Políticas

18/3/2021

Fuego cruzado

La patoteada de Berni al vice de Frederic, un episodio impostado en medio de la interna del gobierno

El ministro bonaerense increpó y echó al Secretario de Seguridad de la Nación, tras la aparición de Maia.

Sergio Berni volvió a ganarse un lugar en los medios de comunicación tras haber increpado al secretario de Seguridad de la Nación, Eduardo Villalba, luego de la aparición de Maia, la nena de 7 años que había sido vista por última vez el lunes 15. Este nuevo cruce que protagoniza el ministro bonaerense hacia el entorno de Sabina Frederic se enmarca ahora en la interna abierta del Frente de Todos, que ya se llevó puestos a varios miembros del gabinete nacional.

Según habrían informado testigos de los hechos, Berni echó al funcionario de Nación de la dependencia policial donde se hallaba la menor y las fiscales de la causa, insultándolo, agarrándolo del cuello y amenazando con “cagarlo a trompadas”. Ello, tras reprocharle que las fuerzas federales los “dejaron solos” con el operativo de búsqueda, y tildar a la ministra Frederic de “hipócrita” e “inoperante”.

Es notorio que con este accionar Berni pretende posar como el principal responsable del hallazgo de Maia. Sin embargo, no fue el despliegue policial lo que permitió dar con la menor, que se encontraba aún con su captor Carlos Savanz, sino la atención de vecinos de Luján que los identificaron por las imágenes difundidas. Ello, por supuesto, luego de una intensa movilización tanto de los vecinos de Villa Cildañez de Lugano, donde vive Maia, como de decenas de barrios de la Capital y distintos puntos de la provincia de Buenos Aires y el país. Finalmente, hace muy poco la Bonaerense de Berni y Kicillof fue el blanco de una pueblada en la ciudad de Rojas por su complicidad con el femicida de Úrsula Bahillo.

En medio de una crisis política que se cobró recientemente a la ministra de Justicia, Marcela Losardo, en pleno intento de reforma judicial, y luego de la eyección de Ginés González García de Salud, tras el escándalo de los vacunatorios VIP, los nuevos cruces entre los titulares de Seguridad de nación y provincia se suman a los choques entre las distintas alas de la coalición gobernante, que por el momento derivaron en un avance de casilleros por parte del sector que lidera Cristina Kirchner, en detrimento del “albertismo”.

Lo interesante es que poco después de increpar a Villalba, Berni brindó una conferencia de prensa junto al vice de Larreta, Diego Santilli, también a cargo de la cartera de Seguridad porteña. Esto sucede luego de varias coincidencias públicas con el PRO, como la defensa del decreto antimigrantes de Macri o las declaraciones en pos de una baja en la edad de imputabilidad, que lo colocan compitiendo con Patricia Bullrich en una línea bolsonarista.

Sobre este punto pretendió contragolpear Frederic, quien retrucó que se habían demorado más 40 horas en iniciar las búsquedas y que la Policía de la Ciudad debía investigar los motivos por los cuales la denuncia de la madre de Maia había sido desestimada.

Estos carpetazos cruzados ilustran un aspecto nada irrelevante: la responsabilidad de todos los niveles de gobierno en la desesperante situación que padecen cientos de mujeres que son raptadas sin que el Estado las busque, en especial cuando como en este caso se trata de una familia desamparada en situación de calle. La inacción policial, o muy frecuentemente su complicidad con las redes de trata y prostitución, forman parte de este engranaje.

En la disputa abierta no hay diferencias sustanciales en torno a la política de seguridad, ya que todos han cerrado filas en la brutal represión a las familias sin techo de Guernica o en el encubrimiento por la desaparición y posterior asesinato de Facundo Castro, entre otros episodios. No hay un ala progresista, sino una interna de camarillas que se disputan lugares de poder dentro de la coalición gobernante, en medio de un empantamiento del rumbo oficial y de fuertes presiones judiciales sobre la vicepresidenta y su entorno. Pero unos y otros coinciden en una orientación de ajuste fondomonetarista, que requiere de una política represiva para imponerse.