Políticas
9/9/2024
¿Estamos en la antesala de una nueva crisis de deuda en pesos?
Los vencimientos del Tesoro superan los $30 billones hasta fin de año.
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El oficialismo saturó de deuda al Tesoro.
El Tesoro está al borde de una nueva crisis de deuda, con vencimientos en moneda local que ascienden a $30,8 billones hasta fin de año. Para refinanciarlos, Economía deberá otorgarles condiciones leoninas a los acreedores, que, en caso de no ingresar a las próximas licitaciones, provocarán una corrida hacia los dólares financieros, acentuando la presión devaluatoria que el gobierno quiere evitar.
Solo en septiembre esos vencimientos suman $14,1 billones. Como sabemos, el gobierno fomentó que los bancos desarmaran sus tenencias en Leliqs del Banco Central y migraran al Tesoro (donde adquirieron mayormente Lecap), saturando de deuda a este último. A tal punto que, entre julio 2023 y julio 2024, el endeudamiento en pesos creció en un monto equivalente a U$S 51.741 millones. Lo hizo para eliminar la emisión que demandaba el pasivo remunerado del BCRA, y, a su vez, tener mayor libertad a la hora de subir la tasa de referencia.
La creación de las Lefi (letras por las que fueron canjeados los pases del BCRA), si bien no provocó variaciones en el stock de deuda del Tesoro, generó que $8,18 billones de la misma dejara de estar en manos del sector público (Banco Central) y pasara a manos privadas (bancos), volviéndola más difícil de refinanciar. De hecho, los bancos ya se desprendieron del 25% de las Lefi que compraron al inicio, atentando contra el objetivo oficial de terminar con la emisión monetaria.
Así las cosas, Economía tiene programadas dos licitaciones en septiembre donde buscará despejar esos compromisos. Sin embargo, nada garantiza que vayan a tener un resultado exitoso, puesto que sobran dudas entre los acreedores respecto a la sostenibilidad de la deuda del Tesoro. Sobre todo teniendo en cuenta que los vencimientos de deuda en pesos hasta 2027 llegan a $280 billones. Si deciden ingresar a la subasta, será a cambio de condiciones aún más usurarias que las actuales. Cabe destacar que hasta el momento el capital financiero no incurrió en un desarme masivo de sus posiciones en pesos porque, pese a todas las inconsistencias, sostiene el rumbo general del gobierno de ofensiva contra los trabajadores.
En caso de que la banca opte por ir abandonando el mercado de deuda en pesos ante el riesgo de default y pasar a refugiarse en los dólares paralelos, se disparará la brecha cambiaria, frustrando los planes del gobierno de postergar una nueva devaluación que enardezca los precios. Con este panorama, la posibilidad de levantar el cepo -como le prometió Milei a los capitalistas- es cada vez más remota.
A todo esto, Luis Caputo tiene previsto cancelar parte de los vencimientos de septiembre utilizando el “colchón de liquidez” que dejó el superávit fiscal de los últimos meses; como vemos, el feroz ajuste contra los jubilados y el pueblo en general está a disposición del pago de la deuda.
Mientras tanto, va creciendo el peso de los intereses sobre el Tesoro. Según la Asociación de Presupuesto Argentina (Asap), en agosto se gastaron $2,3 billones por ese concepto, mostrando un aumento del 55,8% interanual en términos reales. Que dicho monto sea equivalente a más de 10 mil jubilaciones mínimas demuestra la infamia de un gobierno que veta un mísero aumento a los jubilados y los apalea cuando protestan, al mismo tiempo que destina generosos recursos estatales para engrosar los bolsillos de la banca.
Eso que no estamos contabilizando intereses por $4 billones -correspondientes a las Lecap y a las Lefi-que se capitalizan mensualmente este año pero se pagarán recién en 2025 junto al capital adeudado. Si se incluyeran en la cuenta, el oficialismo podría terminar el año con déficit financiero, incumpliendo así la meta impuesta por el FMI. Ahora bien, estamos frente a una maniobra de “contabilidad creativa” que es “pan para hoy y hambre para mañana” ya que engrosa los compromisos de deuda futuros.
Con todo, la política gubernamental ha agravado el carácter explosivo de la hipoteca del Tesoro, cuyas consecuencias las pagamos fundamentalmente los trabajadores con más ajuste y asumiendo los costos de una eventual corrida. Solo nacionalizando bajo control obrero el sistema financiero podemos terminar con tamaña usura y cimentar un desarrollo basado en las necesidades sociales.