Políticas
3/9/2025
Gas a Brasil: ¿Argentina puede suplir a Bolivia?
No todo va como por un caño.
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Gasoducto.
Se realizó días pasados un evento de la Cambras (Cámara de Comercio, Industria y Servicios Argentino-Brasileña). En la ocasión, empresarios de ambos países expusieron sus condiciones para efectivizar la exportación de gas natural, incluso GNL, a Brasil. Los empresarios y funcionarios brasileños expusieron que se “necesitará de precios competitivos, contratos firmes y seguridad de suministro” (LMN, 28/8/2025).
Es que las obras de reversión del gasoducto norte todavía están sin terminar, y en palabras de un alto ejecutivo de TGN (Transportadora de Gas del Norte), “el gas por gasoductos logra precios más bajos, pero requiere compromisos de largo plazo: contratos a 15 o 20 años que justifiquen la infraestructura” (Ídem).
Acá también la huelga de inversiones juega un papel determinante. Es que la demanda de invierno obligó a importar gas a la Argentina, tanto GNL como el gas que se aportó desde Chile (país no productor). Por lo tanto, los empresarios brasileños desconfían del abastecimiento permanente que pueda brindarse con la reversión del gasoducto norte.
Sería un chiste que se exporte gas en invierno y por otro lado se importe a precios superiores sea como GNL o desde Chile por el norte del país. Por eso los reparos y condiciones que reclaman desde el vecino país apuntan a que Argentina resuelva este tema.
Si bien ya se exportó gas de Vaca Muerta a Brasil utilizando la reversión del gasoducto norte, pasando por las redes de Bolivia, lo cierto es que se trató de un contrato interrumpible. Pero lo que se reclama ahora son contratos ininterrumpibles y a largo plazo.
Aunque funcione a pleno la reversión del gasoducto que antes fluía desde Bolivia hacia el sur, el tema de las tarifas para usuarios domiciliarios, industrias y usinas depende del costo del gas, que tendrá un aumento por el largo tramo de transporte (desde Vaca Muerta), que encarece los costos de transporte hasta 1,30 dólares el millón de BTU para llegar al NOA, y más si debe ingresar a Bolivia para llegar a Brasil, lo cual luego repercute en el precio al nivel de las tarifas en el consumo final, perdiendo competitividad.
Todo esto explica por qué la demanda brasileña reclamó en el evento “precios competitivos” y “contratos en firme” de provisión por plazos de “15 a 20 años”. Condiciones que ante el tembladeral político y económico de Argentina, genera muchas dudas: “el inicio del próximo año puede ser el momento en que Argentina tenga las condiciones tarifarias y regulatorias para diseñar una solución final de integración energética con Brasil”, dijo el ejecutivo de TGN con optimismo.
Habrá que ver los resultados electorales de octubre y los recambios en el gabinete y los bloques parlamentarios para saber si ese optimismo es fundando o no. O sea, todo está agarrado con alfileres.
El laberinto tortuoso del gas
Toda la cataratas de augurios sobre la integración energética de nuestro país con Brasil, por ahora no pasa de un acto de demagogia diplomática y electoral.
Para llegar desde Vaca Muerta a Sao Paulo son miles y miles de kilómetros de transporte por caño, atravesando tres países. Arrancando en Neuquén (Tratayen) hasta Saliquello (573 kms.) por medio del gasoducto ex Néstor Kirchner, ahora Perito Moreno. Desde allí hasta el Amba (500 kms) por el gasoducto Neuba II y una conexión puente de 80 kilómetros de caño para unir Mercedes con Cardales en provincia de Buenos Aires, empalmando el sistema de TGS con el de TGN. Y desde allí hasta la frontera boliviana por el revertido gasoducto norte (4.500 kms.), llegando al interior boliviano hasta Santa Cruz de la Sierra (590 kms.) y desde allí al este hasta la zona de Sao Paulo (1.800 kms.) ¡casi 7.500 kilómetros de recorrido! para que una molécula de gas de Vaca Muerta llegue a Sao Paulo. El costo del transporte en estas distancias no es un tema menor.
Aunque Brasil tiene recursos gasíferos “off-shore”, un informe de la consultora Economía & Energía citado por Diario Neuquino, afirma que si bien se producen 129 MMm3/día los nuevos yacimientos, excepto 46 MMm3/día, el resto se reinyecta para sostener la presión de esos yacimientos. Al consumo llega una parte menor.
Por su parte, según la misma consultora, el consumo del sector industrial brasileño ronda los 40 MMm3/día, pero hoy en día Bolivia solo abastece un volumen de 14 MMm3/día. Valdría entonces decir que Brasil está sediento de gas, que según el gobierno nacional y el de Neuquén, provendría de Vaca Muerta.
Hoy en día para llevar el gas a Bolivia y desde allí a Brasil, hacen falta nuevas inversiones, por ejemplo en estaciones compresoras. Desde Neuquén pueden llegar al NOA unos 15 millones de metros cúbicos que, ya se demostró este invierno, no alcanzan para cubrir la demanda de esas provincias, al punto que en junio no solo se importó GNL desde Chile, sino que se volvió a importar gas desde Bolivia (entre 2 y 4 millones de metros cúbicos diarios) al costo de unos 8 a 10 dólares por millón de BTU.
Por eso también quedó en evidencia, en el evento organizado por la Cámara de Comercio Argentino Brasileña, la cuña que metió una ejecutiva de Excelerate Energy, quien expuso llegar con gas de Vaca Muerta a Brasil pero por barcos, como GNL, abriendo una sorda disputa con los que manejan el negocio del transporte por ductos terrestres.
El tema es que mientras los ductos ya existen (aunque falten inversiones), el gasoducto que conecte Vaca Muerta con el futuro puerto de la costa rionegrina donde uno o dos barcos licuefactores comenzarían a producir GNL dentro de al menos un par de años, aún no existe. Y el gasoducto que sí existe (el San Martín) que viene desde la Patagonia austral, no tiene capacidad para sostener la demanda brasileña. Brasil tiene capacidad de regasificar un gran volumen de GNL, que resulta muy caro para la industria, pero lo que puedan aportar los barcos desde la costa rionegrina es apenas una aspirina.
Así las cosas, la pretensión del gobierno nacional (y del provincial) de transformar al país en proveedor de energía a escala regional y global, es un asunto que, por ahora, sigue en su laberinto. Y habrá que ver, al calor de la intervención de la clase obrera, los resultados electorales de septiembre en provincia de Buenos Aires, la general de octubre y el desenlace de la explosiva crisis económica, qué desenlace ocurre. Porque tal como caracteriza Diario Neuquino del 9/5/2025, “el abastecimiento energético del principal motor industrial de América del Sur queda sujeto a definiciones políticas, obras de infraestructura demoradas y un panorama geopolítico incierto. Sin gas competitivo y confiable, el crecimiento industrial que proyecta Brasil corre el riesgo de frenarse”.
Se pone así en el centro de la escena el planteo de la nacionalización bajo control obrero de toda la industria energética para asegurar gas barato a los hogares y puesto al servicio del desarrollo productivo del país.
