Políticas
28/10/2025
Las elecciones como una gran negocio financiero de los especuladores de Wall Street
El triunfo de Milei dejó enormes ganancias a los que apostaron a la timba, pero no despeja la inviabilidad del esquema económico.

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Rob Citrone visitó a Milei en abril 2025.
El rescate de Washington no solo hizo posible el triunfo electoral de Milei, sino que además habilita jugosos negocios financieros para un puñado de especuladores, a costa del país. El rebote de los bonos y acciones argentinas representa enormes ganancias para aquellos que compraron cuando había caído su cotización, mientras que la baja del dólar estimula el regreso del carry-trade.
Tras la victoria de La Libertad Avanza en las elecciones de octubre, los bonos argentinos en dólares tuvieron un repunte de alrededor del 20%. También treparon las acciones de empresas locales que cotizan en Nueva York, sobre todo las de los bancos y energéticas que subieron hasta un 50%. Uno de los grandes ganadores de este cambio de tendencia fue Rob Citrone, amigo de Scott Bessent y dueño del fondo de inversión Discovery Capital, quien, gracias a sus vínculos con el secretario del Tesoro norteamericano, pudo acceder a información privilegiada y hacerse de instrumentos argentinos en el mes de septiembre, cuando estaban en plena caída debido a la corrida cambiaria que atravesaba el país.
Según la información periodística disponible, operando con los bonos argentinos durante 2024 y 2025, Citrone llegó a ganar 2 millones de dólares diarios. El mecanismo nunca varió: compraba a precio de remate y vendía en momentos de alza. Sus pronósticos eran poco falibles debido al nexo político con Bessent, con quien viajó a la Argentina a visitar a Javier Milei en abril de 2025. Recordemos que la relación entre Citrone y Bessent se remonta a cuando trabajaron juntos para el fondo Soros, protagonizando corridas contra la libra esterlina en 1992 y contra con yen japonés en 2013.
Como vemos, el salvataje de Estados Unidos a Milei también buscó favorecer esta rapiña buitre por parte de los fondos internacionales. Estos, luego de adquirir deuda argentina a precios irrisorios, buscarán cobrarla a su valor nominal, lo cual implica un vaciamiento constante de las reservas del país, acentuando la bancarrota nacional que pagamos los trabajadores.
Por otra parte, llama la atención que, al día siguiente de los comicios, el dólar haya bajado de $1.515 a $1.370, para luego cerrar la jornada en $1.460. Según trascendidos, la divisa norteamericana volvió a recalentarse porque el Tesoro de Estados Unidos -a través de los bancos JP Morgan, Citi y Santander- habría salido a recomprar los dólares que vendió en el mercado local las semanas anteriores para permitirle a Milei llegar a las elecciones sin una disparada del tipo de cambio. Con esta nueva operación, Bessent hizo negocio, ya que vendió dólares cuando su cotización estaba alta, logró bajarla con su intervención, y recompró cuando la misma estuvo cerca del piso de la banda. Un "rulo" orquestado por el imperialismo en desmedro de las finanzas nacionales. Esta jugada ilustra hasta qué punto la Casa Blanca detenta el control de la política cambiaria de Argentina.
A su vez, que el dólar haya quedado por debajo del techo de la banda y las tasas continúen elevadas incentiva el armado de una nueva bicicleta financiera. La misma acrecentaría la bola de nieve de la deuda en pesos, abultando los vencimientos y preparando las condiciones para que se produzca una corrida de mayor tenor. Los únicos beneficiados serían los capitalistas que ingresen en el carry-trade, con el que obtendrían importantes rendimientos.
Se trata, como sabemos, de un esquema insostenible que, tarde o temprano, termina en devaluación. Mientras tanto, las consecuencias recesivas del atraso cambiario y las tasas positivas las seguimos pagando los trabajadores, con despidos y encarecimiento del crédito para consumir. Ahora bien, si prospera la salida devaluatoria que reclama una parte de la burguesía y sus partidos (como el peronismo), quienes vivimos de nuestro trabajo también saldremos perdiendo, ya que un eventual salto cambiario terminaría de hundir los salarios.
Con la ayuda del imperialismo yanqui a Milei, el país se vuelve cada vez más un botín del capital financiero internacional. Solo la izquierda defiende un rumbo opuesto a esta entrega, ya que es la única alternativa que plantea la ruptura con el FMI, el repudio de la deuda usuraria y la creación de una banca única bajo control obrero para detener la fuga de capitales. Nos valdremos de las posiciones conquistadas en las urnas y en la lucha de clases para ganar a los trabajadores a este programa de salida.




