Políticas

21/4/2022

Kicillof y una reelección en crisis

Las alquimias electorales se estrellan contra la miseria popular.

Axel Kicillof

Las pintadas “Axel 2023” en La Plata terminaron por blanquear el intento reeleccionista de Kicillof. Esto ya era evidente con el llamado Plan 6×6 que tomó como punto de partida el 2022 dejando de lado los dos primeros años de la pandemia. Un arbitrio electorero y encubridor porque el año pasado terminó con la aprobación del presupuesto de ajuste.

En campaña, Kicillof retomó el reclamo de un aumento de la coparticipación para la provincia de Buenos Aires. Un planteo común a Juntos por el Cambio con el que el Frente de Todos pactó también un nuevo y mayor endeudamiento para pagar el “canje” a los bonistas buitres. De concretarse, la mayor transferencia de fondos será un pasamanos al barril sin fondo de la deuda externa bonaerense usurera y fraudulenta, y la moneda de cambio para  transar las leyes que Kicillof negocia con la oposición derechista. Los nacionales y populares están caucionados por Juntos por el Cambio.

Por lo pronto Kicillof  sigue sin abrir las paritarias docentes, estatales y judiciales a pesar de la explosión inflacionaria que derrumbó los salarios y jubilaciones del Estado. La inacción de la Cgt, las Ctas y las burocracias sindicales kircheristas que le pusieron el gancho a las paritarias a la baja y de hambre de fines de febrero (en cuotas) fue la crónica de una entrega anunciada. La movilización por la reapertura inmediata de las paritarias y por un salario que cubra la canasta familiar e indexado por inflación choca con el ajuste fondomonetarista del gobierno nacional y provincial. Esta bandera de lucha es de primer orden en la disputa electoral con Baradel en el Suteba y por la recuperación de nuevas seccionales.

Kicillof tuvo que recular en su pretensión de habilitar cajeros y pago con tarjetas de débito en las salas de juego, una suerte de bancarización ludópata que especula con la desesperación popular y responde al afán recaudatorio para cumplir con el Comité de Acreedores de la deuda provincial. Las condiciones impuestas por la Cámara de Bingos a esta medida, que quedó en suspenso, confirma el negociado y los ilícitos que están detrás de los bingos, la evasión y el dinero en negro que se mueve impunemente.

Por boca de Carlos Bianco, jefe de asesores del gobernador, Kicillof lanzó el operativo reelección que, por ahora, está verde. El primereo del Kici no resuelve la falta de estructura territorial propia y carencias de intendentes y barones del PJ afines. Martín Insaurralde, virtual interventor pejotista del gabinete y cabeza visible de la “liga de intendentes” trabaja por su propia candidatura a la gobernación.

Kicillof quiere ir a la reeleción con un gobierno partido y un Frente de Todos dependiente de Juntos por el Cambio en la Legislatura. Desde hace rato que Kicillof va y viene del kircherismo, se enfrentó con Máximo “presidente” del justicialismo provincial, apoyó el acuerdo con el FMI en alianza con Alberto Fernández, franelea con Sergio Massa, hombre de la embajada yankee y ratificó a Berni en el gabinete, a pesar de que el represor canceló su permanencia en el Frente de Todos. La de Kicillof es una candidatura en oferta y loteo.

El lanzamiento precoz del ex hijo pródigo de la vicepresidenta, y hoy en conflicto con la Cámpora, tiene el límite del dedo de Cristina que amenaza con encabezar la lista legislativa en la provincia de Buenos Aires. La proliferación de candidatos que tira al ruedo el kircherismo licúa y condiciona a Kicillof. De consumarse un acuerdo entre Máximo y  el aparato del Pj bonaerense, el actual gobernador podría quedar fuera de juego o forzado a ir a una interna.

El adelantamiento de la campaña electoral es un retrato de la crisis social y política, y por eso mismo un intento de contener la bronca popular contra el ajuste con un “hay 2023” donde Cristina funge como parte del gobierno y de la  “oposición”. La vuelta al ruedo del derechista Scioli como eventual candidato a presidente, incluso con el visto bueno de CFK, muestra a dónde va este kirchnerismo devaluado.

En Juntos por el Cambio también se agitan las aguas hacia el 2023. Grindetti, intendente de Lanús, y Julio Garro de La Plata, lanzaron su propio “partido” con la intención de formar una suerte de liga de intendentes del Pro para desbancarlo al “sin tierra” Santilli, el pollo de Larreta. Hay que ver que hacen Patricia Bullrich y Macri con este sacudón interno en el Pro. Por el lado de la UCR, Manes sigue siendo en la provincia un segundo violín en Juntos por el Cambio. El “libertario” Espert, por su parte, no renuncia a sumarse a una gran interna dentro de la “casta” de Juntos por el Cambio.

Las “Paso” en el Frente de Todos y en la derecha buscan contener la disgregación de las coaliciones patronales y motivar a una población agobiada por la crisis. Las alquimias electorales, incluido el adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires, se estrellan contra la miseria popular. Este año, Kicillof tiene que empezar a pagar el canje bajo la estricta vigilancia del programa de ajuste del FMI que incluya la reforma anti jubilatoria. Los buitres van por el IPS y el ataque a las jubilaciones de la provincia de Buenos Aires que tildan cínicamente de “muy altas”.

El 1 de Mayo el Frente de Izquierda ganará las calles para plantar un acto de la izquierda, las luchas obreras y el movimiento piquetero contra el ajuste capitalista. La polarización con los ajustadores requiere de la independencia política de los trabajadores, esta es la pelea estratégica.