Políticas

14/4/2021

Neuquén

La ofensiva del Estado contra las cooperativas ceramistas

El tractor de la Ford, y el cañón de la Krupp.

En la medida que por años han fracasado todos los intentos de desalojos o recuperación por la fuerza represiva de las fábricas ceramistas en manos obreras, el Estado se ha dado a la tarea de desalojarlas o liquidarlas por otras vías. Aunque los funcionarios es muy probable que nunca hayan leído a Trotsky, lo cierto es que han aprendido que por las vía del ahogo económico y legal se puede sostener una ofensiva a fondo contra las gestiones cooperativas.

El caso reciente del corte de la energía eléctrica a Fasinpat (en una fábrica electrointensiva como es una cerámica) es elocuente. Y cuando ese corte proviene del Epen (Ente Provincial de Energía de Neuquén), un ente estatal, la cuestión queda más clara.
El Epen, que en realidad funciona como una sociedad capitalista más, afirmó en un comunicado oficial que cortó el suministro a Fasinpat “dentro del plan de regularización -imprescindible para la sustentabilidad del Epen” .
Si se trata de “sustentabilidad”, el Epen no debería subsidiar a la infinidad de empresas capitalistas, incluso las multinacionales, asentadas en el Parque Industrial con una “tarifa preferencial” en la energía. Ese subsidio atenta mil veces más a la “sustentabilidad” del Epen que la deuda que pueda tener Fasinpat. Porque además, todas esas empresas capitalistas gozan de los beneficios de exenciones impositivas, ejecución de obras de servicio a cargo del Estado, etc., que les otorga la ley Nº 378, llamada de “promoción industrial”.

En su comunicado oficial la empresa estatal admite que más de 3.300 grandes usuarios tenían grandes deudas, que obviamente fueron generadas a lo largo de un período bajo la permisividad del propio Epen. Esas 3.300 empresas sí tienen “rentabilidad” y se les toleró que no paguen la energía eléctrica. Pero se liquida la producción en Fasinpat. Esto sin considerar por qué razón una empresa de servicios públicos en manos del Estado debería obtener “rentabilidad” (como lo define el propio Epeb) a costa de liquidar una fábrica recuperada ante el “lock out” patronal.

El director “obrero”

El Epen cuenta en su directorio con un director “obrero”, que pertenece al sector de la Verde y Blanca de Carlos Quintriqueo. El director “obrero” colocó un ultimátum a Fasinpat: “hasta que no paguen la deuda no reconectamos”, mostrando que actúa por cuenta y orden de la dirección empresarial del Ente.

Es una muestra más, por si hacía falta otra, de la integración absoluta de la burocracia sindical de ATE-CTA al Estado, al punto que ya es imposible distinguir entre la política de la dirección de ATE-CTA y la del gabinete provincial, en todos los aspectos que se consideren.

Hay un hilo conductor en el ataque maccarthista a la huelga de Salud por parte de la dirección de ATE y el ataque a Fasinpat. Y es parte de la pretensión de los gobiernos de liquidar las conquistas obreras, entre ellas las gestiones ceramistas, ya que a estas medidas del Poder Ejecutivo se ha sumado el aparato judicial, intentando el desalojo y remate de la Cerámica Neuquén.

La intención de imponer una derrota a fondo al aguerrido movimiento obrero neuquino y a la histórica huelga de Salud y las puebladas que la apoyan es la búsqueda del Estado y las patronales de generar las condiciones para el ajuste brutal que exige el acuerdo con el FMI que el gobierno provincial apoya (y que ya tuvo su capítulo local con la rendición absoluta ante los condicionamientos de los bonistas extranjeros).

Hay que comprender que es una intentona capitalista en regla y enfrentarla como una totalidad, por eso la independencia política de todas las fracciones patronales y del centroizquierda-frentepopulista, es vital para la victoria, sean cuales fueren los resultados de las luchas en curso.