Políticas
1/2/2022
Kreplak y “el cambio de barbijo” para la presencialidad plena en las escuelas
El gobierno no garantizará los elementos mínimos para la vuelta a clases.
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Después de un verano de franco ascenso de casos y explosión de la variante Ómicron, el gobierno de la provincia de Buenos Aires está preparando la vuelta a clases presenciales. Así lo confirmó el ministro de Salud provincial Nicolás Kreplak, quien aseguró que “están trabajando en la presencialidad absoluta”. Esta, cómo adelantó, se daría junto a la flexibilización de los protocolos de cuidado, ya que según él “con la vacuna no es indispensable garanticemos la distancia”.
En efecto, el discurso del ministro sigue la línea sanitaria que se siguió los últimos meses a nivel provincial y nacional. Recordemos que la flexibilización de los protocolos y el abandono de los testeos se dio primero en la provincia de Buenos Aires y luego, casi siempre, fue tomado por Nación. Pero sobre todo deja en claro que la “presencialidad absoluta” viene sin presupuesto para garantizar los elementos mínimos y necesarios para que la vuelta sea segura para docentes y estudiantes en tanto es justamente Kicillof, Kreplak y compañía quienes aplican un ajuste colosal en educación y salud a la vez que reivindican el pacto con el Fondo.
Lo delicado del contexto sanitario permitiría abrir la discusión acerca de cuáles son las condiciones sobre las que se debería llevar adelante la presencialidad plena, con qué protocolos y bajo qué presupuestos. Pero no solamente no hay una discusión abierta con los docentes, las familias y los estudiantes sobre esto, sino que el gobierno plantea ir adelante con la flexibilización en las escuelas -al igual que hizo en los lugares de trabajo- sin conocer la verdadera situación sanitaria de la provincia de Buenos Aires, ya que la semana anterior se eliminaron los testeos para la población en general, dejando solo disponibles para personas de riesgo, embarazadas y mayores de 60.
Al mismo tiempo, Kreplak planteó la necesidad de “cambiar el barbijo por uno de calidad” y eliminar los de tela. Pero la provincia no se haría cargo de esto, sino que dependerá de cada bonaerense hacerse de ellos. Es decir que no solo no garantizan el aislamiento de los contactos estrechos, los testeos ni los protocolos, sino que tampoco garantizarán la herramienta que ellos mismos promocionan y que hoy en día sigue siendo fundamental para evitar el contagio.
La hipocresía de Kreplak y del gobierno de la provincia llega al punto de festejar el supuesto descenso de casos de coronavirus cuando en realidad lo que sucede es que se dejó de testear. En cambio, las muertes siguen en ascenso y alcanzan un promedio de 261 diarias, demostrando la magnitud de la pandemia en el país. De esto surge la necesidad de discusión entre todos los actores dentro de la escuela, ya sean docentes, personal no docente y familias, y la organización de un plan de lucha para arrancar las reivindicaciones mínimas que garanticen un retorno seguro.
En primer lugar, considerando que la vuelta a clases implica el movimiento de 5 millones de personas solo en la provincia de Buenos Aires, el Estado debe garantizar un transporte público y particular para docentes y otro para estudiantes. Dentro de las escuelas es fundamental que se apliquen protocolos que tengan un correlato con la situación epidemiológica y que sean discutidos y llevados adelante por comisiones de higiene y seguridad votadas entre los trabajadores de los colegios que determinen la vuelta de los aislamientos.
En este sentido y contrario al discurso de Kreplak, el distanciamiento social es un elemento fundamental que va a requerir la adaptación de los colegios en términos de infraestructura. Además, hay que exigir que el Estado brinde todos los elementos de protección personal para docentes y estudiantes, ya sean barbijos, máscaras, guantes y alcohol en gel. También la vuelta de los centros de testeo para la comunidad educativa y la población en general, de manera que se pueda conocer de manera certera cual es la situación sanitaria y tomar decisiones acordes con ella.
Otro punto clave es la vacunación, la gran herramienta de prevención contra el Covid-19. La lucha en este sentido tiene que ser por que el Estado se haga cargo de que toda la comunidad educativa que se encuentre en condiciones acceda a la tercera dosis de la vacuna para que se inicie el ciclo lectivo con el calendario completo.
Para el sistema de salud, aumento de presupuesto para aumentar la capacidad de testeo, de vacunatorios y reforzar el sistema en términos generales. En este sentido, la centralización del sistema sanitario en su conjunto permitirá analizar en qué situación se encuentra, con qué recursos se cuentan y poder optimizar los mismos, a la vez que se garantice un único sistema gratuito, público y de calidad al que toda la población tenga acceso.
Para financiar este programa hay que romper el acuerdo con el FMI y avanzar con el no pago de la deuda, de manera que se utilicen los recursos del país para las prioridades y la salud de los trabajadores.
https://prensaobrera.com/salud/no-es-una-gripecina/