Políticas
16/5/2023
Inflación en alimentos, o el saqueo capitalista en el “granero del mundo”
Gabriel Solano explicó la necesidad de nacionalizar el comercio exterior bajo control obrero.
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Los alimentos aumentaron un 37,5% en lo que va del año.
Los precios de los alimentos parecieran no tener tope. Según el último informe del Indec, solo durante abril aumentaron casi un 10%, consagrando un 37,5% en lo que va del año. La Facultad de Ciencias Económicas de la UBA asegura que, a este ritmo, el índice podría llegar al 200% para fin de año. Pero ¿por qué pasa esto en un país que no solo produce alimentos sino que además los exporta?
Como denunció Gabriel Solano en una reciente entrevista en Radio Con Vos, el comercio exterior de Argentina lo manejan básicamente un puñado de cerealeras que están ubicadas en el río Paraná en lo que se llama la Hidrovía. Entre ellas se encuentran Cofco (empresa china), Bunge y ADM (empresas yanquis) Oleaginosa Moreno Hnos (comprada hace poco por Viterra, una empresa suiza), LCD (empresa francesa) y ACA, AGD y Molinos Agro (empresas argentinas). Durante la campaña 21/22, según la Bolsa de Cereales de Rosario, estas empresas concentraron el 72,45% de las ventas al exterior, e incluso muchas veces se venden entre sí. Solano explicó cómo estas multinacionales se venden a sus propias filiales en el extranjero, protagonizando un verdadero saqueo y embolsando el grueso de la renta de los agronegocios.
Estos pulpos presionan por igualar en el mercado interno los precios internacionales en dólares que reciben por exportar harinas, aceites y otros insumos clave. Incluso presionan por una devaluación brusca del peso para aumentar sus ganancias en dólares, mediante la retención de la cosecha. Queda claro así que uno de los grandes problemas es que el comercio exterior se encuentra en manos privadas, por lo que se produce para engordar los bolsillos de unos pocos, no para abastecer las necesidades de la población.
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El gobierno, para pagarle al FMI, incentiva esas ventas al exterior con beneficios cambiarios como los dólar soja y el dólar agro, lo que conforman devaluaciones en cuotas que terminan por impactar en el precio de la comida. A su vez, este dólar más caro que se le paga a las patronales agrarias requiere una emisión monumental que desvaloriza más el peso. Lo pagan los trabajadores de su bolsillo.
Mientras tanto, aplica un techo paritario del 60% para todo el año, cuando solo los alimentos aumentaron casi un 40% en los primeros 4 meses. También reeditó el programa Precios Cuidados con el nombre Precios Justos, lo que resultó ser un completo fraude: solo sirvió para concentrar la caída del consumo en los almacenes de barrio, dejando el negocio a las grandes cadenas de supermercados. Las empresas alimenticias, por su parte, continúan remarcando como les pinta.
Milei, en su esquema de dolarización propone eliminar las retenciones al agro, lo que agravaría aún más esta situación porque tendría como efecto inmediato que se iguale lo que se paga en Argentina con la cotización de las commodities, porque caso contrario las empresas se inclinarían por exportar toda la producción. Es decir, pagaríamos el pan según la cotización internacional del trigo. Además, tendríamos salarios hiperdevaluados, por la megadevaluación que se necesita para absorber los pesos circulantes con los pocos dólares que tiene el país. El hambre atravesaría a toda la población, desde Tierra del Fuego a La Quiaca.
La única fuerza que propone desbaratar este negocio capitalista, que lucra con la comida de un país donde casi la mitad de su población es pobre, es la izquierda. Como dijo Solano, nosotros estableceríamos un monopolio del comercio exterior y abriríamos los libros de las empresas al control de las y los trabajadores, para que la renta agraria quede en el país. De esta manera se podría invertir en un desarrollo industrial y recomponer los ingresos de la población, aumentando los salarios, las jubilaciones y la asistencia social. Para que los platos rotos de este robo no los paguen los laburantes de su bolsillo, hay que dar vuelta la tortilla.
https://prensaobrera.com/politicas/macri-la-inflacion-y-el-muerto-que-se-rie-del-degollado