Políticas

9/4/2021

Jornada piquetera: ¿quién pone en riesgo la seguridad sanitaria?

A propósito del ataque patronal al reclamo por medidas urgentes contra la pandemia y el hambre.

Hubo compañeros con sanitizantes y uso de barbijos. Willy Monea Ojo Obrero Fotografía

La masiva jornada de lucha piquetera, protagonizada por las organizaciones independientes del Estado y el Polo Obrero, suscitó el ataque reaccionario de funcionarios públicos, medios patronales y los partidos políticos del régimen, por la supuesta violación de protocolos sanitarios en medio de la segunda ola de contagios. Se trata de una impostura, las organizaciones piqueteras reclaman medidas urgentes, justamente, para protegerse de la pandemia y el hambre.

Los medios de comunicación no pudieron omitir que miles y miles de personas ganaron las calles, el pasado jueves 8, destacándose una columna que, en el microcentro porteño, se extendió a lo largo de la Av. 9 de Julio, en una manifestación que colocó los principales reclamos de los trabajadores desocupados: provisión de alimentos, vacunación y asistencia económica ante la crisis.

Desde los sectores patronales se empeñaron en relativizar los reclamos de tamaña jornada, poniendo por delante las (no) medidas sanitarias anunciadas por el gobierno nacional, con eje en las restricciones a la circulación de las personas.

Frente patronal

Quien se destacó en este planteo fue el vicejefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli, quien calificó a la manifestación como un “atentados contra el Decreto y las medidas del gobierno nacional”.

Desde Cambiemos golpean contra la movilización popular al mismo tiempo que se desentienden de las razones que originan estas acciones, señalando que se tratan de medidas contra el gobierno nacional. Pero las organizaciones piqueteras acaban de protagonizar, el pasado martes 6, un corte en Av. Gral. Paz por el recorte los alimentos en CABA.

Por parte del gobierno trataron de mostrarse más cautos, pero solo hasta ahí nomás. La ministra de Seguridad, Sabina Frederic, insistió con que las concentraciones “mayores de 20 personas” son violatorias del Decreto y que las fuerzas de seguridad deberán lidiar con las manifestaciones.

Otro es el caso de las organizaciones sociales integradas al Estado. Daniel Menéndez, subsecretario de Economía Social de Desarrollo Social y dirigente de Somos-Barrios de Pie, sostuvo que “es una irresponsabilidad la marcha en este contexto epidemiológico”, desentendiéndose de la agenda urgente que padecen los desocupados, incluyendo quienes integran su propia organización. Se trata de una consecuencia directa de la cooptación de las organizaciones social: es inviable defender la agenda de los más pobres si se esta en ambos lados del mostrador.

Desde el gobierno hablan de arribar a una “tregua” con las organizaciones piqueteras, como si se tratara de un conflicto ajeno a padecimiento actual de millones de habitantes. La única tregua es que se ofrezcan garantías inmediatas y concretas para la subsistencia de la población ante esta crisis sin precedentes.

El ataque continuó desde los medios de comunicación de la burguesía, desde donde se dedicaron a reclamar la intervención de la Justicia y del aparato represivo, y donde contrastaron la masividad de la acción con las medidas anunciadas, y no así con los reclamos insatisfechos, que representan una salida de emergencia a la crisis sanitaria y económica.

En defensa de la salud colectiva

Lo que une a las patronales, sus voceros y sus representantes políticos (oficialistas y opositores) no es solo el ataque a la lucha de las organizaciones piqueteras, sino la defensa cerrada de la “nueva normalidad”.

Los despotricadores contra los desocupados tratan de hacer foco en la jornada piquetera como parte de una orientación impulsada por el gobierno de responsabilizar a la población y a la “circulación antojadiza”, mientras los contagios se propagan en el transporte público abarrotado y una actividad económica sin control alguno o protocolo.

Contrario a lo que “denuncian” los voceros patronales, la acción piquetera contó con medidas de protección sanitaria, el uso obligado de barbijos, militantes que aplicaban sanitizante en las manos de los asistentes y todo lo que se pudiera hacer para reducir al mínimo las posibilidades de contagio.

A su vez, la jornada nacional piquetera ofreció un programa de reivindicaciones inmediatas para combatir la pandemia y la crisis económica, puntualmente su impacto en las familias más pobres. El gobierno ha recortado los alimentos y los programas como el IFE, no envía elementos sanitarios, no vacuna a los trabajadores de los comedores populares y liberaliza la actividad en los lugares de trabajo.

Tal es así la cosa que la imponente columna realizó una parada en el acampe de los trabajadores de la Clínica San Andrés, reclamando su expropiación y reapertura, como parte de la defensa del sistema sanitario en vistas a un colapso de la atención de la salud.

https://youtu.be/-yRK6MJGTpI

Consultado ante los medios de comunicación, Eduardo Belliboni, del Polo Obrero, señaló que la gente se ve obligada a circular todos los días para ganarse el mango, comprando en mayoristas y revendiendo en las ferias. “Nosotros queremos que el gobierno utilice los recursos que esta guardando para pagarle al Fondo, para enfrentar la crisis sanitaria y social que nos va a llevar puestos”, denunció al término de un programa en Crónica TV.

Así las cosas, la movilización piquetera importó una gran acción de lucha en defensa de la salud y no lo que los funcionarios y voceros califican como un “ataque”. A la inversa, el silencio y la complicidad ante la crisis actual, cuando los contagios escalan todos los días, implica la cobertura de los intereses capitalistas y sus negocios por sobre la salud y el bienestar de las y los trabajadores.