Políticas

23/3/2022

UOM - Metalúrgicos

La caída de Caló

Una novedad en el mapa de la burocracia sindical y un golpe para Alberto Fernández.

Caló cae a manos de un ex diputado kirchnerista

El desplazamiento imprevisto de Antonio Caló como secretario general de la UOM nacional, luego de 18 años, introduce una novedad en el mapa de la burocracia sindical. El congreso de delegados fue el escenario de una “rosca” febril, completamente ajena a la base metalúrgica, que terminó encumbrando a Abel Furlán, secretario general de Zarate-Campana, secundado por Naldo Brunelli de San Nicolás.

La caída de Caló a manos de un ex diputado kirchnerista, actual miembro de la dirección del PJ de la provincia y animador de la Corriente Federal, es un golpe para Alberto Fernández (que había planeado desembarcar en el congreso para la foto). El nuevo secretariado tiene una fuerte impronta K. Brunelli es diputado bonaerense y regentea con La Cámpora el estratégico puerto de San Nicolás. El entregador de los metalúrgicos de Somisa a la privatizción menemista, arbitrando en estas lides expresa también el contenido de la acumulación kirchnerista en los sindicatos. El kirchnerismo fue parte del peronismo de los ’90 y ahora se nutre de sus burócratas.

Las elecciones seccionales que precedieron al congreso estuvieron cruzadas por diversas crisis. Los embates de Caló contra listas opositoras, apelando a impugnaciones y presiones (Sergio Souto, en Morón) o el armado de listas afines para enfrentar a sus adversarios (Daniel Daporta, en Avellaneda) dejó un tendal de heridos. A esto se sumó la caída de algunos viejos burócratas como el Barba en Quilmes a manos del kirchnerista Adrián Pérez.

Aunque debilitado, la continuidad de Caló parecía asegurada. En los últimos días, Caló había sido el vocero designado por Héctor Daer para expresar el alineamiento de la CGT con el albertismo y su apoyo al pacto con el FMI.

Fue la decisión de Caló de bajar de la secretaría adjunta a Daporta, vulnerando la histórica estructura de poder (Capital-Avellaneda-Rosario) en que asentó la conducción hasta ahora, lo que desató el paquete y alentó la lista alternativa; rápidamente reunió las adhesiones, además de Avellaneda y Quilmes (que eran cantadas), de Osvaldo Lobato de San Martín y Diego Espeche de San Miguel, Esteban Cabello de La Matanza y algunos “pesados” del interior como Antonio Donello de Rosario y Rubén Urbano de Córdoba.

La negociación reservaba a Capital el segundo lugar, pero Caló lo rechazó y excluyó a la seccional más importante del país de cualquier armado de unidad.  Su lugar lo ocupó Naldo Brunelli a quien algunos, por lo bajo, señalan como el verdadero instigador de la movida destituyente.

Es en ese sentido que el cambio de mano modifica la relación de los distintos bloques de la burocracia e impactará seguramente en los equilibrios internos la CGT. La UOM ocupa la Secretaría de Interior, que había empezado a organizar la normalización de las CGT Regionales. Aunque podría ser una moneda de cambio de algo es improbable que ese sillón, pretendido en su momento por Pablo Moyano, siga siendo de Caló.

La caída de Caló no puede interpretarse al margen del repudio creciente de los trabajadores metalúrgicos a sus entregadas del salario, del convenio y al “rastrerismo” que mostró con este gobierno y antes con el de Macri. Pero el reordenamiento del secretariado, con los mismos burócratas de siempre y algunas nuevas figuras (todas con credenciales pro patronales “confiables”), asegura la continuidad del mismo rumbo pro-patronal.

Furlán tiene una larga trayectoria como cómplice de los atropellos de Siderca (despidos, violaciones al convenio, contrataciones fraudulentas, etc.); y con los mismos métodos de Caló: congresos truchos, persecuciones y proscripciones. Brunelli, diputado menemista en los 90, fue el gran artífice de la privatización de Somisa; y así, podríamos seguir con cada uno de que los que se presentan como los renovadores. Todos ellos han sido participes de las entregadas que imputan a Caló.

Uno de los “nuevos”, Adrián Pérez, que asumirá como Vocal, viene de destronar al Barba Gutiérrez con el apoyo de la intendenta camporista Mayra Mendoza. Prometió democratizar al sindicato y su primera medida fue apretar a la interna combativa de GRI Calviño para que entreguen el conflicto que mantienen desde meses por despidos, instándolos a arreglar por guita (incluidos los propios delegados). En la previa a este congreso, la burocracia atacó al activismo de Acoplados Salto, de Guidi y de la mencionada Gri Calviño, entre otras.

La verdadera recuperación de la UOM requiere una nueva dirección, clasista, democrática y de lucha; que barra de raíz a la burocracia sindical en todas sus expresiones.