A principios de mayo, el Banco Central se desprendió de U$S 799 millones de sus reservas para pagarle intereses al FMI. Esto, mientras el gobierno esgrime que “no hay plata” y procede a ajustar a los jubilados y a la población más vulnerable. Como vemos, la motosierra y la licuadora están al servicio de rescatar la deuda externa usuraria.

La suma embolsada por el Fondo en esta oportunidad equivale a $686.341 millones, calculado al tipo de cambio oficial. Esa cifra representa nada menos que 2,6 millones de jubilaciones mínimas de mayo (bono incluido), 8,8 millones de programas Volver al Trabajo (ex Potenciar Trabajo) y 34 millones de Becas Progresar.

Todas áreas sobre las cuales el gobierno ha decido descargar un ajuste feroz. Según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, en el primer trimestre del año, la ejecución presupuestaria en jubilaciones y pensiones cayó 31,4% interanual en términos reales. El derrumbe fue del 49,9% en el caso del Potenciar Trabajo y del 45,7% en el presupuesto devengado para las Becas Progresar.

Así las cosas, las principales víctimas del planes reaccionarios de Milei vienen siendo los jubilados, los trabajadores precarizados, los estudiantes y los trabajadores estatales víctimas de los despidos. El ataque sigue su curso, teniendo en cuenta la media sanción de la Ley Bases que elimina la moratoria previsional y el recorte nominal a los ingresos de 200 mil trabajadores que cobraban el Potenciar Trabajo a cambio de una contraprestación laboral.

Todo, a los fines de cumplir con las metas fiscales que impone el FMI, que quiere asegurarse el repago de su préstamo ilegítimo. Mientras tanto, cobra intereses con sobretasa, en detrimento de las reservas del Banco Central, cuya situación es verdaderamente delicada.

Cabe destacar que el ajuste fondomonetarista recae fundamentalmente sobre el pueblo trabajador. Un trato completamente opuesto reciben los grandes empresarios, a quienes la Ley Bases y el paquete fiscal que aprobó Diputados les concede numerosos beneficios tributarios, comprendidos en la moratoria impositiva, la ley de grandes inversiones, el blanqueo de capitales y la rebaja de Bienes Personales. Sin embargo, como viene en caída la recaudación tributaria a causa de las políticas recesivas (-13% real en abril), el gobierno -al ver que peligran las metas del FMI- tuvo que ampliar el alcance del Impuesto País gravando a la compra de divisas destinadas al giro de utilidades y dividendos, mostrando a todas luces la inconsistencia de su plan económico y lo lejos que está de cumplir con su promesa de levantar el cepo cambiario. 

Así como el movimiento piquetero salió a las calles contra esta ofensiva, el conjunto de la clase trabajadora debe irrumpir en escena para derrotar los planes del gobierno y el FMI. Tomemos en nuestras manos el paro general del 9 de mayo y movilicémonos al Senado cuando se traten las leyes mencionadas para que no pasen la reforma laboral ni el conjunto de medidas reaccionarias.

El promedio salarial del sector privado formal sigue cayendo por debajo de la línea de pobreza

Ni los trabajadores bajo convenio logran cubrir la canasta básica. –

prensaobrera.com