El escaso aumento en el salario mínimo empuja levemente, y de forma transitoria, a parte de las jubilaciones mínimas, que adicionaran $677 en el mes de diciembre, $3.526 en enero y $5.425 en febrero. ¿La razón? La jubilación mínima es tan baja que no alcanza al 82% de un salario mínimo de indigencia.

Se trata del caso de 1.200.000 jubilados que cobran la mínima y que cuentan con los 30 años de aportes jubilatorios (se excluye a quienes accedieron vía moratoria), para quienes la ley garantiza un piso equivalente al 82% del Salario Mínimo, Vital y Móvil.

Como la jubilación mínima se encuentra por el piso, llegando en diciembre a $50.124,26, la modificación del piso salarial empuja tímidamente al haber mínimo hasta los $50.801 para fin de año. Se trata de un efecto transitorio hasta la próxima actualización trimestral de las jubilaciones, donde se espera que estas superen el piso de la ley.

Esto demuestra que la movilidad jubilatoria del Frente de Todos, que actualiza los haberes según la recaudación de Anses y la evolución de los salarios, mantiene ahogados los ingresos de millones de jubilados, que oscilan por debajo de la línea de flotación del salario mínimo de indigencia, y ambos no alcanzan a la canasta alimentaria. Situación que se acentúa con las exenciones y beneficios del gobierno a las patronales, que disminuyen la recaudación de la Anses y los aumentos de los jubilados.

El gobierno busca disimular el ajuste contra los jubilados con otro bono de fin de año de $10.000, que tampoco sirve para garantizar la alimentación básica de un mes, y menos aún para cubrir la Canasta Básica de los Jubilados que supera los $150.000.

El “beneficio” de los montos compensatorios hasta el 82% móvil no será extensivo para los miles de jubilados que adscribieron al régimen de moratorias, generando una discriminación entre los sectores más vulnerables de la sociedad. Quienes accedieron por moratoria son la mayoría de quienes cobran el haber mínimo.

Bajo el gobierno del Frente de Todos, contrariamente al compromiso asumido por Alberto Fernández, los jubilados avanzan hacia una situación dramática, cada vez peor, atizada por la inflación y el ajuste fondomonetarista.

Los jubilados vienen de protagonizar una jornada de lucha, el pasado 17 de noviembre, que pasó por Pami y Anses y culminó en Plaza de Mayo, en reclamo por aumento de emergencia para que las jubilación mínima supere la canasta básica y 82% móvil real sobre los salarios en actividad, reivindicando el verdadero carácter del salario diferido de los trabajadores.