Políticas

2/1/2023

Entre la inflación y la devaluación, el salario siempre pierde

Una historia desde la creación del peso argentino.

Inflación y devaluación.

Hace 31 años se instauró la moneda nacional vigente, el peso argentino, en reemplazo del Austral. La década de los ’90, atravesada por un Plan de Convertibilidad que sostenía una equidad artificial entre el peso y dólar, lejos de devolverle el poder adquisitivo a los salarios fue el puntapié inicial para asestarles un enorme golpe devaluatorio.

Para 1993, el salario mínimo era de alrededor de $200, lo que equivalía a $200 U$S producto del nuevo esquema económico. Asimismo el gobierno de Menem incluyó una inflación del 69,7%. Luego del estallido de la convertibilidad en 2001, Duhalde vino a devaluar la moneda en casi un 72% como mecanismo para salir de la crisis. Para 2002 el salario mínimo era el mismo pero ahora equivalía a 55 U$S, es decir la burguesía buscaba  “recomponer la economía” a costa de los ingresos populares. Además, el gobierno de Duhalde fue protagonista de picos de 40% inflación anual, acumulando una inflación promedio de 29,3% durante su mandato.

La reactivación conllevó un incremento salarial pero jamás recompuso el poder adquisitivo de los trabajadores, al contrario, todas las políticas de los gobiernos subsiguientes fueron en el mismo sentido. Néstor Kirchner, quien había venido a “reconstruir la burguesía nacional”, fue el paladín de la creación de trabajo informal. Para reconstruir la tasa de ganancia capital, derruida por la crisis del 2001, y garantizar el pago de la deuda externa generó un ejército de trabajadores precarios que no solo oficiaban de mano de obra barata para las patronales, incluidos los beneficiarios de planes sociales, sino que además se utilizaban para presionar sobre los salarios de los trabajadores formales. Para 2003 el salario mínimo era de 250 pesos (88 U$S) y para 2007 de 900 pesos (285 U$S), un incremento del 260%, sin embargo su valor en dólares obtuvo un incremento menor, de 223%. Asimismo, heredó una inflación que no superaba el 5% y la llevó, en 2007, a 14,8%.

Culminado el “rebote” económico, Cristina Kirchner vino a profundizar la tarea de su marido imponiendo directamente techos paritarios y llevando adelante una de las mayores devaluaciones de la era democrática, en 2015 depreció la moneda local un 27%. El salario mínimo para mediados de ese año era de 5.588 pesos, lo que equivalía a 601,50 U$S, para principios de 2016 el salario mínimo era 6.060 pesos y equivalía a 435,97 U$S. La inflación de su gobierno superó el 25%. En términos inflacionarios Cristina Kirchner empezó su primera gestión con una suba anual del 25,7% llegando a su pico en 2014 con 38% de inflación anual. Cabe destacar que el Indec para entonces se encontraba intervenido por el propio Estado y por ende sus estadísticas presentaban irregularidades.

Fracasado el kirchnerismo, la derecha, con Mauricio Macri a la cabeza, ganó las elecciones. El gobierno anterior había vaciado las arcas del Estado, algo que el macrismo buscaba recomponer sobre todo mediante mediante el ajuste fiscal, recortando salarios, jubilaciones, y presupuesto público, y el acrecentamiento de deuda externa, incluso endeudándose nuevamente con el Fondo Monetario. A su vez, aplicó numerosas políticas de apertura de mercado, como el levantamiento del cepo cambiario. Este combo explosivo conllevó un 38% de depreciación de la moneda, para octubre de 2019 el salario mínimo era de 16.875 pesos, equivalente a 266 U$S, y casi un 300% de inflación durante todo su mandato.

Actualmente, el salario mínimo es de 69.500 pesos, equivalente a 394 U$S, es decir percibió un incremento de 313% en pesos pero tan solo de 48% en equivalencia con la divisa, lo que da cuenta de la enorme magnitud de la devaluación de la moneda local. El objetivo continúa siendo el mismo, pisar los salarios para garantizar mano de obra barata con el presunto objetivo de culminar con la huelga de inversiones por parte de los capitalistas, algo que no estaría sucediendo, y de ajustar el gasto público para pagarle al FMI.

A su vez, este acuerdo, que el Frente de Todos se esfuerza por cumplir a rajatabla, presiona sobre el precio de la divisa para poder licuar el gasto público, acompañado de una inflación imparable que ya acumularía casi un 300% desde diciembre de 2019. El dólar blue volando, lo que impacta directamente sobre los precios. En tanto, las improvisadas medidas oficiales para contener reservas, como es la apertura de tipos cambios de paralelos, continúa dejando que desear y, conjuntamente con la bola de nieve de deuda en pesos, configura un combo explosivo.

En este contexto el poder adquisitivo de los salarios sigue cayendo en picada, como lo viene haciendo hace 3 décadas. Todos los gobiernos, incluso el peronismo, han fracasado en otorgar una salida para las necesidades populares y jerarquizar los ingresos. Por eso es fundamental construir un nuevo movimiento popular que supere al peronismo y enarbole las banderas del socialismo para defender los salarios y las jubilaciones y pelear por todas las reivindicaciones de los trabajadores, que son quienes generan las riquezas nacionales.

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