Políticas
28/6/2022
La inflación de junio no bajaría del 5% con el gobierno como principal responsable
La política económica fondomonetarista produce la suba de precios.
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Imagen: edición de Prensa Obrera.
Las consultoras privadas que mes a mes realizan mediciones inflacionarias anticipando los datos del Indec aducen que podría tener su punto final la tendencia “a la baja” de los precios. Tras el 5,1% de mayo, los analistas privados ubican las subas de junio entre el 5 y el 5,4%. De por sí ya hablamos de números que corroboran un desmadre. Pero se vuelve peor aún si atendemos al acumulado en los meses anteriores, donde incluso con el pronóstico más “favorable”, 5%, llegamos a mitad de año con una escalada del 34,3%.
Queda claro que la meta de inflación del ejecutivo nacional, confeccionada por la cartera de Economía a cargo de Guzmán, se ve totalmente socavada por la realidad. La cifra “actualizada” que el gobierno buscó poner hace algunas semanas de referencia, “arriba del 60%”, también se choca de lleno con las estadísticas. De hecho, a través de su Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) el Banco Central la sitúa en un 72,5% al concluir el 2022, mientras los analistas ubicados en el “Top 10” del REM (quienes mejor pronosticaron la inflación en ocasiones anteriores) estiran el número a 75%.
Vale señalar además que a esta nueva adición sobre los precios se le incorporan los aumentos de junio correspondientes a la tarifa en la luz, del 16,5%, del gas, de entre 18% y 25%, las prepagas que tuvieron un aumento del 10%, los colegios privados de la provincia de Buenos Aires suben un 8% y lo propio hizo en un 12% el gasoil (Clarín, 27/6). Además, en el mismo mes el gobierno cedió a un aumento en los artículos contemplados en Precios Cuidados, demostrando lo farsesco de la única política con la cual el gobierno simulaba alguna preocupación por cómo repercute esto sobre el bolsillo popular. Esto muestra a un gobierno que es el primer formador de precios.
Las alimenticias que dominan el complejo agroexportador nacional vienen a su vez pujando con aumentos del 40% en elementos tan básicos como fideos y harinas, al turno en que acopian granos y no liquidan las divisas presionando por una devaluación que engrosaría la suba de precios. A esto se le suma además la corrida contra los bonos CER, que condujeron al dólar blue a techos históricos (se cambia por estos momentos por encima de los $230). Para terminar con la inflación es insustituible la necesidad de romper el pacto con el FMI y toda la política fondomonetarista y avanzar en transformaciones profundas, como la nacionalización del comercio exterior.
Sustancialmente la inflación arroja presiones sobre la cuestión salarial, en momentos en que todo el arco de la burocracia de los sindicatos entrega en bandeja las negociaciones paritarias (y, con ello, nuestras condiciones de vida a ser devoradas por los precios). Por eso no puede ser combatida sino apoyando cada una de las luchas en curso por trabajo genuino, en defensa del salario, por paritarias genuinas por encima de la línea inflacionaria y por una verdadera recomposición salarial. Peleas como la que está protagonizando el Sutna con asambleas, jornadas de luchas y paros; o el demonizado movimiento piquetero independiente que le declara la guerra al hambre.
La tarea es multiplicarlas a todo el movimiento obrero para derrotar a esta ofensiva: en ese sentido estamos impulsando una campaña por un gran paro nacional que quiebre la tregua, y convocamos a movilizar masivamente el próximo 9 de julio junto al Frente de Izquierda – Unidad contra el pacto colonial con el FMI que es el árbitro de esta política económica.
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