Este viernes 22 el intendente de Juntos por el Cambio, Julio Garro, puso en funcionamiento los comités de crisis barriales por Covid-19. Llamó a los platenses a sentirse “orgullosos de ser la primera ciudad en el país que reúne a todos sus representantes a trabajar en cada barrio, donde evaluaremos en conjunto las medidas a adoptar para prevenir el avance del coronavirus”.

Estos comités que tienen como función “anticiparnos al impacto de la pandemia en los barrios más vulnerables” (intendente Garro) pero además poner  “atención en el daño social y económico que genera la pandemia” (Marcelo Leguizamón, secretario de Gobierno municipal), fueron resueltos en una reunión de Comité de Crisis Municipal que se tuvo que trasladar del Centro Cultural Dardo Rocha en el centro platense a la clausurada República de los Niños en Gonnet, a unos 10 kilómetros,  porque los esperaba en la puerta una manifestación de trabajadores despedidos. O sea, ya nacen negando una respuesta a trabajadores en crisis.

De esta reunión habían participaron los principales referentes de la oposición y jefes de bloques del concejo deliberante, el arzobispo Tucho Fernández, el presidente de Cáritas, representantes de organizaciones sociales y de la burocracia sindical de ATE, Sindicato de Municipales, CGT y CTA.

La composición es significativa. Porque además de ser mal parida, los representantes oficialistas y opositores estuvieron acompañados por organizaciones que son pilares del Estado para el sostenimiento de los despidos y el ajuste en la región.

El arzobispo franciscano “Tucho” Fernández quien expresó hace unos días la necesidad “reactivar la economía aunque haya contagios” acompañando el planteo de las patronales de levantar la cuarentena y agregando  que “con lo que se ha logrado no vamos a llegar a un desborde del sistema sanitario y va a ser controlable”, encubriendo el vaciamiento que sufre el sistema sanitario platense . A una semana de estos dichos, la realidad los refutó con la duplicación de los casos.

También se destacó entre los participantes regionales la burocracia de ATE, que llama a desmovilizar a despedidos de Educación, y la CTA que vienen maniobrando para hacer pasar despidos de Distribon.

En los comités de crisis barriales que comenzaron a funcionar tienen representantes organizaciones sociales que vienen acompañando y aplicando el ajuste desde el Ministerio de Desarrollo Social y representantes de la iglesia evangélica, cómplices del desastre bolsonarista y la iglesia Católica, que representa el arzobispo Fernández, además de un representante de comercio barrial y uno de los clubes barriales.

La formación de comités de crisis barriales sin ningún tipo de presupuesto es también parte de una política del gobierno provinical de Kicillof para la contención de las demandas y del descontento popular que crece a medida que pasan los días. El propio arzobispo afirmó que “con una buena organización, el aporte de estos comités puede llevar a que los recursos sean aprovechados diez veces más”, o sea, administrar migajas entre miles de familias con hambre. Ya el  Comité de Crisis Municipal, fundador de estos comités, lo único que hizo durante la cuarentena fue entregar, por una única oportunidad, insuficientes 25 mil bolsones de comida para más de 38.000 familias que viven en extrema pobreza en la región.

Una verdadera política para enfrentar la crisis social y sanitaria en el municipio y la región parte de aplicar un impuesto a las grandes fortunas, empresas y la especulación inmobiliaria para volcar los recursos a abastecer el sistema de salud y la asistencia social. Para defender los puestos de trabajo, pelear por un aumento de salarios y subsidios de 30.000 pesos al parado es necesaria la intervención de los trabajadores en la crisis.

Está claro que la política de la integración de las organizaciones obreras y sociales junto al Estado y la iglesia no es una salida para los trabajadores. Lo que hace falta es desenvolver todas las reservas de lucha de los trabajadores para enfrentar los ataques de las patronales y el ajuste del gobierno. Las luchas que comenzaron a emerger en las calles platenses, destacando las primeras reincorporaciones en Educación conquistadas por la lucha encabezada por la combativa Junta Interna de Educación, muestran el camino para defender el trabajo y la salud.