Políticas
4/8/2024
Neuquén
La hidroeléctricas del Comahue, una disputa entre saqueadores
Pulseada por la caja, mientras siguen en pie las privatizaciones.
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Sistema de represas del Río Limay y el Río Neuquén.
El sistema de represas con centrales hidroeléctricas a lo largo del Río Limay y la represa y central hidroeléctrica de Planicie Banderita sobre el Río Neuquén conforman un complejo sistema energético concebido como eslabones de una cadena; ya que río abajo hay represas compensadoras de otras mayores ubicadas río arriba (caso de Arroyito y El Chocón) y represas derivadoras (como Portezuelo Grande, Loma La Lata).
Durante muchos años el complejo funcionó como un todo, en tanto estaba bajo el control de Hidronor S.A., una empresa con mayoría estatal al estilo de YPF o Gas del Estado (es decir, socia del capital privado), hasta las privatizaciones de la década menemista.
El desmantelamiento de Hidronor S.A. y la privatización por unidad productiva rompieron el funcionamiento de las represas y centrales como eslabones concatenados para pasar a un esquema de competencia capitalista de cada unidad productiva, donde cada privado busca la mejor rentabilidad y actuaba descoordinadamente respecto al resto. Esto generó un caos de funcionamiento y eficiencia del conjunto, tanto para el adecuado nivel de los embalses como de la producción de energía. El 25% de la producción de energía hidroeléctrica del país nace de este sistema del Comahue, de allí la importancia de su aporte energético.
Así, a pesar de todo un sistema pensado para regular los caudales de los ríos seguimos viviendo períodos de crecidas e inundaciones de zonas pobladas y períodos donde los cursos de agua quedan reducidos a su mínima expresión causando graves problemas de abastecimiento.
El organismo que se creó para velar por un funcionamiento coordinado del sistema, la AIC (Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas) no ha sido otra cosa que una escribanía de las privatizadas a lo largo de décadas.
Una vez vencidas las concesiones de las privatizaciones menemistas fueron prorrogadas por el gobierno nacional, y vencen nuevamente en los próximos días. El gobierno de Milei ha creado cuatro sociedades anónimas estatales con los nombres que coinciden con las centrales: El Chocón que incluye Arroyito, Alicurá, Piedra del Águila que incluye Pichi Picún y Cerros Colorados. El capital estatal estará en manos de Enarsa y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), dejando fuera a las provincias donde se asientan las centrales.
De allí nace una “disputa” para la tribuna.
La “disputa” de Nación con las provincias
Neuquén y Río Negro comparten el dominio sobre el Río Limay, y el Río Neuquén fluye exclusivamente por territorio neuquino.
El proceso privatizador del actual gobierno nacional, en principio, ha dejado a ambas provincias en la banquina. Lo que ha provocado una disputa verborrágica para la tribuna sobre la “soberanía del recurso agua”, sin que falte la consabida retórica de la “defensa del federalismo”. Sanata de dos gobiernos que son acólitos de la Ley Bases, la entrega y el saqueo del Rigi, y de toda la política privatizadora de Milei-Caputo-Sturzenegger.
En realidad se trata de un tironeo por unas monedas más o menos pero manteniendo el proceso privatizador en marcha, con el cual acuerdan. Es decir, la soberanía sobre el recurso agua, es un cuento chino.
El gobernador neuquino Rolando Figueroa pretende participar de las decisiones sobre las concesiones y un mayor porcentaje de regalías (ni figura en su radar oponerse a que continúen en manos privadas), y poder cobrar esas regalías “en especie”, es decir en una determinada cantidad de energía eléctrica (un guiño a las futuras empresas concesionarias, porque la entrega “en especie” es al costo y el pago de regalías es sobre el precio de venta).
Una muestra más que la autoproclamada “soberanía federal” sobre los recursos, es como en el caso de los hidrocarburos, una impostura mayúscula de los gobiernos de las provincias donde esos recursos se explotan. A la hora de la verdad, muere el chamuyo oficial.
Mekorot se puede quedar con el agua de la región
El año pasado el electo y aún no asumido Figueroa viajó a Israel para reunirse con la empresa Mekorot en relación a su modelo de gestión del agua. Luego, en abril de este año suscribió un convenio con el Consejo Federal de Inversiones para crear un plan maestro para el manejo del recurso hídrico en la provincia. La empresa Mekorot tiene su convenio con el CFI y su propio plan maestro, ya que también firmó un convenio con la provincia de Río Negro y con la región del Bio Bio (la zona transandina que limita con ambas provincias) en Chile. Así las nieves de las altas cumbres generadoras del recurso hídrico, los tantísimos ríos y los grandes lagos de la zona que de allí se nutren, estarán bajo el área de influencia de Mekorot, que adquiere de esta manera una fuerte posición de presión económica y política sobre una región que es una reserva de agua dulce a escala mundial.
En función de esta realidad resulta una mala broma que el ministro de Infraestructura de Neuquén, Rubén Echeverry, diga en nombre de la titularidad del recurso hídrico que las represas y centrales deben pasar al dominio de las provincias de Neuquén y Río Negro, y que en caso contrario “se reserva el derecho de iniciar las acciones correspondientes” (que por supuesto ni se anima a sugerir cuales serían). Echeverry fue vicepresidente de Gas y Petróleo de Neuquén S.A. que se asoció en “carry” en varias áreas para la entrega de Vaca Muerta a empresas como Shell, Total y otras.
Junto a las asambleas por el agua decimos “¡Fuera Mekorot!”. Por la estatización bajo control obrero y de usuarios del complejo Comahue y su funcionamiento para un desarrollo industrial con tarifas promocionales para el consumo domiciliario y de las fábricas ceramistas y otras actividades autogestionadas.
