 millones de dólares, YPF anunció nuevas concesiones, como eliminar el período de gracia y pagar intereses en los próximos dos años, acortar los plazos de amortización de los nuevos bonos, aumentar las tasas de interés, y prácticamente embarga las acciones de la subsidiaria productora de electricidad.

Algunos grupos de fondos acreedores atienden en ambos lados del mostrador, como BlackRock o Fidelity, de modo que las ventajas que obtengan como acreedores deben superar las que obtengan como socios. Ambos fondos han arrancado ya grandes concesiones en el canje de la deuda externa con los bonistas. Ahora, como no hay garantías que las nuevas concesiones alcancen para ganar la adhesión requerida, es muy probable que no sean las últimas.

De esta manera las inversiones de YPF están comprometidas por doble vía. La posibilidad de un default es una. Pero si se evita ello, con estas concesiones a los acreedores las finanzas quedarían comprometidas y se paralizaría todo plan de inversiones a corto y mediano plazo.

En la extracción no convencional de hidrocarburos se requiere perforar sin pausa y en forma incremental, para paliar la rápida curva de caída de rendimiento de los pozos. Por lo que un acuerdo ruinoso llevaría a un amesetamiento productivo y de inversiones, que hoy se hallan en la mitad de hace cuatro años atrás. YPF es la petrolera con mayor desarrollo en Vaca Muerta, y hoy el yacimiento Loma Campana está 4.000 barriles diarios por debajo de su producción de marzo de 2020.

En este cuadro, la petrolera con mayoría accionaria estatal estaría reflotando una vieja idea, de optar por la recuperación secundaria o terciaria en yacimientos maduros. Así ha rehabilitado y aumentado la producción significativamente en Manantiales Behr en Chubut, y se apunta a otros yacimientos en Neuquén que están en actividad desde hace décadas (Chihuido de la Sierra Negra, Loma de la Lata, Puesto Hernández).

El final de este proceso está abierto, pero queda en evidencia que la trucha “estatización” de YPF no condujo a una “soberanía energética”, sino a la ruina.