Políticas

9/10/2022

La renuncia de Zabaleta y el fracaso del gobierno

Una crisis política de amplitud que también se cargó a Moroni, de Trabajo.

Juan Zabaleta.

La renuncia de Zabaleta al Ministerio de Desarrollo Social concretó un anuncio que se veía venir. Zabaleta no se presentó en el Ministerio ninguno de los tres días en los cuales el enorme acampe piquetero rodeó la sede de la 9 de Julio la última semana de septiembre. Las renuncia vino precedida, además, por el aumento en el porcentaje de indigencia, al 8,8% en la última medición del Indec. El aumento de la indigencia pinta de cuerpo entero la política del gobierno: es el resultado de una orientación económica de fondo de ataque a las masas, pactada con el FMI y reforzada por la llegada de Massa al Ministerio de Economía. El fracaso de la “política social” del gobierno es el fracaso del gobierno mismo, que dijo que vino a “llenar la heladera” y terminó gobernando para el pago de la deuda y la embajada norteamericana.

La salida de Zabaleta se produce en el cuadro de una crisis política de amplitud. En una semana, esta crisis se cargó dos ministros más: Moroni, de Trabajo, y Gómez Alcorta, de Mujer. En los tres casos el denominador es la crisis producto de la aplicación de crecientes golpes contra el pueblo. En el caso de Moroni, jugó a favor de las patronales en el largo conflicto del Sutna. Finalmente el sindicato terminó quebrando las presiones patronales y gubernamentales. La salida de Gómez Alcorta se produjo en el marco de la brutal represión y detenciones a las mujeres mapuche. Y la gestión de Zabaleta se caracterizó por un recorte en los programas sociales, que el ministro se negó a abrir y que están siendo reducidos por medio de las auditorías, e incluso en la asistencia alimentaria.

En este cuadro general pesan además las internas en el gobierno, que acentúan el desgaste de los funcionarios. Pero en estas internas no hay ningún sector progresivo. En el caso de Desarrollo Social, hay que decir que La Cámpora viene siendo el ala más tenazmente defensora del ajuste, con Laura Alonso a la cabeza de aplicarlo en el área de la asistencia alimentaria. Es coherente con el ataque de la propia Cristina Fernández contra las organizaciones piqueteras “que marchan con banderas por la 9 de Julio”. Los comedores populares están recibiendo 5 productos cada dos meses (con suerte) cuando deberían recibir 21 y mensualmente.

Esta falta de respuesta del Ministerio de Zabaleta a los reclamos alimentarios la puso de manifiesto esta semana Romina Del Plá, quien en el Congreso le preguntó por qué el gobierno envía seis productos a los comedores populares cuando debería enviar 21. La respuesta del ministro, sosteniendo que no pudieron comprar aceite ni cóctel de frutas, dejó en evidencia la total incapacidad del gobierno ajustador de resolver los problemas mas elementales de la asistencia social a los barrios postergados.

Los catorce meses de Zabaleta en el Ministerio estuvieron atravesados por un fuerte ataque del gobierno a las organizaciones piqueteras independientes, asociado al intento de aplicar un ajuste en el área dictado por el pacto con el FMI. En ese cuadro, el exministro, representante de los intendentes, fue un puntal de la idea de que los mismos recuperaran poder territorial frente a las organizaciones sociales. Se trata de un planteo regresivo y de precarización laboral, porque tiene el horizonte de asimilar a quienes cobran planes sociales a un régimen de trabajo que reemplace el trabajo municipal. Zabaleta se va del Ministerio sin haber avanzado un centímetro en esa dirección, en parte por las resistencias que generó y en parte porque hasta los intendentes vacilan en hacerse cargo del control de los programas sociales, que transformaría a los municipios en el blanco de enormes movilizaciones.

El otro gran verso de la etapa de Zabaleta es la mentada “transformación de planes sociales en trabajo”. A esta dirección se dirigieron los programas como el plan empalme y otros sin ningún resultado, dado que el país no genera las fuentes de trabajo para absorber a la masa enorme de desocupados existentes, de los cuales solamente cobran potenciar trabajo una minoría. El Ministerio se negó a siquiera a discutir el plan de creación de un millón de fuentes de trabajo que presentó hace un año la Unidad Piquetera.

Así, de todos los planes esbozados por Zabaleta el único que quedó firme es la tenaz negativa a abrir la inscripción a los programas sociales como lo reclaman las organizaciones de la Unidad Piquetera, que sería un avance en el acceso de millones de familias que necesitan incorporarse porque siguen bajo la línea de pobreza e indigencia. Ni siquiera se avanzó en los diferentes programas de “salario universal”, como el que propuso Grabois por la suma de miseria de 14.000 pesos. El último anuncio de este tipo, el bono asociado a los ingresos del “dólar soja” sigue sin concretarse.

La sucesión del ex Ministro está cruzada por la interna oficialista y las divergencias sobre qué hacer con los programas sociales. Pero en cualquier variante, la política de ajuste no se va a modificar y tampoco la posición de lucha del movimiento piquetero que viene enfrentando en las calles el hambre y la miseria.