Políticas

25/7/2021

Deuda externa

Endeudadores seriales

Sobre el relato “militante” del kirchnerismo.

El relato “militante” del kirchnerismo reza que si bien han sido “pagadores seriales”, como dijo su líder a finales de su segundo mandato presidencial, se trata de una política de desendeudamiento para “liberar a la patria” del capital financiero. Con este relato Néstor Kirchner canceló al contado casi u$s10.000 millones al FMI en su mandato, extraídos de las reservas de divisas del Banco Central.

Pero es falso. Antes y ahora re-endeudaron al país al tiempo que pagan serialmente la escandalosa deuda externa argentina. Cristina dejó una deuda de u$s244.000 millones de dólares en 2015. Y luego del salto en endeudamiento que dio Macri hasta los u$s323.000 millones, el actual gobierno de Alberto Fernández desde su asunción ha incrementado la deuda en u$s20.000 millones más, hasta los u$s343.519 millones alcanzados en junio. Récord en la historia nacional.

Se ha caído también otro relato oficial: que con el recambio de gobierno repetiríamos la experiencia de despegue económico de 2003. La depresión capitalista mundial se ha traducido en desinversión y fuga de capitales. En 2020 la fuga alcanzó u$s3.000 millones y se produjo una notable desinversión: Latam, Falabella, las autopartistas Axalta, Basf y PPG, la venta de la cadena Walmart entre una veintena multinacionales abandonaron el país; y se suman bancarrotas como Garbarino, Vicentin y tantas otras. El alto precio internacional de la soja no ha sido suficiente para compensar la crisis capitalista -que supera en mucho el determinante de la pandemia, que vino a agravarla. El súpercepo al dólar retrata la crisis de reservas, agrava la recesión y está al servicio del repago de las cuotas a los organismos internacionales que no se detuvieron en ningún momento a pesar del agobio social dramático de este año y medio de gobierno “nacional y popular”.

Si la “reconstrucción de la burguesía nacional” enarbolada por el kirchnerismo de primera generación se restringió al cartel de la obra pública y a engordar a los Lázaro Báez y los Cristóbal López, en esta nueva experiencia buena parte de esa burguesía es la que opera fugando capitales, jugando contra el peso y especulando en bonos que desangran al país. Más todavía, el ministro Martín Guzmán ha garantizado la salida de los grandes fondos de inversión que entraron a la bicicleta macrista (Pimco) mediante la emisión de bonos a medida para que puedan dolarizar sus tenencias en pesos.

Una proeza a expensas del hambre y el ajuste

Aumentar la deuda es ciertamente de una proeza en un país en default de su deuda privada en dólares, reestructurada en setiembre de 2020 y de la cual recién ahora hemos tenido el pago de la primer cuota del canje de u$s153 millones. También es una hazaña si tenemos en cuenta que los gastos de la pandemia –de alguna relevancia en 2020- se han solventado en buena medida con emisión monetaria que pagamos de una u otra manera con la inflación. Y más aún si consideramos el primer semestre de 2020, en el cual el déficit fiscal primario se redujo al 0,5% del PBI, el más bajo en seis años, es decir, un ajuste mayor a todos los ejecutados por el mismísimo macrismo. Por otro lado, Argentina no ha tomado nuevos créditos porque no puede, algo que examinaremos más adelante.

¿Cómo logró el ministro Martín Guzmán semejante aumento de nuestra deuda, equivalente a casi el doble de la deuda externa de Bolivia, en tan solo un año y medio?

Lo primero que hay que apuntar es que el meneado canje de deuda reputado como la gran victoria del ministro, festejado por el mundo financiero local e internacional y aplaudido por la derecha de Juntos por el Cambio, no realizó quita de capital alguna, sólo rebajó la tasa de interés, pero extendió los plazos que devengan nuevos y enormes intereses. Por otro lado se ha suscrito deuda en pesos a manos llenas para solventar el aumento astronómico de los subsidios a las privatizadas porque se pisaron las tarifas pero a las concesionarias se les pagan todos los aumentos del erario público. Por el lado de los organismos financieros –a excepción del FMI- o sea al Banco Mundial, BID, etc. se les cancelan los vencimientos a cambio de nuevos desembolsos que devengan nuevos intereses.

En el caso del FMI, la deuda se ha revalorizado a u$s45.500 millones a pesar de los pagos realizados. Y luego de todo esto, hay que agregar el pasaje del 80% -que pronto será la totalidad- de la montaña de deuda en pesos de bonos a tasa de interés de mercado por bonos con ajuste CER (por inflación), lo cual significa una tasa de ajuste superior a todas las tasas de interés que podamos considerar, mientras el dólar es aumentado por debajo de esa inflación mensual lo cual hace crecer el monto en dólares de la deuda en moneda local. Sólo en este último rubro el aumento en junio fue de u$s3.979 millones y el monto total de deuda en pesos indexada es de u$s51.600 millones.

Para dar una idea comparativa, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, en junio se suscribieron $590.860 millones en bonos en pesos, mientras se eliminó el IFE, los ATP, etcétera, en medio de la segunda ola del Covid. La patria financiera está primero y sus ganancias siguen siendo jugosas.

Pero hasta aquí no hemos incluido el endeudamiento cuasifiscal, el del Banco Central. Las famosas Leliq, con las cuales Alberto Fernández les daría un aumento del 20% real a los jubilados, ascendieron al 8 de julio a u$s35.118 millones (Ambito Financiero). Esta deuda, o pasa al Tesoro o su desarme vía emisión monetaria desataría una corrida hacia el dólar con sus consecuencias devaluatorias e hiperinflacionarias.

Con las deudas provinciales, el endeudamiento público argentino supera cómodamente los 400.000 millones de dólares, como se puede apreciar. En este punto interesa tocar la “patriada” de Kicillof, el ministro en las sombras, presuntamente radicalizado que responde al mando político de Cristina Kirchner. El gobernador ha reconocido, por supuesto, todo el endeudamiento dejado por Scioli y Vidal, cercano a u$s12.000 millones. Todas las deudas provinciales han sido reestructuradas y Buenos Aires está en vías de hacerlo en los mismos términos que la Nación y el resto de la provincias. Kicillof ha hecho la vigésima oferta a los bonistas privados de unos u$s7.000 millones que no tiene quita de capital y solo una rebaja de tasas de interés que igualmente triplican las internacionales y un alargamiento de plazos. La oferta todavía está lejos del 75% de bonistas que requiere, pero ya sabemos que el plazo de negociación ha devengado intereses llevando su punto de partida a 7.700 millones de dólares. Como se verá el “progresista” que no otorgó un solo lote a las familias de Guernica es generoso con el capital financiero internacional.

Solo la clase obrera puede liderar una reorganización en defensa del interés nacional

En conclusión, el peronismo, con gran protagonismo K, honra las deudas ilegítimas y usurarias y las incrementa con nuevo endeudamiento, como el ahora gobernador lo hiciera con la del Club de París en 2014, al cual en agosto se le pagarán u$s430 millones. Son pagadores seriales y endeudadores seriales. Le han seguido pagando puntualmente los vencimientos al FMI durante la durísima recesión y la pandemia que han dejado 10% más de pobres, nuevas caídas del salario real y las jubilaciones -cuya movilidad por inflación anularon- y un contingente de por lo menos un millón más de desocupados.

La promesa fue que Argentina con el canje volvería al mercado internacional de deuda, lo que reactivaría la economía. No ocurrió. El riesgo país flota en 1600 puntos, los bonos argentinos llegan en sus extremos a tasas del 22% en dólares, que son de país en default. Recientemente, por el carácter insolvente del país fue declarado por las calificadoras internacionales del capital financiero como “standalone”, que sería peor que país “de frontera”, o sea fuera del sistema internacional del capital financiero. El capital financiero y el FMI presionan por estrujar más y más al pueblo argentino, como punta de lanza de la penetración de los monopolios y presionando por mayor superexplotación obrera, vía reformas laborales, impositivas y previsionales que se suceden. El presente ajuste no solo nos condena a la miseria y nos ha condenado a miles de muertes evitables por el Covid, nos augura nuevos y peores ajustes después de las elecciones, tras las cuales estallarán algunas bombas contenidas y vendrá la verdad del pacto con el FMI. Ha sido desmentida la ficción de que el Fondo volvía más comprensivo, nos castiga el ajuste antes todavía de las leoninas condiciones que sobrevendrán cuando se renegocie la deuda.

Solo el Frente de Izquierda – Unidad tiene la postura de no pagar la deuda, investigarla y romper con el FMI. Solo un gobierno de trabajadores puede sacar el país de su sometimiento semicolonial y de su miseria social.

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