Políticas

6/7/2023

Editorial

La campaña electoral y el fantasma de Jujuy

La izquierda que se planta es la que organiza a los trabajadores.

Jujuy es el desvelo de los capitalistas y sus políticos.

Este miércoles 5 de julio por las calles de San Salvador de Jujuy, al ritmo de la música andina, una multitud acompañó la marcha docente que “celebraba” su mes de paro. El sostenido reclamo docente de aumento salarial se extiende a otros gremios, es que la miseria de los salarios de los trabajadores “formales” es imposible de tolerar. Mientras, se sostienen cortes en el interior de la provincia, fundamentalmente en el norte, en defensa de la tierra y el agua.

Morales desató una represión descomunal contra el pueblo jujeño, que a estos reclamos suma el rechazo a una constitución reaccionaria, reformada a gusto y piacere de las mineras, que liquida derechos elementales como el de la protesta. Decidió retroceder en algunos de sus propósitos, y mejoró la oferta salarial a los docentes. Pero como eso no alcanzó, se erigió en juez y parte para intentar imponer sanciones económicas a quienes se manifiesten. Nada de eso logra doblegar la rebelión del pueblo jujeño que sigue insistiendo con “arriba los salarios, abajo la reforma”.

Jujuy es el desvelo de los capitalistas y sus políticos de todo el país: es el fantasma que recorre Argentina. Morales reunía “volumen político”: logró que su sucesor ganará por más del 50% de los votos, viene gobernando con el apoyo del PJ de la provincia -y de Sergio Massa-, cooptó al 90% de los punteros de Milagros Sala, la reforma constitucional salió aprobada con el voto de los 13 constituyentes del peronismo; pero todo eso, que es mucho, no alcanzó para que el pueblo jujeño no se rebelara contra la miseria salarial y la entrega de la provincia a las mineras.

A escasos 39 días de elecciones primarias todavía ningún candidato entre los políticos capitalistas reúne las condiciones para imponer a nivel nacional lo que Morales pretendió imponer en Jujuy. La jornada nacional de lucha piquetera de este martes 4 mostró que el movimiento de los más castigados por la crisis está intacto y obligó a la ministra del hambre y al propio gobierno a conceder parte -importante- de los reclamos.

Massa, el ¿salvador?

La proclamación de Sergio Massa como candidato del oficialismo fue fuertemente “bendecida” por los mercados, con la suba de la bolsa, y también por las cámaras empresariales. Massa es el candidato del 150% de inflación, pero también el que impuso un ajuste que ya provocó 3.300.000 de nuevos pobres; su candidatura cuenta con el apoyo de gobernadores, y sobre todo de la burocracia sindical. Pero fundamentalmente Massa cuenta con el apoyo explícito de Cristina Fernández de Kirchner y del kirchnerismo todo, incluso en sus versiones más “díscolas”: Wado de Pedro, el hijo de la generación diezmada, será su jefe de campaña. Incluso el amigo del Papa, Grabois, colaborará atajando los rechazos por izquierda para contenerlos. Para empezar sus socios en la Utep han decidido en algunos casos jugarse abiertamente por el dúo Massa-Rossi (Somos Barrios de Pie). Alderete de la CCC “destacó como algo positivo el consenso casi total de la coalición de gobierno que apoya a Massa” (El Grito del Sur, 5/7), al que “no consideró un sapo”; el Movimiento Evita dio libertad de acción pero dentro de la interna de Unión por la Patria, mientras empujan candidatos propios en municipios del conurbano.

El problema de la candidatura de Massa es que tiene que atravesar un terreno minado. El acuerdo con el Fondo no llega y el gobierno decidió postergar el pago de una parte de los vencimientos hasta fin de mes, aunque sí cumplirá con el pago acordado con los fondos buitre. Massa está recurriendo a una ingeniería (que incluye el uso de los depósitos en dólares que están bajo custodia del Banco Central) para no llevar adelante el requerimiento del FMI de proceder a una devaluación del 30-40% para achicar la brecha cambiaria y acumular reservas. Massa sabe que esto sería llevar la inflación a niveles de una híper, con consecuencias impredecibles que no solo pueden voltear su candidatura sino también hacer que toda la Argentina baile al ritmo del carnavalito.

Confían en que el FMI deje hacer hasta las Paso, pero ¿y luego? Octubre está lejísimos y los tiempos se acortan. El proceso electoral puede desenvolverse al calor de una intervención mucho más amplia de los trabajadores y una unidad en las calles de todos los agredidos por la crisis.

La oposición, tanto Juntos por el Cambio como Milei, compiten en mostrar su voluntad de aplicar el ajuste a fuerza de represión y mano dura. Larreta, que es partidario de un acuerdo con el peronismo para poder aplicar el ajuste, nombró a Morales como su vice en el mismo momento que este se dedicaba a reprimir al pueblo jujeño y sumó a Espert que es partidario de “bala o cárcel” contra los luchadores. Bullrich promete un shock y mano dura, sin que demuestre consistencia para ello. La candidatura del facho Milei es cascoteada por los mismos medios que lo encumbraron, su orfandad política les hace temer que la motosierra la terminen agarrando los trabajadores si Milei gana.

Las elecciones provinciales previas (el adelantamiento ya es señal de crisis y disgregación) han dejado señales preocupantes, porque si bien los liderazgos locales en general han salido victoriosos, a través de la abstención y el voto en blanco se filtró el hartazgo popular frente al derrumbe del cual todas las fuerzas políticas capitalistas que gobernaron en los últimos 40 años son responsables.

Como se ve, Jujuy parece una versión adelantada de toda la Argentina.

Necesitamos una izquierda que organice y no marketing electoral

La burguesía y sus partidos buscan encontrar en el proceso electoral condiciones para avanzar aún más sobre los ingresos de los trabajadores (directa o indirectamente), en las jubilaciones, en las condiciones laborales, es decir, en el ajuste, a la par que se emblocan con los intereses del imperialismo yanqui.

Frente a esto la izquierda tiene que conseguir “volumen político” para enfrentar lo que hoy sucede y lo que se viene, y eso es solo posible si se coloca como tarea la organización de los trabajadores en los lugares de trabajo, donde las patronales ejecutan la “tarea fina” del ajuste, en los sindicatos para echar la burocracia cómplice; en las barriadas populares donde la degradación social crece al compás de la pobreza, el narcotráfico amparado por el Estado y los punteros de los partidos patronales; en la lucha contra la represión, la criminalización de la protesta, el gatillo fácil; junto a las organizaciones de jubilados, de mujeres, ambientales y de la juventud que enfrentan a los gobiernos por sus reclamos. La tarea de la izquierda es poner en pie una alternativa política con fuerte arraigo en las más amplias capas de la población golpeada por el ajuste y la política de los capitalistas. Sin independencia política, sobre todo del kirchnerismo, esa tarea es imposible.

En las elecciones del 13 de agosto el Frente de Izquierda va a ir con dos listas, la diferencia central entre ambas tiene que ver con qué izquierda necesitan los trabajadores. La lista que encabezan Myriam Bregman y Del Caño no se propone la organización de los trabajadores para intervenir como una fuerza independiente (por eso se solidarizan con Cristina), cuando critican -para más, con argumentos de la derecha- al movimiento piquetero independiente revelan su decisión de no ir a organizar las barriadas donde el hambre impera; cuando rehúsan y obstaculizan la acción común con el sindicalismo combativo desisten de la organización de la tarea de expulsar a la burocracia; lo mismo cuando se niegan a intervenir frente a la inseguridad que golpea cada vez más a los trabajadores, etc. En oposición a ello pretenden imponerse a través del marketing electoral, que a lo único que nos puede llevar es a ser, no los organizadores del pueblo oprimido para acabar con el régimen actual, sino el ala izquierda del mismo. Una izquierda sin penetración profunda entre los trabajadores queda presa de las presiones de los partidos del régimen como forma de subsistencia.

La lista que votó el plenario de la izquierda y los luchadores del pasado 17 de junio en Congreso es exactamente lo contrario, porque justamente es el resultado de la deliberación común de quienes vienen peleando contra el ajuste fondomonetarista y se preparan y organizan para acabar con él. Es por eso que la lista de candidatos que encabezan Gabriel Solano y Vilma Ripoll concentra a los protagonistas de las principales batallas de los últimos años: desde el movimiento piquetero independiente, parte de la Unidad Piquetera, hasta dirigentes del Sutna, pasando por decenas de docentes que pelean en los gremios de base de la Ctera, en la docencia universitaria, trabajadores de la salud, metalúrgicos, de la alimentación, estatales, de servicios, etc.; de diversos agrupamientos de luchadores contra la depredación capitalista del ambiente; de los vecinos organizados en las barriadas contra el narcoestado y el gatillo fácil; y de todas y cada una de las luchas que han sido relevantes en los últimos años.

Impulsar el voto por Gabriel Solano y Vilma Ripoll, y por todos los candidatos provinciales y municipales, a los parlamentos y concejos deliberantes, es fortalecer la organización y lucha de los trabajadores para terminar con este régimen capitalista y abrir camino a una salida de los trabajadores: el gobierno obrero y el socialismo.

https://prensaobrera.com/politicas/reunion-de-massa-y-los-gobernadores-del-pj-un-encuentro-entre-ajustadores

https://prensaobrera.com/politicas/los-trabajadores-necesitan-una-izquierda-comprometida-en-construir-un-gran-movimiento-popular