Políticas
15/11/2024
La magnitud de la motosierra en salud y educación
Milei se tiene que ir ya.
Seguir
El gobierno desfinancia hospitales y programas educativos.
Que la continuidad de este gobierno es incompatible con el ejercicio de los derechos más elementales del pueblo, lo muestran las cifras del ajuste en cuestiones tan sensibles como la salud y la educación. El informe de Ejecución Presupuestaria de la Administración Pública Nacional entre enero y octubre de este año, elaborado por Cepa en base a datos oficiales, detalla la magnitud de esta motosierra criminal.
En estos diez meses, los hospitales nacionales sufrieron un recorte feroz. La ejecución presupuestaria destinada al Hospital Baldomero Sommer (especializado en rehabilitación y cuidados paliativos) cayó 15,9% real, en términos interanuales. La caída fue del 18,3% en el caso del Hospital Laura Bonaparte, dedicado a salud mental y atención de consumos problemáticos, cuyo cierre fue impedido gracias a la lucha popular. Por su parte, el presupuesto para el Hospital Posadas se desplomó 23,5%, lo cual se refleja en despidos que sus trabajadores vienen enfrentando con la movilización.
Milei también desfinancia otros centros vinculados a la salud pública como el Instituto Malbrán (-17,1%), la Anmat (-21,2%), la Agencia Nacional de Discapacidad (-17,8%), el Instituto Nacional del Cáncer (-29%) y la Superintendencia de Servicios de Salud (-65,5%). Como si fuera poco, la asfixia presupuestaria llegó a programas de salud que son primordiales, como por ejemplo, el de Prevención de enfermedades crónicas no transmisibles (-59,3%), el de Prevención de enfermedades endémicas (-72,9%), el de Salud sexual y procreación responsable (-83,5%) y el de Respuesta al VIH, hepatitis virales, tuberculosis y lepra (-70,5%).
A todas luces, las políticas gubernamentales constituyen una amenaza para la salud y la vida de la población más vulnerable, que no tiene dinero para atenderse en el ámbito de la medicina privada. Finalmente, “la casta” eran los pacientes con cáncer, los seropositivos y las personas con discapacidad.
Milei no solo pisotea el derecho a la salud, sino también a la educación. En esos diez meses, en comparación interanual, hubo una caída real del 89,8% en el presupuesto devengado a Acciones de formación docente, dejando que los cursos de formación pagos sean casi el único medio para obtener puntaje docente. También se derrumbó el presupuesto destinado al Fondo Nacional de Incentivo Docente (-98,2%), lo cual supone un recorte nominal del salario; la partida dirigida al Fortalecimiento edilicio de jardines infantiles (-85,8%), mientras miles de niños de Nivel Inicial se quedan sin vacantes; y la ejecución presupuestaria del Conectar Igualdad (-84%), agravando la brecha tecnológica.
Asimismo, se desplomó el presupuesto destinado a la Gestión y asignación de becas a estudiantes (-67,2%), agravando la deserción estudiantil ante la imposibilidad de sostener económicamente los estudios; y cayó 91,8% la partida de Infraestructura y equipamiento, profundizando la crisis edilicia en las escuelas.
Algo que ilustra las prioridades oficiales es que, en esos diez meses, el gasto en deuda pública fue superior a la suma del presupuesto devengado en salud y educación, $7,8 billones contra $6,1 billones respectivamente. Como vemos, para llenar los bolsillos de los especuladores sí hay plata, pero para atender las necesidades sociales más apremiantes no.
Un presidente abocado a destruir el sistema público de salud y educación no puede seguir gobernando. Tenemos que echarlo con la movilización callejera para que sus planes reaccionarios no sigan avanzando. Fuera Milei.