El boleto del colectivo urbano subió un 54,1%; de esta manera, paso a costar $185. El tarifazo venía siendo pedido por las empresas amigas del poder con la excusa de la suba en sus costos y de una supuesta necesidad de renovar la flota. Como habitualmente sucede, quienes gobiernan les concedieron un incremento sin que se sepan de conjunto los verdaderos números con que opera el servicio de colectivos.

Sucede que los aumentos en el boleto se dan a libro cerrado. Y a la luz de las demoras en las frecuencias, el manejo discrecional de los subsidios por parte de las empresas es completamente negativo. Cobran por unidades que no tienen el mantenimiento que corresponde, o que directamente están fuera de circulación.

El poder del gobierno municipal, en tanto poder concedente, nunca hace vale su poder de contralor para garantizar que se cumpla el marco regulatorio. Las fotos de las unidades abarrotadas o que se quedan en los recorridos dan cuenta de una falta de inversión por parte de los capitalistas.

El gobierno municipal de Martín Llaryora pretende justificar el tarifazo en el trasporte con un supuesto impacto negativo en la estructura de costos de las empresas. En ese sentido, sostiene que el boleto del transporte urbano tuvo un aumento interanual del 117%, por debajo de los más de 130 puntos de inflación acumulada en el mismo período de tiempo y del 120% de suba en los combustibles.

Pero lo que sí efectivamente esta muy atrasado con respecto a la inflación son los salarios de estatales y por sobre todo los de lxs “informales”. Recientemente, una marcha convocada por sindicatos recuperados y la Unidad Piquetera reclamó en las calles de Córdoba contra el ajuste, por el salario y trabajo genuino.

Cabe tener en cuenta que los combustibles tienen su precio congelado hasta el próximo 31 de octubre. Se sabe que Santa Fe ya tiene programado un nuevo incremento para principios de noviembre, lo que prefigura un enésimo aumento en Córdoba, puesto que ambas provincias, por decisión de quienes gobiernan, tienen tarifas similares.

En este cuadro, las empresas siguen recaudando fortunas, mientras los tarifazos y la inflación licuan los ingresos de lxs trabajadores. Para peor, se espera una nueva devaluación del peso, que por supuesto los empresarios querrán facturar a lxs usuarixs, puesto que ellos bajo este sistema siempre salen ganando.

Es claro que vamos a tener más inflación en los próximos meses. Es ese marco, no se pueden recomponer los ingresos populares si quienes gobiernan pretende continuar imponiendo tarifazos permanentes.

Así las cosas, es necesario una reorganización del transporte en función de los intereses de los trabajadores. Es necesaria la apertura de los libros de las empresas y el control de las mismas por parte de trabajadores y usuarixs. Eliminando el costo empresarial, es posible garantizar el derecho al transporte para el pueblo trabajador y el convenio colectivo de trabajo para los trabajadores del transporte. Esto requiere de una acción independiente de la clase obrera.

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