La falta de dólares en las reservas del Banco Central tiene impacto en toda la economía y en particular en la actividad productiva. Esta ya muestra una tendencia contractiva, reforzada por toda la política económica digitada por el Fondo, y que buscará ser descargada sobre los trabajadores.

Según el Indec, en septiembre permaneció la tendencia recesiva y continúa profundizandose la desaceleración de la actividad productiva. Los datos afirman que el índice de la serie desestacionalizada bajó 0,2% mensual, mientras que el índice serie tendencia-ciclo registró una variación negativa de 0,4%. Esto es algo atizado sobre todo por las políticas oficiales e impacta de lleno en los puestos de trabajo.

El gobierno viene llevando adelante medidas para cumplir con el acuerdo con el FMI que son profundamente recesivas, como es el caso del aumento constante de las tasas de interés, que encarece los créditos para la industria y para los particulares. Además las patronales trasladan ese costo al producto final, empujando la inflación y asestando otro golpe al consumo que favorece esta tendencia.

A esto también se suma el recorte presupuestario en obra pública, cuyo primer efecto es la pérdida de una gran cantidad de puestos de trabajo. Sin ir más lejos, según el Indec, el rubro de la construcción registró una variación negativa de 2,9% en el índice de la serie desestacionalizada y una variación negativa del 1,2% en la serie tendencia-ciclo, para el mes de septiembre con respecto del mes anterior.

Ahora se agrega también la crisis de reservas del Banco Central, la cual impacta directamente sobre las importaciones, algo importante si tenemos en cuenta que la industria argentina depende de éstas para el desarrollo de su actividad. Las empresas como Nissan-Renault o Nike ya paralizan sus plantas por la falta de insumos.

El Banco Central vendió en los pocos días de este mes lo mismo que en todo octubre, es decir más de 500 millones de dólares, para evitar una disparada de la brecha cambiaria que obligue a una devaluación brusca. En tanto, los diversos tipos de cambio esgrimidos por Economía solo aumentan los compromisos financieros por parte del Estado y no parecen resolver el problema de las reservas.

En paralelo, el gobierno está llevando adelante una negociación para congelar los precios de ciertos productos de consumo masivo, y a cambio les ofrece a las alimenticias los dólares que necesiten para importar. Es decir, el acuerdo está profundamente condicionado por la disponibilidad de divisas, una disponibilidad que el gobierno hoy no tiene. Por lo tanto, lo más problable es que el acuerdo fracase, como sucedió con otros programas similares, y las empresas avancen una nueva remarcación de precios.

A su vez el gobierno quiere dar de baja a 250 mil beneficiaros del Potenciar Trabajo mientras ajusta el salario minimo por debajo de la inflación, todos ataques a la política de asistencia social sobre todo contra los desocupados. Una canallada si tenemos en cuenta que la previsión es al recrudecimiento de la caída de la actividad económica y, por lo tanto, también en la generación de empleo, algo que confiesa explicitamente el Presupuesto 2023 en sus líneas. Por lo tanto, serán necesarios los planes sociales ante la falta de trabajo genuino.

Queda claro que el programa fondomonetarista del gobierno y el pago de la deuda son un yunque para la economía y para las las condiciones de vida de la población trabajadora.