El secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, refrendó lo adelantado en enero de este año: el ex centro clandestino de detención Esma se convertirá en un “Centro Cívico de Derechos Humanos de Latinoamérica”.

 

Según Avruj, ello consistiría en ceder las construcciones y oficinas de la ex Escuela Mecánica de la Armada a todas las agencias “humanitarias” de la ONU y convertir el predio en una plaza. “Este predio hoy está cercado, perimetrado por las rejas, separado de la sociedad, y justamente por la misma temática queremos hacerlo amigable y acercarlo a la gente”, dijo el funcionario macrista.

 

¿A quién se le ocurre que el testimonio crudo de los crímenes de Estado cometidos en la Esma deba reciclarse en un espacio “amigable”? Ironías de la política: a un gobierno que enrejó todas las plazas de la ciudad de Buenos Aires ahora le molesta el enrejado éste.

El asunto se inscribe en los operativos de “reconciliación” que el macrismo pretende hacer avanzar infructuosamente.

 

Fue el kirchnerismo -como bien señaló Avruj- el que comenzó este camino de “resignificación” de este ex centro clandestino. Entregó sus edificios a La Cámpora y agrupaciones afines e instaló allí también las sedes del Instituto de Políticas Públicas de Derechos Humanos del Mercosur y del Centro Internacional de Derechos Humanos de la Unesco. Los funcionarios K celebraron asados electorales que fueron repudiados por todos los organismos de derechos humanos independientes.

 

El Instituto Espacio para la Memoria, que administraba la Esma y demás campos de concentración ubicados en territorio porteño, fue desmantelado a partir de un acuerdo con el PRO, cuando la Ciudad de Buenos Aires cedió los ex centros clandestinos a la Nación. En aquel momento, el objetivo perseguido por el kirchnerismo era escapar del ámbito judicial, donde los organismos de derechos humanos pertenecientes a Justicia Ya! presentamos un recurso para preservar el Casino de Oficiales, donde los K finalmente establecieron un “relato museográfico” que glorifica a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

 

La Esma debe ser conservada y preservada tal cual está porque aún constituye medio de prueba para los procesos judiciales que aún restan llevar adelante. Compañeros como Mario Coutouné -dirigente del PO de Misiones, “chupado” cuando era todavía un adolescente-, reconocieron muchos años después el Casino de Oficiales como su lugar de cautiverio. Asimismo, todo el predio de la Esma -y en particular su campo de deportes- formaron parte de la maquinaria genocida.

 

¡Fuera los organismos imperialistas de la Esma! Ninguna manipulación K-MM. Que se preserve como testimonio del genocidio cometido por el Estado con el respaldo de los partidos del régimen, la burguesía local, el imperialismo y la Iglesia.