Políticas

17/6/2021

Los alimentos siguen tensionando la inflación

Las recientes cifras del Indec anuncian un nuevo golpe al bolsillo popular con un aumento del 3,1% en los precios de los alimentos.

El miércoles 16 de junio se publicaron las cifras del Indec sobre la inflación pertinente a mayo. Las mismas arrojan que el total fue de un 3,3%, acumulando así en lo que va del año un 21,5%. Un 75% de la “meta oficial” de inflación anual estipulada en el Presupuesto 2021, cuando promediamos recién la mitad del año. Se desnuda así la farsa de proyectar un 29% para licuar los salarios buscando fijar techos paritarios lindantes. Pero el punto más fuerte es que el corazón del descontrol inflacionario siguen siendo los precios de los alimentos

Los números son contundentes si se hace un análisis pormenorizado. El aumento más significativo es el de un producto tan elemental como el arroz, que trepa un 13,1%. La carne picada le sigue con un 9,3%, mientras que la paleta escaló cerca de un 7%, al igual que hizo otro producto de primera necesidad como la harina. Similares subas sufrió el propio el dulce de leche o el queso sardo. La lista sigue con otros aumentos de entre el 5 y el 6% de elementos muy sensibles para la canasta básica como la nalga, el cuadril, el asado, el pan flauta, el aceite, el queso cremoso y el pategrás o la yerba mate.

En resumen, la inflación sobre el conjunto de la canasta alimentaria se sigue profundizando, agravando la crisis social y empujando a nuevos sectores de la clase obrera a la pobreza, y dejando jubilaciones y salario mínimo cada vez más abajo de la línea de indigencia.

El ministro de Economía, Martín Guzmán, se reunió con distintos empresarios y representantes de cámaras patronales el mismo miércoles y celebró una presunta tendencia al descendente de la inflación. Pero la impotencia del gobierno es patente, como muestra que no logró reducir los precios de la carne en el mercado interno por la vía del cepo a las exportaciones.

De esta manera, los alimentos aumentaron respecto a mayo del año pasado un 52,4%. La carne y sus derivados aumentaron un 72,9%, las frutas, a pesar de este descenso estacional, aumentaron en el plazo anual un 67%, los aceites, las grasas y las mantecas 63%, el pan y los cereales 38,4%, la leche y los lácteos 38,1%, las verduras y los tubérculos un 34,9% y los chocolates, azúcares y golosinas un 29%.

Un estudio reciente del economista Nicolás Torre de la Fundación Mediterránea plantea incluso que, medido en el precio del pollo, los salarios perdieron en un año un 14% de su poder adquisitivo. El pollo, que se ha ido convirtiendo en una alternativa para las familias trabajadoras a la costosa carne vacuna, también deja rezagados los ingresos de las familias. El cálculo se apoya en estimar que el salario de un trabajador registrado en el sector privado podía comprar en el primer trimestre de 2020 unos 519 kilos de carne avícola, mientras que en el primer trimestre de 2021 solo le permitió adquirir 445kg.

Esta escalada inflacionaria viene a reforzar las explicaciones sobre las otras cifras del Indec, que ubican la pobreza por encima del 42% y la indigencia por encima del 10,5%. Claro que esto tampoco es estático, y los aumentos de mayo llevarán a nuevas capas de trabajadores a ubicarse debajo de ellas.

Estos números colocan la importancia de una reapertura urgente de las paritarias, que fijen aumentos no menores al 50% que rondará la inflación anual, a lo que hay que sumar incluso subas mayores para efectivizar una recomposición salarial de lo perdido en años anteriores. El único camino para revertir esta situación es la indexación automática de salarios y jubilaciones al aumento de la canasta básica.

Se hace imperioso abrir paso a un plan económico dirigido por los trabajadores, signado por la nacionalización del comercio exterior bajo control obrero, ya que actúa como un factor de presión con los precios internacionales sobre el mercado interno, la apertura de los libros contables de los “formadores de precios” al control obrero y popular y la ruptura con el FMI y el no pago de la deuda externa.