Políticas

27/7/2022

La CGT respaldó al gobierno y le da la espalda a los salarios

Contra esta orientación colaboracionista de la burocracia, vamos a un gran Plenario de la Coordinadora Sindical Clasista el 6 de agosto.

Pablo Moyano

Ayer, mientras Pablo Moyano movilizaba con la CTA contra “los formadores de precios”, el resto de la conducción de la CGT, junto a algunos dirigentes sociales aliados al gobierno como Emilio Pérsico y el “Chino” Navarro (Movimiento Evita), homenajeó a la figura de Eva Perón con motivo de un nuevo aniversario de su fallecimiento. Ambas medidas van en sintonía con el carácter que las centrales buscan imprimirle a cualquier tipo de acción, es decir, en apoyo al gobierno y sin ningún tipo de contenido obrero de lucha.

Daer, quien fue secundado por Andrés Rodríguez (UPCN), declaró: “No caigamos en esa corrida devaluatoria y especuladora, tanto política como económica, porque ahí si los que van a pagar son sectores más vulnerables, los jubilados y los trabajadores”. Y tras reclamar que “no nos confundamos”, convocó a los gremios y trabajadores a “movilizarnos con todo el 17 de agosto” (Clarín, 26/7).

El dirigente de la CGT no solo busca exculpar al gobierno por la crisis económica actual, sino que también desconoce los enormes padecimientos que ya sufre la población trabajadora que ve pulverizado su poder adquisitivo por la imparable inflación y la corrida cambiaria. Asimismo negocia paritarias a la baja con las patronales y el gobierno, lo que mantiene a los salarios por debajo de la inflación. Es el caso de Comercio, el sindicato con más afiliados en el país, que tuvo entre junio y julio un salario básico de $87.188 para la escala más baja, y que llega a solamente $92.368 para la escala más alta, cuando la canasta alimentaria ya toca los $105.000. También es el caso de las jubilaciones, donde la mínima no supera los $37.524,96, muy por debajo de la línea de indigencia.

Mientras tanto, estas mismas centrales sindicales que amarran los salarios, convocan a una movilización para 17 de agosto sin acto, sin oradores y a favor del gobierno, cuando es este último el que generó la bola de nieve de deuda en pesos y que luego financió la corrida de esos famosos especuladores contra los bonos, y el que se niega a aumentarle las retenciones al campo mientras le ofrece un tipo de cambio favorable como respuesta a sus extorsiones.

Tanto la CGT como la CTA encauzaron distintas acciones en el afán de mostrar algún tipo de disidencia contra el plan económico del gobierno. Por su parte, la CTA de Hugo Yaski, junto a otro sector de la CGT, llevó adelante una “marcha de antorchas” hacia el Ministerio de Desarrollo Social, algo más cristinista, pero también a favor del gobierno y contra los famosos “formadores de precios”, y fue acompañada por sindicatos como Camioneros, ATE (estatales) y Smata (mecánicos). En ese sentido es que se expresó Moyano cuando dijo: “Esta no es una marcha contra el gobierno, es una marcha defendiendo al presidente y a la vicepresidenta”. Pero es el gobierno el principal formador de precios porque controla los resortes económicos claves, habilita aumentos en los productos que integran el programa Precios Cuidados, en las tarifas, en las prepagas y en el transporte (todos regulados por el Estado), liquidando todos los días un poco más el poder adquisitivo y las condiciones de vida de los trabajadores, y desviando el foco del fracaso del gobierno y del pacto con el FMI.

Queda claro que la marcha del 17 de agosto es una respuesta a la presión de la clase obrera por salir a luchar contra el ajuste en curso y un intento evidente de las centrales sindicales por evitar que esa expresión se materialice en una lucha por los salarios y en una embestida contra el gobierno. Esto en un contexto donde el movimiento piquetero gana las calles contra el hambre y la miseria que produce la crisis económica, atizada por el acuerdo con el FMI. A su vez, el dirigente sindical también agregó que “es necesario interpelar a todos, a toda la dirigencia política para encontrar soluciones y un camino para que la crisis no sea la que están buscando algunos”. De esta forma, clarifica su intención por contener el descontento social y machaca la idea de un pacto social para “encontrar soluciones”, en el camino de la conciliación de clase.

Ese camino es el que ha llevado a que el movimiento obrero no intervenga plenamente en la crisis. En contraste con esta orientación colaboracionista de la burocracia, alineada a las patronales y al gobierno ajustador, se desarrolla la importante la lucha del neumático por un aumento salarial real, en amalgama con la Unidad Piquetera, quien ha convocado una movilización el 28 de julio a Plaza de Mayo, por un bono de emergencia de $20.000 y un aumento del salario mínimo a $100.000, por trabajo genuino y por un plan de obras públicas y viviendas.

Para profundizar esta unidad, y continuar con la campaña por un gran paro nacional y un plan de lucha, el 6 de agosto se llevará adelante un plenario de la Coordinadora Sindical Clasista, donde el conjunto del movimiento obrero independiente y combativo deliberará para continuar la batalla por todos sus reclamos de manera unificada.