Políticas

2/3/2023

La UIA quiere beneficios fiscales, enchufándoles impuestazos a los trabajadores

Con el falso argumento de aumentar la inversión.

Funes de La Rioja, presidente de la UIA.

La Unión Industrial Argentina (UIA) elaboró un documento quejándose de la “presión fiscal” y exigiendo rebajas como requisito para aumentar la inversión. Con ese insumo, dijeron que comenzarán a reunirse con los partidos patronales, condicionando su apoyo en un año electoral a que los candidatos canalicen esa demanda. Lo cierto es que las exenciones tributarias que reclaman no garantizan inversiones, chocan con las metas fiscales del FMI y agravarán la regresividad del sistema impositivo del país.

Por un lado, sabemos que los “regímenes especiales de promoción” existentes, que otorgan ventajas impositivas a distintas ramas de la economía, como la industria petrolera y automotriz, no han redundado en un incremento de las inversiones ni una “lluvia de dólares”. Incluso, los sectores mencionados poseen saldos comerciales deficitarios. Esas prebendas solo han servido para mejorar los resultados contables de las empresas -en su mayoría multinacionales-, sin reportar beneficio alguno para el país y su población.

El mismo balance podemos sacar de las reducciones a los aportes patronales sostenida desde el menemismo o de la fuga de capitales que sucedió a la reforma tributaria del 2017, que planteaba la disminución de Ingresos Brutos para las empresas, entre otros impuestos provinciales. Por lo tanto, cumplir con la demanda de la UIA no asegurará ningún ciclo de inversiones.

Por otra parte, dicho reclamo entra en colisión con el superávit fiscal que exige el FMI, ya que afectaría a la recaudación tributaria. Son las contradicciones propias del acuerdo con el Fondo, que cuenta con el apoyo de la clase capitalista pero ningún sector de la misma quiere pagar los costos. Lo anterior explica que el nuevo pacto fiscal aprobado en el Congreso (con los votos del oficialismo y la oposición patronal) haya desandado la rebaja de los impuestos provinciales (como Ingresos Brutos) dispuesto por Macri.

La UIA sabe que los gastos tributarios (lo que deja de recaudar el Estado por las eximiciones impositivas) están bajo la lupa del FMI. De hecho, el organismo le encomendó a Massa que el Presupuesto 2023 incluyera un apartado cuantificándolo. Por lo tanto, el empresariado quiere asegurarse que queden intactas -incluso aumenten- las exenciones que van dirigidas a ellos, con lo que el recorte fondomonetarista solo tendría como vía el reforzamiento de los gravámenes al consumo e incluso sobre los salarios.

Es decir, los capitalistas pretenden aliviar su carga tributaria acentuando la de los trabajadores. Esto, cuando el sistema impositivo actual ya es absolutamente regresivo, dado que se sostiene mayormente con impuestos al consumo como el IVA. Sin ir más lejos, en febrero, mientras la recaudación total mostró un crecimiento del 82,3% interanual (por debajo de la inflación del período), lo ingresado por medio del IVA impositivo varió 138%.

A su vez, no olvidemos que impuestos que pagan los empresarios, como Ingresos Brutos, luego son trasladados al precio final del producto que compramos los consumidores. Al mismo tiempo, son los capitalistas los únicos que tienen posibilidad de burlar al fisco utilizando diversos mecanismos de evasión, puesto que detentan el control de los resortes económicos del país, algo que ningún gobierno se propuso modificar. Estos hechos demuestran la necesidad de abrir los libros de las empresas al control obrero, para investigar qué hicieron con las exenciones impositivas y subvenciones a costa de fondos públicos, así como determinar los casos en que han falseado los números para evadir al fisco.

Es necesario romper el acuerdo con el FMI, que contempla ajuste e impuestazos sobre la población trabajadora, y repudiar la deuda externa usuraria que consume los recursos nacionales, y es a donde el gobierno dirige los fondos públicos. Esto permitiría terminar con la presión fiscal que pesa sobre los trabajadores, eliminando impuestos al consumo como el IVA, la cuarta categoría de Ganancias que recae sobre los salarios y el gravamen a la vivienda única. Se trata de revertir el esquema regresivo de financiamiento del Estado, aplicando en cambio un impuesto permanente y progresivo a las grandes rentas y fortunas, reponiendo de aportes patronales a la Seguridad Social, gravando la vivienda ociosa y la gran propiedad terrateniente, entre otras medidas para que la crisis no la paguemos quienes vivimos de nuestro trabajo.