Políticas

17/11/2023

En un mes, la deuda pública creció U$S 12.688 millones

Nos gobiernan unos endeudadores seriales.

Ministerio de Economía.

Según un informe de la Secretaría de Finanzas, en octubre, la deuda pública aumentó en el equivalente a U$S 12.688 millones. Pasó de U$S 406.603 millones al nuevo récord de US$ 419.291 millones por el aumento de la deuda en pesos ajustable por inflación y nuevas emisiones de títulos. El gobierno, mediante un endeudamiento insostenible, sigue cavando el pozo en el que se encuentra el país. Estos números son otra muestra más del enorme quebranto nacional, al que nos trajeron quienes vienen gobernando hace 40 años.

“Con respecto al mes anterior, la deuda en situación de pago normal aumentó en el equivalente a USS 12.680 millones, representando un aumento mensual del 3,14%. La variación se explica por el crecimiento de la deuda en moneda extranjera en U$S 123 millones y el aumento de la deuda en moneda local por un monto equivalente en dólares de USS 12.557 millones”, según informó la Secretaria de Finanzas. El 36% de la deuda en situación de pago normal está contraída en moneda local y el 64% restante, en moneda extranjera.

La variación del 77% de la deuda en pesos (el equivalente a US$ 9.762 millones) corresponden a la “variación de la deuda ajustable por CER”, títulos del Tesoro que se encuentran atados a la inflación y al tipo de cambio. Los especuladores que desangran al país son los únicos que tienen un reaseguro, mientras los trabajadores ver caer en picada su poder adquisitivo. Esta hipoteca se agrava con el acuerdo con el FMI en la medida que establece cubrir el déficit fiscal tomando deuda en pesos, a fin de reducir la emisión monetaria; y, además, promueve la suba de tasas del Banco Central, lo cual presiona sobre las tasas del Tesoro. El endeudamiento del Tesoro ha asumido una dinámica de “bola de nieve” de la cual solo se benefician un puñado de especuladores, mientras las divisas del país se van en el pago de la deuda y la fuga de capitales.

A esto se agrega la bola de nieve de Leliqs, letras del Banco Central en poder de los bancos, las cuales ya acumulan un pasivo de 20 billones de pesos y crecen al ritmo del incremento de tasas de interés. La licuación de la deuda en pesos que se había producido con la devaluación del 22% aplicada por Massa, en connivencia con el Fondo y de espaldas a la población, quedó absorbida en septiembre y octubre por la estampida inflacionaria, la cual continúa siendo acicateada por la emisión monetaria que esgrime el Central para pagar estos intereses de deuda en pesos.

En paralelo, la deuda con el Fondo es de US$ 43.298 millones, casi a los mismos valores del crédito original, pero el pago de intereses desde que se asumió esa deuda en 2018 ya suma casi US$ 9.000 millones, monto que sigue creciendo por el aumento de la tasa de interés y los cargos y sobrecargos que paga la Argentina por el nivel de su deuda con el organismo financiero internacional. Si se incluye al resto de las entidades financieras (como BID, Banco Mundial) el endeudamiento con los organismos internacionales totaliza US$ 75.073 millones. Así las cosas, la política económica del país está sumamente condicionada a la voluntad del capital financiero, tanto que si este le soltara la mano al gobierno el país volaría por los aires.

En una entrevista en la TV pública Massa sostuvo: “Si vamos a buscar financiamiento externo para hacer obras y no para fuga, de alguna manera lo tenemos que hacer sobre la base de un programa monetario y fiscal serios y que se respeten”, pero la realidad es que todo este enorme endeudamiento no se ha traducido en financiamiento productivo ni en el acaparamiento de divisas para contribuir al ahorro nacional. Cada dólar que ingresó a la Argentina se ha destinado a pagar deuda, a contener la corrida cambiaria o a la fuga de capitales, como es el caso del swap con China o el préstamo de Qatar, utilizado para corresponder con los vencimientos de deuda. Es lo que explica que hoy el Central, según la última auditoría enviada por Massa, cuente con tan solo 700 millones de dólares.

Milei les postuló a los empresarios que el único problema de Argentina es la bola de Leliqs, para argumentar que se resolvería con un shock que recorte dos tercios del déficit fiscal, y que con ello se termina el problema de la inflación. Además del ajustazo que implica, es una amenaza de Plan Bonex con el que Menem estafó a millones de ahorristas, ya que finalmente la plata que los bancos invierten en Leliqs es la de los depositantes. Ese remate es la condición de la dolarización, que dejaría al país a merced del capital financiero internacional y tendría como paso previo una megadevaluación y un nuevo megaendeudamiento.

Esta enorme hipoteca va a condicionar fuertemente al próximo gobierno. Por más que muchos sectores se esfuercen por hacer quedar a Massa como un “gradualista”, lo cierto es que ambos candidatos traen bajo el brazo una “política de shock” para hacerle pagar esta crisis de envergadura a quienes viven de su salario. Ningún sector de la clase capitalista quiere pagar la crisis, para ellos la única salida es descargar un masazo contra los trabajadores que habrá que enfrentar en las calles. La única salida para esta encerrona es la nacionalización del comercio exterior y del sistema financiero bajo un gobierno de trabajadores, para terminar con la sangría, destinar el ahorro nacional al desarrollo productivo y a cubrir las necesidades de la población.

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