Sin que se modificaran las condiciones sociales que llevaron a la derrota del gobierno del Frente de Todos, se consolidaron los resultados electorales que colocaron a Juntos por el Cambio como ganador de la elección en Santa Fe. De los tres senadores nacionales por la provincia, dos serán amarillos y uno del PJ, cuando desde 1983 en adelante la mayoría en ese reducto fue siempre peronista. El Frente Progresista (FAP) salió tercero, creciendo un poco respecto de las elecciones de 2019, bajo la apariencia de estar por fuera de la “grieta”, pese a la colaboración de todos sus gobiernos con el kirchnerismo y el macrismo.

El capital sojero volcó todo su apoyo a las listas de Juntos por el Cambio, que encaramó a Carolina Losada y a Dionisio Scarpin (el intendente de Avellaneda que organizó los banderazos por Vicentin) como senadores nacionales. Esto traccionó un voto pequeño burgués de las ciudades agrarias que votaron en masa a JxC. El Frente de Todos sostuvo el apoyo de la FISFE (UIA santafesina) fuertemente subsidiada por el Estado y la colaboración de la burocracia sindical pejotista, que le sirve de correa de transmisión. Logró retener la mayoría del voto en Rosario y San Lorenzo, dos distritos de concentraciones fabriles. No sucedió esto en Villa Constitución, donde se impuso el macrismo y el Frente de Izquierda obtuvo el 5% en diputados nacionales. De conjunto, el FIT hizo sus mejores elecciones a lo largo del cordón industrial de la bota, en tanto que expresiones de centroizquierda, como Carlos Del Frade, también crecieron en esa franja de la población.

El reparto de las nueve bancas de diputados nacionales por Santa Fe da: 5 JxC, 3 FdT, 1 FAP. En cuarto lugar se posicionó Carlos Del Frade, que robó votos por izquierda al Frente de Todos, sobre todo en los barrios del centro de Rosario. Su plafón político es “Soberanía Popular”, una alianza entre su figura y el PCR/PTP, que en todo el país votó al Frente de Todos. La campaña de esta fuerza esbozó tímidamente planteos nacionalistas, con el cuidado de no plantear la movilización independiente de los trabajadores contra el gobierno y el Estado, ni la ruptura con el FMI. En esto nos destacamos desde el PO en el Frente de Izquierda, planteando el no pago de la deuda, la nacionalización de los puertos, la banca y el comercio exterior. “Soberanía” ofició de presión por izquierda dentro del campo del apoyo al gobierno peronista, por lo tanto jugó un papel de contención.

Frente de Izquierda

La campaña electoral del Partido Obrero en el Frente de Izquierda fue descomunal, por el grado de movilización política en los barrios, que nos llevó a tener 700 fiscales, y por el nivel de conciencia de una vanguardia del Polo Obrero. Avanzamos en la estructuración provincial del Partido Obrero, el desarrollo militante se extendió hacia Santa Fe, donde empiezan a conformarse núcleos partidarios, y también en el norte, donde nuestro trabajo en Reconquista se extiende a nuevas ciudades como Tacuarendi, Las Toscas y Villa Ocampo.

En diputados y senadores nacionales crecimos levemente, pasando del 1,7 al 2,2%, de 28 a 40 mil votos. Hicimos una elección levemente superior a la del 2019 y prácticamente idéntica a la de 2017. En el Gran Rosario nos acercamos al 3%, destacándose la votación en las barriadas donde el Polo Obrero desarrolla un enorme trabajo, como es el caso de Nuevo Alberdi, donde las cifras alcanzan el 7%.

En los concejos deliberantes también creció la votación del FIT respecto de las PASO: Granadero Baigorria 4,51%; San Lorenzo 3,24%; Villa Constitución 3,13%; Beltrán 5,61%; Capitán Bermúdez 3,16%.

La enorme campaña política desplegada por el Partido Obrero liderando al Frente de Izquierda en la provincia es el resultado de un crecimiento militante, que presenta el desafío de sumar nuevas camadas a la lucha por construcción de un partido obrero.

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