Políticas

11/7/2024

Los acaparadores del fútbol contra el “fútbol libre”

Un puñado de empresarios obtuvo el bloqueo judicial de algunos sitios deportivos de transmisión gratuita.

Transmisión fútbol.

La Justicia argentina, bajo el impulso de los grupos capitalistas que dominan la comercialización de contenidos deportivos, ordenó bloquear más de 50 sitios de internet (dominios de Futbol Libre y Megadeportes) por los que hasta ahora se transmitían gratuitamente varios eventos futbolísticos a los cuales parte significativa de la población no puede acceder por otros medios. Además del arresto de un supuesto administrador de uno de estos sitios.

La medida judicial fue el resultado de una denuncia y acción penal de la Alianza Contra la Piratería Audiovisual (Alianza), que nuclea a varios de los grupos capitalistas de América Latina que se benefician con la explotación privada de la transmisión de contenidos deportivos, entre ellos DirecTV Latinoamérica, Warner Bros, Discovery, The Walt Disney Company, Grupo Globo, Ole Distribution, y ligas profesionales como la Liga Profesional de Fútbol Argentina.

El momento escogido tampoco es casual ya que el operativo judicial se realizó momentos antes del partido de Copa América entre Colombia y Uruguay, dejando a varios usuarios sin acceso al evento y planteando la amenaza latente de no ver la final (Argentina vs Colombia) de no contar con suscripción a algún servicio. Esto en el marco de un evento que se realiza en los Estados Unidos, que no ha podido garantizar ni las condiciones de los campos de juego, con el solo propósito hacer negocios un negocio con las transmisiones.

Los sitios como los ahora bloqueados por la Justicia se han convertido en el receptáculo de millones de espectadores que de ninguna manera pueden acceder al complejo esquema de comercialización y transmisión “diversificada” de los eventos deportivos, en un mercado donde cada día ganan más lugar los gigantes del streaming.

Un ejemplo de esto es lo ocurrido con la trasmisión de la Copa América, donde la mayoría de los partidos no fueron ofrecidos por los “tradicionales” servicios de televisión por cable, sino que los derechos fueron adquiridos por la empresa DirecTV y trasmitidos exclusivamente por la señal de DSPORT y DGO.

Mientras que, paradójicamente, los cablevidentes latinoamericanos pudieron acceder a la mayoría de los partidos de la Eurocopa 2024, trasmitidos por ESPN, aunque no así a algunos de los encuentros de la fase de llaves que se trasmitieron exclusivamente por la plataforma de Disney+, que recientemente acaba de fusionarse con Star+, facilitando su “relanzamiento”.

En otro orden de locura se encuentra lo que ocurre con la Copa Sudamericana que actualmente se trasmite alternadamente entre DirecTV y Disney+, mientras que la Libertadores sí se hace por ESPN, e incluso algunos partidos por la señal de Telefé.

O lo que ocurre con la Copa Argentina, que pareciera estar diseñada para beneficio de los programas deportivos de señal por cable, debido a que la disposición de los estadios (neutros) donde se realiza cada partido responde al único propósito de que los socios e hinchas lo vean por TV, dando lugar a que dos equipos del Amba puedan disputar un partido en… San Juan.

Obviamente, poco y nada se trasmite por señales de aire y/o gratuitas de acceso al conjunto de la población, como piso básico de acceso a dichos contenidos, independientemente de contenidos y servicios accesorios.

Así las cosas, para poder acceder a la mayoría de los partidos (y solo estamos hablando del fútbol), uno debería contar con algún servicio de televisión por cable y al menos dos plataformas pagas de streaming. Si se quiere sumar a Leo Messi jugando en la MLS habría que adicionar una tercera plataforma (Apple TV), y trabajar solo para ver fútbol.

Las grandes compañías detrás del cierre de estos sitios de trasmisión gratuitas buscan, justamente, captar clientes gracias a la exclusividad de sus trasmisiones. El objetivo no es brindar un servicio especial con la creación de nuevos contenidos sino apropiarse del patrimonio cultural y deportivo para usufructuar a partir del mismo.

En esta línea, en España las empresas y LaLiga han avanzado, con el aval de un juzgado de Barcelona, en sanciones no ya a las trasmisoras de internet sino a los usuarios de las mismas, requiriendo a las operadoras de telecomunicaciones  (Movistar, Vodafone y Orange) que faciliten datos sensibles (IP, nombre, apellidos y documentos de identidad) de los usuarios de estos sitios.

Esta avanzada judicializadora busca consolidar un negocio que se proyecta mundialmente sobre el fútbol nacional y la mayoría de los deportes, algo que no han podido lograr definitivamente con las “campañas de miedo” respecto a las amenazas de la seguridad informática con el uso de estos sitios “alternativos”: algo real a lo que se exponen millones de usuarios por no contar con los recursos suficientes para para seguirle el ritmo a los negocios  del rubro.

Las empresas transmisoras igual continúan embolsandose millones de dólares en concepto de publicidad, la que en muchos casos es retransmitida por los mismos sitios que persiguen judicialmente.

Los negocios en los deportes (trasmisión, comercialización, publicidad, apuestas, inversiones privadas, etc.) están destruyendo la naturaleza misma de estos como un entretenimiento que interesa a millones de aficionados en todo el mundo, y que en muchos lugares representa aspectos destacados de la cultura, costumbres e idiosincrasia de la población.

El acceso a la visualización de los deportes de alto rendimiento debería estar garantizado para el conjunto de la población y no atomizado y regenteado por un puñado de grupos capitalistas. Para que el fútbol sea realmente libre habrá que transitar aún un camino de organización independiente de los trabajadores en defensa de los clubes y el deporte y por una sociedad sobre nuevas bases.

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